Corazones nobles e ideas firmes les dejó el paso de células cancerígenas en su organismo. Iniciaron con tratamientos de quimioterapia y radioterapia cuando eran muy pequeños y ahora lo recuerdan como una etapa difícil pero llena de aprendizaje. La vida les dio una nueva oportunidad y con ella, la posibilidad de viajar a Disney, el sueño de todo niño.
Todo inició hace un año, cuando un grupo de nueve adolescentes logró hacer el primer viaje, de la mano de Yajaira Molina, integrante de la directiva de la Asociación Andina de Ayuda al Niño con Cáncer –Anican- y del proyecto “Un sueño hecho realidad”, que nace de la Fundación Internacional de Amigos de Niños con Cáncer en Miami.
“Cuando estuve con mi hijo en Caracas, en el Hospital J M de Los Ríos, conocí toda esta gente, nos vinimos y quedamos como familia unida. La que fue maestra de mi niño, se fue a vivir a Estados Unidos, se encontró con esa fundación, les habló de nosotros en el 2015 y me pareció maravilloso. Este año por la situación país bajaron la posibilidad de vuelos, y fueron cuatro de aquí, de Venezuela unos 22”, expresó.
Cada coordinador preselecciona a los menores bajo el criterio de que sean de escasos recursos, que hayan padecido cáncer, tener entre 10 y 14 años de edad y que hace tres años hayan culminado su tratamiento, para posteriormente desde Miami hacer la selección final.
Los adolescentes no viajan con sus padres; sino con coordinadores, encargados de casa abrigo y chaperones, y pasan 10 días conociendo cinco parques y disfrutando de la magia de Disney. “Ellos regresan muy bien equipados, vienen hasta con mercado, ellos van a disfrutar un paraíso completo”, agregó Molina.
El viaje.- Ángelo Apolinar (15), Edwin Ruiz (15), Dariana Vargas (13) y Karla Navarro (12) fueron los viajeros de este 2017, quienes le expresaron al “Semanario Los Andes” su satisfacción por la experiencia vivida.
Edwin Ruiz recuerda su viaje con alegría, nunca pensó que iría a Disney, ni siquiera lo soñó, lo veía como un imposible. Superó un cáncer en la sangre hace unos cinco años. “Fue una experiencia maravillosa porque la enfermedad fue un proceso lento y difícil; pero vale la pena luchar. A quienes viven lo mismo, los invito a tener fe y esperanza para poder superar la enfermedad”.
Para Dariana Vergas, (13) el viaje fue increíble, pues desde pequeña soñó con conocer lo que veía en televisión. Padeció un tumor de Wilms en el riñón derecho, el cual fue extraído, y aunque recuerda muy poco de la enfermedad porque se la descubrieron a los 3 años, en su mente quedó la quimioterapia y haber visto a su abuelo abrazado a un muñeco cuando ella despertó de una operación.
“Se cumplió mi sueño, les digo a los demás niños que tengan fe en Dios, que van a salir de esto, que es una experiencia muy fuerte; pero deja muchas enseñanzas, y eso a uno lo hace más fuerte, que no se rindan”.
Como una vivencia maravillosa que nunca olvidará, describe Ángelo Apolinar (15) la visita a Disney. Padeció leucemia desde los 8 años de edad y lo recuerda como un proceso muy fuerte, que cualquier persona puede superar siempre y cuando se lo proponga. “Dios pone unos obstáculos muy fuertes a ver si te caes y no te levantas; pero uno tiene que levantarse con fe, esperanza, alegría, no decir ¿por qué me pusiste eso a mí?, sino “gracias por ponérmelo”. El cáncer se puede superar”, agregó.
FUE UN INCENTIVO.- Rubén Darío Vargas es el padre de Dariana Vargas (13), quien tiene cinco años de haber superado el cáncer. Se siente orgulloso de que su hija fuera seleccionada y que Anican a través de otras fundaciones, lograra que se le cumpliera el “incentivo” que ella tuvo en medio de su tratamiento, viajar a Disney World.
“Me siento orgulloso que haya podido cumplir un sueño que teníamos durante su tratamiento, incluso era un incentivo para ella para que comiera, era el premio final, lo que jamás imaginábamos era que nos encontráramos con esta fundación de ángeles en la tierra que nos lo cumpliera”.
Vargas recuerda que cuando Dariana tenía 3 años y medio, la mamá la estaba bañando y sintió una protuberancia en el abdomen, le hicieron un eco y fue detectado el tumor, a los dos días la intervinieron y el lunes siguiente inició quimioterapia. “Fueron días fuertes, estuvimos a punto de perderla en varios momentos”, recuerda.
Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada; invita a quienes están iniciando o están en medio del proceso de tratamiento de un hijo con cáncer, que como buenos cristianos se aferren a la fe, la esperanza y la caridad. “La fe de que ellos están sanos, hay niños que pueden salir adelante; la esperanza de que serán muchachos de bien, y la caridad porque todos nosotros tenemos que contribuir a que se materialicen los sueños como el viaje a Disney”.