Durante el proceso de formación, los perros nunca tienen contacto con la droga, ya que eso resulta perjudicial. En su lugar son entrenados para que se familiaricen con un objeto determinado, que pasa a ser su juguete preferido, el cual deben buscar, siguiendo un protocolo estricto para diferenciar olores a través del sentido del olfato.
Adiestrar un perro para la detección de drogas es un trabajo que requiere paciencia y mucha dedicación por parte de personal altamente calificado y el proceso prolonga por espacio de casi un año, para contar al final, con un recurso infalible, en la lucha contra el tráfico de sustancias estupefacientes y psicotrópicas.
Pocas personas saben que en el estado Táchira funciona una de las más importantes “academias para perros” de Venezuela. Tiene la delicada misión de formar caninos para la lucha anti drogas en estados andinos y el occidente del país. Funciona en un local anexo al Destacamento No. 212 de la Guardia Nacional Bolivariana, de San Antonio del Táchira. Se trata de la Unidad Regional de Inteligencia Antidrogas No. 21 y lleva por nombre Centro de Entrenamiento Canino Núcleo Occidente.
Estricta selección
En conversación con adiestradores del centro nos enteramos que todo se inicia con una rigurosa selección del can a ser entrenado, que debe cumplir con una serie de condiciones indispensables, ya que al no hacerlo, pudieran quedar desechados. Entre estos se encuentra el instinto, una característica propia de los perros de caza y que se evalúa con la recuperación de la presa. La capacidad de búsqueda, el instinto investigativo y sobre todo, que no pierda el interés en lo que está haciendo.
En cuanto a lo físico no se es muy exigente, ya que se trabaja con razas específicas, entre las cuales se encuentran los Golden Retriver y Labrador porque son las más dóciles y activos, sin desechar otras razas entre las cuales también está el pastor Alemán.
Se ha comprobado mediante estudios que algunas razas mestizas que no sirven para el adiestramiento, en tanto que otras, permiten resultados óptimos en el entrenamiento.
Existe además un cuidado especial con el control veterinario y los suministros de medicinas, para contar siempre con un perro sano, acoto uno de los entrenadores. Si se comprueba que el animal es agresivo, inmediatamente queda desechado, explicó.
Proceso de enseñanza
Se explicó más adelante, que el proceso varía de acuerdo a las circunstancias y el tipo de entrenamiento. Se debe tener muy en cuenta las circunstancias y las necesidades, el perfil del perro que se requiere formar. Los perros antidrogas, son adiestrados puntualmente para la búsqueda de estupefacientes y puede ser entrenado en seis meses o menos, en tanto que el perro para explosivos, amerita casi un año de formación y un perro para ataque y defensa, entre siete y ocho meses de entrenamiento.
En el centro de Entrenamiento Canino de la GNB en San Antonio del Táchira, donde se forman los canes para el occidente del país, se hace el adiestramiento en materia de droga, en tanto que el centro canino de Barquisimeto, estado Lara, se especializa en ataque y defensa.
También se abordó el tema de perros especialistas en otras áreas, también de gran importancia, entre las cuales están los perros de rescate, perros rastreadores, para la búsqueda de personas, así como los “perros bomberos”, entre otros, pero su preparación es de otro tipo y corresponde a centros de otros organismos, que los forman, conforme sus necesidades.
Lejos de la droga
El perro se forma para que señale los sitios donde está escondida la droga. Eso se consigue gracias a su olfato súper desarrollado y el saber diferenciar los olores y saber concretamente que busca.
El entrenamiento se hace en base a juegos, se le crea un espacio divertido y agradable, se le asigna un objeto, por lo general un juguete, con el cual se le familiariza, buscando que se habitué.
Se le entrega para que juegue, hasta que llega el momento en que las cosas se hacen de otra manera. Se introducen algunos cambios, ya el juguete no se le entrega, sino que debe buscarlo y es en ese momento que su olfato cuenta.
Existe una serie de elementos que a partir de ese momento se conjugan para que el perro aprenda que debe buscar. Al juguete se le agregan olores artificiales característicos, tales como el de cocaína, marihuana y otras drogas, a fin de que el can los identifique y los busque porque son lo de su juguete preferido.
Nunca se le suministra drogas, esto es totalmente falso. Es un mito que se ha creado en torno a los perros. Es la pregunta más frecuente de las personas y eso es totalmente falso.
Aclaro el entrenador que si el perro durante el proceso de adiestramiento tiene contacto con la sustancia, puede acarrear graves consecuencias inclusive, le puede ocasionar la muerte.
Existen técnicas para enseñarle a realizar su trabajo pues en realidad para él, se trata de un juego. Está jugando, trata de ubicar su juguete preferido utilizando el sentido del olfato, siguiendo los olores, diferenciando los olores, no está buscando narcóticos, está tratando de encontrar su juguete, porque sabe que al encontrarlo recibirá su recompensa, se explicó más adelante.
Nexo con el guía
Este punto fue considerado en la parte final y se comentó que el perro cuando llega al centro de adiestramiento lo hace acompañado de su guía. Durante el entrenamiento existe un proceso de familiarización, para afianzar el nexo, que se prolonga por espacio de una semana o quince días y es de esta manera que se logra la integración can – guía. En este caso, será el guardia nacional que mantendrá su control durante el tiempo que dure la operatividad.
El animal se convierte en su mascota y compañero, pues ha sido formado para que obedezca sus órdenes. El perro obedece y se familiariza con un solo guía, por lo que no es recomendable que otra persona asuma ese rol, aun cuando esto se puede hacer en un momento dado, si resulta necesario.
En algunos casos suele ocurrir que el can, cuando ha cumplido con su periodo de vida útil, y pasa a retiro, si no se le da otro destino en el área de servicio, sea entregado a su guía, con quien compartirá el resto de su vida, como una mascota, ya que esta es la única persona en quien confía, conoce y obedece.
Texto publicado en Los Andes Semanario del Táchira edición 107