#EspecialDLA En el Instituto Psiquiátrico de Peribeca “tiran la toalla”

Cerrarán sus puertas o lo que queda de ellas. El Instituto Psiquiátrico “Dr. Raúl Castillo” de Peribeca, no tiene ya cómo mantenerse en pie. Robos constantes y nulos ingresos, los llevan a tomar la decisión de trasladar a 70 pacientes al estado Zulia

Las sombras vencieron a las luces, y lo que parecía la crónica de una muerte anunciada se hizo realidad. El Instituto de Rehabilitación Psiquiátrico “Dr Raúl Castillo” ubicado en Peribeca, municipio Capacho Nuevo del estado Táchira, cerrará sus puertas, y con ellas la posibilidad de que permanezca en pie uno de los cuatro institutos psiquiátricos de este tipo, existentes en el país.

La ayuda del tachirense los ha mantenido funcionando, pero no en las condiciones adecuadas para un paciente psiquiátrico. Mariana Duque

Sus administradores y trabajadores no dieron más. Pidieron auxilio financiero, alertaron lo que ocurría, pero entre las discusiones de los políticos por quién tenía la razón, las necesidades de los pacientes, que en su mayoría fueron olvidados por sus familiares y dejados bajo la responsabilidad total del psiquiátrico, y la consecuente crisis país, se llegó al punto en que no pueden seguir adelante.

Cerrará sus puertas después de 45 años de funcionamiento, ante la falta de recursos con qué mantener a los 70 pacientes, de distintas edades, allí recluidos, y para cancelar los salarios a 28 trabajadores que aún se mantienen en el lugar, a pesar de los bajos salarios, la falta de transporte, y las precarias condiciones en las que laboran.

Sólo esperan la fecha y la hora para dejarlo todo. El hampa ha hecho estragos y con él la crisis económica que enfrenta Venezuela, de la cual no escapan los centros de salud del país.

Los pacientes psiquiátricos han sido olvidados por sus familiares y por el Estado, viven de la caridad del tachirense, de las empresas privadas y de lo que uno u otro político les lleva. Comida, medicamentos, artículos de limpieza personal, ropa, zapatos, camas, cerraduras, bombillos y candados forman parte de lo que requieren a simple vista, pero al estar dentro, las necesidades se hacen evidentes.

El patio central donde pasan la mayor parte del tiempo es amplio, alrededor hay varios galpones, uno que hacía las veces de sala de estar, ahora tiene sillas partidas y la estructura en donde había tres lavamanos. Al lado está el comedor, en vez de platos usan tazas improvisadas, y para rendir los alimentos les dan raciones pequeñas. 
Hacen cola, tal cual guardería, para ingresar a comer. A algunos tienen que repetirles varias veces “vamos a comer” para que hagan caso, otros son más obedientes. La hora de servir el almuerzo es puntual, es la prioridad para quienes los asisten. 
Altos y frondosos árboles demuestran lo que en algún momento fue aquel lugar, cuyas paredes tienen el registro del agua y el sol, ya no se les ve pintura. Galpones con avisos en los que se lee: “habitaciones hombres”, “habitaciones mujeres”, no tienen techos, al igual que baños a los que solo les quedó la cerámica de las paredes, duchas, lavamanos, sanitarios y techos fueron llevados por los amigos de lo ajeno como por arte de magia. 
Igual ocurre en el área de lavandería, donde tan solo quedaron los lavaderos y los estantes para guardar la ropa, la lavadora también desapareció por el hampa. Solo hay una persona para lavar, por lo que parte de la ropa debe ser quemada después de su uso, ya que no tienen jabón, ni cómo combatir la escabiósis. 
Trasladarlos ante alguna emergencia de salud es casi imposible, pues la ambulancia no tiene cauchos y presenta daños mecánicos, los administradores del centro de salud no cuentan con insumos para repararla.

AL EPLES.

La directiva del Instituto hizo los oficios para trasladar a los pacientes provenientes no sólo del estado Táchira, sino también de Barinas, Maturín, Barquisimeto y de Colombia, a un Establecimiento Psiquiátrico de Larga Estancia -Eples- ubicado en el estado Zulia. Están esperando la fecha del traslado para concretarlo. 
La encargada del lugar, Karla Jiménez, indicó que la situación es crítica por cuanto no cuentan con recursos suficientes para alimentar a los pacientes, darles los medicamentos que requieren, asearlos, ni lavarles la ropa. “Nosotros somos compañía anónima, le prestamos un servicio al Ministerio del Poder Popular para la Salud por la asistencia del paciente, y el Ministerio debería enviar dinero para cancelar nómina, alimentos y medicamentos, pero no se está cumpliendo”, expresó. 
Relató Jiménez que hace mes y medio les robaron los techos de los galpones donde funcionaban dormitorios, terapia ocupacional, lavandería y baños, se llevaron mangueras, lavamanos y puertas, por lo que son pocas las áreas operativas. 
Destacó que aunque deben dar carreras para conseguir los alimentos, no han dejado de darles las tres comidas, pero con cantidades pequeñas. Aclaró, que la comunidad los ayuda para alimentarlos con donaciones en insumos, pues ellos no reciben dinero.

El Instituto de Rehabilitación Psiquiátrico “Dr Raúl Castillo” ubicado en Peribeca tiene 45 años de funcionamiento y forma parte de los únicos cuatro que tiene el país.


“La situación es caótica”

Para el presidente del Concejo Municipal de Capacho Nuevo, José Gregorio Roa, la situación del Instituto Psiquiátrico “Dr. Raúl Castillo” es caótica, tanto así que hay pacientes en estado de desnutrición, porque no reciben la alimentación adecuada ante la escasez de insumos.

“Vemos a pacientes psiquiátricos en estado de desnutrición, hay personas que mueren por la necesidad de comida, y lamentablemente el gobierno no hace ningún tipo de gestiones por esta problemática. Es tan fuerte la situación que en la Alcaldía de Capacho Nuevo hemos pedido que se apruebe una partida para este instituto y no se ha podido lograr, porque una de las condiciones que exigió el Ministerio de Salud para que se pudieran bajar recursos es que esto fuera una Fundación privada, y si está constituida así, la municipalidad no puede dar donativo”.

Recordó que como concejales hicieron un llamado al ex gobernador, José Vielma Mora y ahora a la gobernadora Laidy Gómez, así como también a los ministerios para que busquen alguna solución, que permita que no se ejecute el cierre, y que el centro psiquiátrico se mantenga en condiciones adecuadas.

“La idea de mantenerlo es que se mejore, no que siga en la situación que está. Esto es algo privado que recibe una pequeña ayuda del Ministerio, que no alcanza ni para los desayunos”.

Hay 28 trabajadores que se quedarán sin trabajo y la situación del país no está para dejarlos sin nada. Se han llevado todo, la crisis es tan fuerte que el último robo amarraron a todo el personal, mi vecina estaba de guardia y se robaron techos, comida”, relató el concejal José Gregorio Roa.


 

Texto publicado en Los Andes semanario del Táchira edición 107

 

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