#EspecialDLA Aulas del Táchira se quedan sin alumnos ni maestros

La deserción de docentes de las aulas del Táchira y del país, estarían llevando a Venezuela a la desprofesionalización. No hay quien forme a los niños, a los adolescentes, ni a los universitarios. Las aulas se están quedando vacías, sin alumnos y sin maestros.

“No hay clases”, “busque al niño en dos horas”, “No llegó el docente”, “estamos buscando interino”, es lo que escuchan casi a diario los padres y representantes de estudiantes de prescolar, educación primaria y bachillerato en el estado Táchira. El mal pago al profesional de la docencia lo ha llevado a desertar para irse a otras naciones, o a trabajar en áreas que generen más ingresos.

Escuelas, liceos y colegios del Táchira registran un aumento en deserción docente en los primeros tres meses del 2018

Después de ser uno de los mejores del mundo, el sistema educativo en Venezuela registra su peor momento. A las escuelas derrumbadas, con pupitres, sillas y mesas acabadas, con útiles escolares muchas veces improvisados por las maestras, se suma que el formador del conocimiento no tiene cómo sobrevivir con un salario de 392.546 bolívares y 915 mil bolívares de tickets al mes.

Hay quienes ganan menos, porque trabajan por horas, y aunque les queda tiempo libre para cumplir con otras actividades, el gasto en pasaje, con un transporte público prácticamente inexistente, que los obliga a caminar largos trayectos para llegar a sus hogares, no les justifica trabajar.

El más afectado es el alumno, quien no tiene la oportunidad de recibir una educación gratuita y de calidad, establecida en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela –Crbv-. Artículo 102: “La educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria”…Artículo 103: “Toda persona tiene derecho a una educación integral de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones. La educación es obligatoria en todos sus niveles, desde el maternal hasta el nivel medio diversificado. La impartida en las instituciones del Estado es gratuita hasta el pregrado universitario. A tal fin, el Estado realizará una inversión prioritaria, de conformidad con las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas. El Estado creará y sostendrá instituciones y servicios suficientemente dotados para asegurar el acceso, permanencia y culminación en el sistema educativo”.

La máxima legislación venezolana también establece la actualización permanente y garantizar la estabilidad en el ejercicio de la carrera docente. Artículo 104: “… El Estado estimulará su actualización permanente y les garantizará la estabilidad en el ejercicio de la carrera docente, bien sea pública o privada, atendiendo a esta Constitución y a la ley, en un régimen de trabajo y nivel de vida acorde con su elevada misión”.

“HICE UN DIBUJITO”

A los representantes de los niños les preocupa el tipo de educación que reciben, pues ya no son formados en distintas materias, y muchas veces emplean el tiempo libre en cualquier actividad.

“-¿Hija qué hiciste hoy en la escuela?, -un dibujito mami, -¿Cómo que un dibujito?, ¿en toda la mañana un dibujito?, -si mami, pregúntale a la maestra”, la conversación la relató al “Semanario de Los Andes”, Luz Sánchez, quien es representante de una escuela bolivariana ubicada en La Concordia.  Ese día, Luz decidió que sacaría a su niña de la escuela y la inscribirá en un Colegio privado, pues los conocimientos que su hija ha adquirido, ha sido en las tareas dirigidas.

Al drama de la deserción de docentes y de las limitaciones en la enseñanza, se suma el hecho de que los niños no van a las escuelas por hambre, o porque salen del país con sus padres. Martha –seudónimo- es periodista, contó que para su hija el anuncio de que su mejor amiga se iría la marcó de una manera especial.

Martha lo relató así: “Valeria, de 8 años de edad, con voz quebrada me dice: “Mamá la familia de Camila se rindió, me quedé mirándola en silencio y me dijo: se van del país”.

80% DE DESERCIÓN

La deserción escolar en educación primaria, media y diversificada del estado Táchira, rodea el 80%, de acuerdo a cifras del Colegio de Profesores de Venezuela –CPV-. Su presidente y director General de la Fundación Redes, Javier Tarazona, indicó que en el país la media de deserción es del 75%.

“En el mes de octubre del año 2017, presentamos un primer informe de deserción escolar que refería al 75% en la educación media, eso quiere decir que de cada 10 niños que ingresaban a la escuela primaria, tan sólo dos están terminando el quinto año de bachillerato”, relató.

Para febrero de 2018, Tarazona presentó otro informe sobre el papel del docente en las escuelas, liceos y universidades de Venezuela, encontrando que el 45% ha abandonado las aulas; mientras que en la educación privada el abandono de los profesionales es del 60%.

Los docentes no están presentando sus cartas de renuncia ante el Ministerio de Educación, ni a direcciones de educación estadales y municipales, abandonan las aulas para ejercer en otro país, con mejor remuneración, o para hacer cualquier otro oficio que le permita una vida de calidad.

“Las causas que han llevado al abandono por parte de los docentes es la crisis económica, de acceso a alimentos, al sistema de salud, con una estructura educativa colapsada, totalmente deteriorada, y eso hace que la motivación del docente sea inexistente. Las razones sobran para que el educador abandone las aulas, y las condiciones que ofrecen en otros países se convierte en una diáspora permanente”, agrega Javier Tarazona.

En el sector universitario la situación no sería distinta, las casas de estudio han paralizado el otorgamiento de año sabático, al igual que el Ministerio de Educación y direcciones, porque la lista de docentes que solicitan los permisos no remunerados es de cientos de personas.

Le preocupa a Tarazona que la deserción escolar en nivel alumno y docente siga creciendo, pues ocurrirá una “gran desprofesionalización en el país”. Para él, la educación venezolana está en terapia intensiva y con pronóstico reservado.

EN SAN CRISTÓBAL

Al menos 30 docentes se han ido durante los primeros meses del año 2018 de las escuelas municipales, algunos piden año sabático, unos renuncian y otros se van sin hacerlo.

La directora de educación, Rosmary Escalona, indicó que en el mes de enero se fueron 8 docentes contratados sin renunciar, y otros 5 pasaron renuncia, mientras que fijos renunciaron dos finalizando el año 2017. “A partir del mes de febrero ha aumentado la solicitud de año sabático de docentes fijos, lo cual ocasiona inconvenientes pues no es fácil conseguir suplente para esos grados, por un sueldo un poco bajo. Ellos hacen la solicitud al ciudadano Alcalde y mientras no esté aprobada, no pueden abandonar el aula”, explicó.

Cuando los educadores abandonan el cargo, les hacen un acta con fecha de abandono para sustentarlo. “Los que llevan la peor parte son los niños, porque a mitad de año escolar tienen una maestra recién llegada que a veces dura un mes y abandona el cargo, y llega otra suplente, que de paso no se consiguen”, añadió.

Para Escalona todo se resume a dinero, pues los salarios son insuficientes, a lo que le añade el problema del transporte público, y la consecuente pérdida de la calidad de vida. “Esto hace perder la vocación de servicio, la responsabilidad, y muchas cosas que van en perjuicio del niño. Hay algunos docentes que en su turno libre trabajan en otras cosas, hasta en autolavados para poder subsistir”.

La Dirección de Educación Municipal cuenta con 170 docentes fijos y 47 contratados, y entre 10 a 12 fijos ya pasaron su solicitud de año sabático. Son en total 8 escuelas municipales, para una matrícula de 1500 niños, que anteriormente era de 2200.

Así se encuentran las instituciones educativas:

 


 “Renuncié y me fui a Quito por tierra”

Crismar García tenía 7 años de ejercicio docente, cuando decidió irse de Venezuela. Vive en la localidad de Tumbaco – Quito- Ecuador, donde labora en una empresa de venta de accesorios de motociclismo y organización de competencias de Motocross y Hare Scramble. Durante sus horas extras enseña inglés.

Salió de Venezuela el  17 de diciembre del año 2017. Viajó sola por tierra desde Cúcuta- Departamento Norte de Santander – Colombia, hasta Ecuador, la animaba la motivación de sus padres, y la idea de vivir en un país libre. Tiene 29 años de edad.

Ejercía la docencia en el municipio Cárdenas, sector el Junco, en la Unidad Educativa Nacional Simón Candiales, institución que le abrió las puertas en mayo de 2015. Su objetivo era obtener el año sabático, que le correspondía de acuerdo al tiempo de servicio, pero le fue negado. “Me dijeron que no estaban otorgando años sabáticos.  Recuerdo que el Jefe de Recursos Humanos de la Zona Educativa fue déspota, este permiso era para realizar pasantías profesionales con una fundación que me había aceptado en Ecuador”, relató vía telefónica a Los Andes.

En su escuela atendía aproximadamente a 190 estudiantes. Aunque pensó en salir de Venezuela, era para conocer la cultura de otros países, pero no para emigrar. “Muchos de mis compañeros se han ido del país. No todos ejercían la docencia, porque ingresar al Ministerio era muy difícil, tuve que protestar por obtener mi contrato y pago en el 2010”.

Cree en una educación donde se respeten las ideas, dónde la ideología política no invada las aulas. Una educación que promueva el talento de los venezolanos, que contribuya al rescate del país. “Cumplí 29 años en enero, soy soltera, no tengo hijos, no pensaba en tener hijos en medio de una crisis como la que vivimos. Quisiera que mi futuro hijo o hija viva en un país libre, que sea feliz, que viva en una mejor Venezuela. No como la de antes, ni ahora, sino una mejor”.

En Venezuela, Crismar promovió protestas través de la organización “Con + Ciudadano + Venezolano” e “Iniciativa Ciudadana”, equipos encargados de promover el potencial de los ciudadanos por un mejor país. En Quito realizó su primera protesta en el parque Las Carolinas, con otro grupo de venezolanos.


“Me voy en dos meses a Chile”

Mariangel Pernía tiene 25 años de edad, era docente de aula en el Centro de Educación Inicial Monseñor Briceño, preescolar dependiente de la Alcaldía del municipio Cárdenas. Vive en Arjona, localidad de la misma municipalidad, donde ahora ejerce funciones como ama de casa, mientras viaja a Chile.

Está haciendo sus trámites para viajar en dos meses y llegar a la casa de su hermano, se va con su hija –de 22 meses de edad- y se quedan su esposo y mamá, mientras se estabiliza.

Tenía 4 años trabajando en la institución, con 13 niños a su cargo, de 3 y 4 años de edad, a veces le tocaba asumir los 13 alumnos de su compañera de aula, para 26 en total. “Empezamos a notar la ausencia de los niños en el aula por falta de comida, porque no tenían para desayuno o merienda, los dejaban dormir hasta el mediodía para no tener que darles desayuno, sino sólo almuerzo”.

Nunca pensó en irse de Venezuela, pero la situación económica la lleva a hacerlo. “Jamás pensé que tenía que huir o que irme con mi familia, nunca pensé dejar mi trabajo de la docencia, mis niños, nunca pensé dejar a mi mamá en Venezuela, ni alejarme de mi esposo”.

A su juicio la educación venezolana era la mejor, y asegura que hay docentes de calidad, pero muchos se han ido. “Los que se queden tendrán que luchar para que la educación venezolana cambie, sobre todo por los niños pequeñitos y los que están por nacer. Nada es imposible”, acotó.

 

Texto Publicado en Los Andes Semanario del Táchira edición Nº106 

 

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