El conflicto armado colombiano, la protestas populares en contra de Nicolás Maduro, el intento de paso de ayuda humanitaria por los puentes internacionales que comunican al Departamento Norte de Santander – Colombia con el estado Táchira -Venezuela, las olimpiadas Tokyo 2020, la caravana de migrantes venezolanos por suramérica y el asesinato de líderes comunitarios colombianos, han sido parte de las historias relatadas desde hace años a través del lente de Luis Robayo, reportero gráfico de la Agencia Francesa de Prensa (AFP).
El 7 de enero de 2022 sus gráficas le dieron la vuelta al mundo por la cobertura de un hecho inédito en Colombia y uno de los primeros en América Latina, la primera eutanasia practicada a un paciente con una enfermedad no terminal. La historia de Víctor Escobar (60), quien vivía en la ciudad de Cali, relatada por Luis Robayo llegó al corazón de muchos, que apoyan o disienten esta práctica mundial.
La solicitud de este colombiano generó inconvenientes judiciales, debates amplios, pues no se permitía en Colombia la eutanasia en estos casos, además de que existía objeción de médicos.
Fotografías de Escobar sentado en su cama, mirando por la ventana, conectado a una bombona de oxígeno de la cual se sostiene con su mano derecha; abrazando y besando a su esposa, y anunciándoles a sus familiares el día en que se practicaría la eutanasia, forman parte del relato visual que recorrió el mundo ese 7 de enero, pero que fue reseñado en octubre de 2021.
“Con don Víctor tuve la fortuna de que él además quería dar a conocer su historia, pues a raíz de las dificultades que él había tenido para poder practicarse la eutanasia, debido al sufrimiento que estaba teniendo en su cuerpo, él quería dar a conocer su historia. Logré entablar una muy buena relación con él, lo acompañé, estuve varios días con él e hice un trabajo bastante cercano con don Víctor”, relata Robayo vía telefónica al Diario de Los Andes.
El reportero gráfico acompañó a la familia durante cinco días del mes de octubre, conoció como vivían, conversó con ellos, y poco a poco fue entendiendo más el proceso. Cuidó las imágenes que se iban a mostrar a través de la AFP para que no fuera un relato amarillista. La idea era ser respetuoso con Víctor Escobar y su familia, pues se trataba del sufrimiento diario que padecía desde hace más de tres años, con dolores corporales que no soportaba, diabetes, entre otros padecimientos, y por lo cual había decidido solicitarle al gobierno colombiano el fin de su vida.
Recuerda que Víctor se notaba triste todo el tiempo, porque tenía mucho sufrimiento. “A veces se iba de la conversación, se elevaba, era muy complicada su situación. Tenía una serie de calambres, como unos tics, tenía muchísimo malestar, muchos inconvenientes de salud, entonces eso lo hacía sentir a él muy mal y lo mostraba con su tristeza constante. Él estaba muy decidido a hacerse la eutanasia para parar ese sufrimiento, tanto de él como el de su familia”.
Luis Robayo destaca que aunque la familia estaba triste por saber que él quería despedirse de este mundo, entendían la solicitud de este colombiano, cuyo deseo de morir no podía cumplirse porque había trabas legales. Pasó al menos dos años esperando una respuesta positiva.
Califica la cobertura de este tipo de historias de “complicada” por las emociones que genera ver a una persona que está sufriendo. “No es una cuestión tampoco fácil de llevar, y yo procuro ser muy respetuoso también en este tipo de situaciones”.
Al enterarse que se había realizado la eutanasia, Robayo se sintió aliviado porque Víctor logró cumplir el objetivo de descansar de su sufrimiento. Considera que esta era una historia importante para contar porque hay muchos pacientes que están clamando por la “muerte digna”.
“Él (Víctor Escobar) ganó judicialmente y seguí en contacto con ellos, seguí yendo a la casa de él, él vivía con su esposa, la hija de su esposa y una nieta, y seguí obviamente en contacto hasta el último momento. La fecha se supo 15 días antes del procedimiento. Ya después salí de vacaciones, se dio la fecha final y no pude seguir acompañándolos. Al final igual él pidió no publicar más cosas, no quería mostrarse más a los medios, porque también estaba la despedida con su familia, sus familiares querían también que eso fuera más un acto privado”.
Como ciudadano colombiano Luis Robayo apoya la eutanasia, porque manifiesta que así como vivir dignamente es un derecho, morir dignamente también lo es. “No estoy de acuerdo con una persona que esté sufriendo. Si estuviera yo en la posición de él, también hubiera optado por lo mismo, porque por un lado el sufrimiento de uno, y al mismo tiempo el de la familia”.
Migrantes venezolanos por Colombia
Colombia ha sido el país que ha recibido mayor cantidad de venezolanos migrantes desde el año 2014 hasta la actualidad. Estudiosos de la materia estiman que un aproximado de 2 millones de ciudadanos de este país se encuentran alojados en sus departamentos, además de que es el principal punto de salida y conexión con otras naciones.
Luis Robayo también ha registrado estas historias. Acompañó una caravana que partió desde la frontera con Ecuador. Fue un trayecto que recorrió Colombia y Ecuador hasta llegar a Perú. “Son historias siempre muy difíciles, además de que mi cercanía con Venezuela hace muy difícil todo. Son para mi muy cercanos esos migrantes, siempre son historias muy tristes las que se ven en ese caminar, y pues ante la necesidad, conociendo la situación del país, la necesidad de llegar a otro lugar, dejar todo, caminar con su familia, con niños, es muy triste, la verdad es muy fuerte realizar una cobertura de estas”.
Lo que más le impacta de esas caminatas es que los niños viven todo aquello como una aventura, porque los padres procuran que mantengan el entusiasmo, la risa, muy similar a la película “La vida es bella”. “Eso es fuerte porque tengo una hija y no me imagino tener que pasar por eso. La angustia de ellos por darles el alimento, por tenerlos bien, es lo que más me impacta. Para los niños es como una aventura, como un paseo, como un juego, pero en realidad se están jugando la vida en ese caminar por las carreteras, en subir a camiones, en andar y andar, en dormir en cualquier lugar. Para mí, eso es muy impactante”.
Recuerda que en Cali, durante el inicio de la pandemia por COVID-19, muchos venezolanos pedían regresar a su país ante la desesperación de que no había trabajo, ni formas de obtener ingresos, por lo que pedían ayuda para devolverse y vivir con sus familiares mientras mejoraba la situación.
“Seguir contando historias”
Para Luis Robayo no hay límites en la cobertura de un evento periodístico de interés nacional e internacional. Su mayor anhelo es seguir contando historias dentro y fuera de su país, buenas y no tan buenas, pero que sea necesario darlas a conocer.
Entre esas historias está la del conflicto armado colombiano. Su país sigue enfrentando muertes, masacres de líderes comunitarios e indígenas por parte de los grupos armados irregulares. “Después de la firma del acuerdo de paz se ha incrementado mucho el asesinato de estas personas. Se vive una situación complicada con eso del orden público en el país, y ahora que es época de elecciones puede que sea mucho más complejo”.
Le satisface que sus registros informativos se publiquen, lleguen a los lectores y se genere un impacto. “Hay historias muy tristes, otras muy alegres, muy bonitas, muy coloridas. Ver a los deportistas olímpicos luchar por una medalla y bajo una pandemia, o pasar a contar historias mágicas como la relación de los cóndores con los indígenas aquí en Los Andes, en las montañas de Colombia, o la situación misma del conflicto colombiano, o también otras como las de don Víctor, es satisfactorio”.
