San Petersburgo (Rusia), 19 jun (EFE).- Pase lo que pase hoy ante Polonia, España aún tendrá otra piedra en el camino a los octavos de final, Eslovaquia. El equipo centroeuropeo es un hueso duro de roer que juega sin delanteros de referencia y defiende con once hombres detrás del balón.
Eslovaquia juega como el equipo pequeño que es, pero sus transiciones de defensa a ataque son de manual. La primera parte ante Polonia demostró que no sólo manejan el arte del “catenaccio”, sino que saben hacer daño al rival, especialmente a las defensas adelantadas.
Por eso, en la primera jornada tumbaron a Lewandowski y compañía, que se equivocaron al intentar jugar contra el equipo centroeuropeo a campo abierto. Los suecos no cometieron el mismo error y se protegieron las espaldas desde el pitido inicial.
La muralla eslovaca no se puede derribar por la fuerza, ni a balón parado. La única receta es el talento y las combinaciones rápidas. El delantero de la Real Sociedad, Alexandr Isak, lo entendió y doblejó su resistencia en una segunda parte sublime.
PEQUEÑOS MILAGROS
Tras caer ante Suecia por la mínima y de penalti, el seleccionador eslovaco, Stefan Tarkovic, pidió un “pequeño milagro” ante España, a la que consideró muy superior a su equipo.
Pero la realidad es que, una vez en el campo, Eslovaquia no se siente inferior a nadie. Es un lobo con piel de cordero. Sabe leer muy bien las debilidades del contrario.
Su confianza se cimenta en un entramado defensivo casi impermeable. Su líder es el central del Inter, Milán Skriniar, un defensa de gran jerarquía en Italia. Es potente, duro y una amenaza constante a balón parado.
“Es uno de los mejores centrales del mundo”, comentó Marek Hamsik, la estrella eslovaca.
Al campeón de liga con el equipo milanista le acompaña Satka, un defensa muy prometedor que juega en la liga polaca y que se encargó de secar a Lewandowski en el primer partido. Lo suyo no es sacar el balón jugado, sino
El portero, Dubravka, que milita desde hace tres temporadas en el Newcastle, es un seguro de vida. Pero es que en las labores defensivas colaboran también centrocampistas como Kucka y los interiores.
HAMSIK, DE CHINA A LA EUROCOPA
Sólo Hamsik, Mak y Duda están más o menos liberados, aunque presionan como perros de presa la salida del balón del rival durante los 90 minutos.
Todo el juego de ataque gira en torno al exjugador del Nápoles, que a sus 33 años ya suma 128 internacionalidades. Ya no es el que era, pero sigue teniendo un gran desplazamiento y un buen disparo desde fuera del área con ambas piernas.
Parecía que China se había convertido en su retiro dorado, pero el ambidiestro decidió volver a Europa a tiempo para el torneo de naciones.
Los tres meses que jugó en el histórico Goteborg le sirvieron de pretemporada. Unas molestias en el gemelo le han impedido llegar al cien por cien a la Eurocopa, pero las estadísticas dicen que es el jugador que más corre de su equipo.
De hecho, muchas veces es el jugador más adelantado de su equipo.
“España es el favorito del grupo y uno de los aspirantes a la victoria en el torneo. Será un gran desafío”, comentó tras caer ante los suecos.
Con todo, aseguró que, pese a la derrota, su equipo aún tiene opciones de llegar a los cruces. “Aún está abierto”, señaló.
Mak es otro veterano del combinado eslovaco. Iba para estrella -estuvo en la cantera del Manchester City- y se ha quedado en un jugador de momentos.
No obstante, fabricó el primer gol de su equipo ante Polonia con una gran jugada desde la izquierda. El escenario le era familiar, ya que militó varias temporadas en el Zenit San Petersburgo.
La tercera opción en ataque es Duda, que juega como delantero sin serlo. En el Colonia ejerce funciones de centrocampista ofensivo, pero para Tarkovic es le mejor opción, ya que no confía en los delanteros de la plantilla.
Ignacio Ortega