Cecilia Cherbonnel, una francesa en México inició una labor con los niños venezolanos en ese país, y ya cuenta con 7 colegios que los reciben para estudiar con algún tipo de beca, pero su deseo es que la solidaridad se extienda por todo el mundo donde hay un venezolano necesitando de escuela, y pide a otros directores de planteles educativos sumarse a esta labor de humanidad y amor
Judith Valderrama
Todo comenzó con un niño venezolano que llegó a México y no tenía escuela para estudiar, Cecilia Cherbonnel, directora del Instituto Franco Queretano lo invitó a iniciarse en su plantel y le pidió a una maestra venezolana que fuera por más niños necesitados de una familia escolar, en ese país.
La labor se extendió y en menos de un mes, seis niños venezolanos más, son parte de la matrícula del colegio de Cherbonnel.
Pero la labor de Cherbonnel no llega hasta ahí, ha convocado a otros planteles educativos a que se sumen a ayudar a los niños venezolanos que huyen junto a sus familias de la crisis de su país y llegan como migrantes con escasos recursos económicos y sin legalidad a muchos puntos del mundo.
Luego de tres semanas de iniciada su cruzada tiene en su lista de colaboradores siete colegios privados que recibirán niños venezolanos con becas especiales, además a través de su gestión tres médicos están brindando atención gratuita a los inmigrantes de Venezuela que no pueden pagar servicios asistenciales en la ciudad de Querétaro en México.
Que el mundo ayude
La carencia de los niños venezolanos que emigran es grave, sólo en Colombia el último registro de Migración de ese país, publicado esta semana, contabiliza el ingreso, en los últimos tres meses, de 118.709 niños venezolanos, pero sólo 33.107 se encuentran estudiando, es decir, ni siquiera el 30% gozan de escolaridad, lo que refleja la realidad de pequeña diasporita.
“Quiero que lo que hemos logrado en Quéretaro, México, en tan pocos días para los venezolanos que llegaron aquí, se extienda a todo el mundo y la población se sensibilice y coopere con los niños venezolanos que salieron de su tierra obligados junto a su familia. Pensemos que mañana puede suceder con nuestros hijos y nos gustaría que les brinden una mano amiga”, afirma Cecilia Cherbonnel.