Escritos y Opiniones / La pobreza, una violación a los derechos humanos en la Venezuela de Maduro

 

“Dios no nos hizo pobres pero no basta rezar decía Ali Primera; para solucionar el problema económico, al igual que el problema constitucional y  el cumplimiento a los derechos humanos, para el respeto a la dignidad, y la búsqueda de un país concertado, debemos resolver el problema político. La salida del actual régimen es urgente”.

La dantesca situación económica de la república es de constante empobrecimiento. Decir cual es el causante de este hecho social que amenaza la tranquilidad y la vida de los venezolanos es ya casi un lugar común, todo el país de extremo a extremo, asume y siente que la equivocada política económica impuesta por Nicolás Maduro es un total fracaso, continuidad de la ruina como sociedad a la que nos condujo la intención totalitaria de Hugo Chávez y su decadente socialismo del siglo 21, esos dos y lo que representan son los culpables de tanto mal.

La reconversión monetaria colocada en manos de la impericia y del discurso ideológico, amén del desprecio por los pobres más pobres, se diluyo con mayor rapidez que el deterioro del llamado bolívar fuerte, en este momento asistimos a unas navidades con la moneda bolívar soberano totalmente devaluada sin poder de compra y la hiperinflación galopando sin freno alguno.

Hambre pareja, humillación a los ciudadanos que ven mancillada su dignidad detrás de una escuálida caja de comida, inseguridad, desaparición de la calidad de vida, la cual nos ha convertido en el pueblo más desplazado de la historia latinoamericana. La pobreza establecida como política de Estado por parte de la dictadura para someter la conciencia ciudadana es una flagrante violación de los derechos fundamentales del ser humano, Venezuela vive una criminalidad de Estado comparable con las consecuencias doctrinales del nazismo.

Una breve explicación dada por los grandes pensadores de la civilización nos ayudan a comprender la importancia de sabernos dueños de nuestros derechos para hacerlos cumplir y saber a ciencia cierta la magnitud del delito dictatorial, “Los derechos  son  expresados  por determinadas situaciones favorables para el ser humano como tal, que se suponen son derivadas de su intrínseca dignidad, necesarias para el desarrollo pleno de su personalidad, por lo tanto, se reclaman como derechos fundamentales frente a todos los demás hombres, y, de modo especial, frente al Estado y el poder” (Jacques, Maritain)

De igual manera La noción de derechos humanos constituye el reconocimiento de que el ser humano, simplemente por serlo, tiene un derecho inherente e inalienable. “Se trata de un derecho moral que se deriva del hecho de que el hombre es un ser humano, y que a su vez garantiza la dignidad de cada individuo” (Juan José Mosca y Luis Pérez Aguirre)

Es decir los derechos Humanos tienen en la dignidad del ser su fuente fundamental y natural desde el mismo momento de su concepción; el bienestar del elemento poblacional que debe asegurar el fin supremo del Estado que no es otra cosa que el bien común, ha desaparecido en la Venezuela del 2018 gracias al avance diario de la pobreza como proceso. El Estado Venezolano en manos de la élite militar cívico no ha hecho otra cosa en su intento de perpetrarse en el poder que empobrece la familia nacional; colocando en grado superlativo los grandes males que padecemos, desde la escasez, hasta los altos e imposibles costos de los bienes y servicios, la frustración de no ver posibilidades de desarrollo individual y colectivo son el producto de esta intención de control social que hegemónicamente la élite dictatorial ha construido.

La violación a la dignidad es la negación de los Derechos humanos, los derechos fundamentales y de las garantías constitucionales que nos dictan la constitución y la declaración universal de los derechos humanos. En un trabajo que utilizamos como referencia para fortalecer estas ideas de Isabel López publicado en Julio del año 2016, en  la revista de pensament i anàlisis, núm. 19. 2016. la investigadora establece los parámetros de como la más evidente violación a los derechos inherentes a la humanidad son violados en países que como Venezuela han desatado la cruenta pobreza en todos sus niveles.

Escribe la investigadora entre otros argumentos “La pobreza extrema se manifiesta si atendemos al número de muertes que provoca cada día la miseria y carencia total de bienes básicos. Aquellos que se encuentran en el umbral de la pobreza o por debajo de este, difícilmente pueden sobrevivir y menos realizar un proyecto de vida. Esta forma de pobreza que genera sufrimiento y muerte puede ser concebida, por ejemplo a juicio de Thomas Pogge, como una violación de los derechos humanos de las gentes que la padecen. Pues se les está negando el acceso a los derechos humanos –más básicos– que todo hombre y mujer deberían tener asegurados por el mero hecho de ser personas. Desde el enfoque de la capacidad de” Amartyasen” este tipo de pobreza supone además un fracaso en las capacidades de las personas, una falta de libertad real que implica la imposibilidad de que el afectado pueda incluso emprender cursos de acción que palien esa privación. Se trata de una falta de reconocimiento a la dignidad de estas personas, una falta de respeto injusta que merece ser corregida”.

La calle se ha vuelto una selva del sálvese el que pueda, la manipulación oficialista es vejatoria en todos sus ámbitos, las instituciones deterioradas ya no representan la civilidad y el caos se volvió anarquía mayor. La indolencia es no sólo de la dictadura, es también del ciudadano que sucumbe ante la aberrante hegemonía del Estado. Dios no nos hizo pobres pero no basta rezar decía Ali Primera; para solucionar el problema económico, al igual que el problema constitucional y el cumplimiento  a los derechos humanos, para el respeto a la dignidad, y la búsqueda de un país concertado, debemos resolver el problema político. La salida del actual régimen es urgente.

 

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