Escándalo de corrupción en la AN: ¿Vamos bien Guaidó?

Alta Política

Denuncias de corrupción contra aliados del líder opositor, Juan Guaidó, desataron el pasado domingo una crisis justo cuando su estrategia para expulsar del poder al gobernante Nicolás Maduro, luce debilitada

Una investigación periodística publicada el pasado domingo en el sitio web Armando.Info señaló a nueve diputados opositores -algunos de la Comisión de Contraloría del Parlamento- por gestiones a favor del empresario colombiano Carlos Lizcano, vinculado con un programa de Maduro para distribuir alimentos subsidiados.

Lizcano es identificado por el portal como «subalterno» de otros dos empresarios colombianos, Alex Saab y su socio Álvaro Pulido, sancionados el pasado 25 de julio por Estados Unidos tras acusaciones de sobreprecios en sus importaciones de comida para los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).

Saab y Pulido enfrentan acusaciones de la justicia estadounidense por lavado de dinero proveniente del «plan de Maduro», que la oposición denuncia como una estrategia de control social.

Los legisladores, según la investigación, enviaron comunicaciones a autoridades de Colombia y Estados Unidos pidiendo «indulgencia» para Lizcano, al considerar que no estaba involucrado en los ilícitos de Saab y Pulido. La investigación presume que los legisladores «extorsionaban» a estos empresarios a fin de evadir sanciones internacionales, otorgándoles – por ejemplo – cartas de «buena conducta». 

«No permitiré que la corrupción ponga en riesgo todo cuanto hemos sacrificado (…). Ni al régimen ni a un grupito de inmorales que quieren fracturar a los venezolanos. No vamos a tapar los delitos de nadie», reaccionó Guaidó, jefe del Legislativo reconocido como mandatario encargado de Venezuela por medio centenar de países.

«Prostitutas y licor»

Pero no es el único caso que salpica al entorno del opositor. El pasado viernes, después de que Guaidó lo destituyera como su embajador en Colombia, Humberto Calderón Berti acusó a representantes del líder opositor del manejo indebido de recursos destinados a la manutención de 148 militares que desertaron en febrero en apoyo al llamado gobierno interino y huyeron a Colombia.

«Las autoridades colombianas me dieron la alerta y me mostraron documentos donde se hablaba de prostitutas, de licor, de cosas indebidas», relató Calderón Berti a la prensa, indicando que su relación con Guaidó se había cortado desde hacía meses.

El excanciller venezolano (1992) se abstuvo de culpar al jefe parlamentario. Tampoco precisó el origen de los fondos ni los nombres de los implicados, que habrían realizado facturaciones ficticias. Este caso ya había sido ventilado por la prensa meses atrás, pero sin ninguna reacción de Guaidó, quien le habló al país cuando ya tenía el «agua al cuello». 

La noche del sábado, en una carta dirigida a Guaidó, el legislador Freddy Superlano (uno de los acusados de estar inmerso en hechos de extorsión) renunció a la presidencia de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional para «facilitar las investigaciones».

En tanto, el pasado domingo los principales partidos opositores -Voluntad Popular, al que pertenece Guaidó, y Primero Justicia- excluyeron de sus comisiones legislativas a cinco de los diputados que aparecen en el reporte de Armando.Info, entre los que figura el parlamentario trujillano Conrado Pérez Linares. El resto forma parte de otras organizaciones.

También anunciaron investigaciones internas para determinar «responsabilidades» y posibles «sanciones».

El pasado 6 de noviembre, el diputado opositor José Guerra había denunciado «sobornos» a colegas, sin dar detalles.

Guaidó «¿Atacable?»

Los escándalos estallan cuando Guaidó intenta reactivar las mermadas protestas contra Maduro, con convocatorias a manifestaciones que han tenido pobre respuesta.

La aceptación del opositor – quien al juramentarse como presidente el pasado 23 de enero, prometió deponer a Maduro este año – ha venido cayendo mientras el mandatario socialista resiste con apoyo de los militares, Cuba, Rusia y China.

La popularidad de Guaidó, que llegó a 63%, cayó a 42% en octubre, según la firma Datanálisis.

Si no es capaz de manejar correctamente las denuncias de corrupción contra su entorno, su imagen podría seguir erosionándose. «Aún es temprano para evaluar el impacto (…), pero en la medida que Guaidó se debilite ante la opinión pública, es más atacable» por adversarios internos, apunta Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos.

«Una ventaja que ha tenido Guaidó es que no era identificado con la política tradicional y sus vicios (…). Su liderazgo podría ser amenazado si es percibido como ‘más de lo mismo'», advierte Seijas.

El próximo 5 de enero finalizará su período al frente del Parlamento, desde el cual reclamó la presidencia encargada alegando que Maduro fue reelegido fraudulentamente en 2018.

Aunque hay acuerdos para su continuidad, grupos minoritarios le critican su estrategia contra el chavismo y otros pudieran estar en negociaciones con Maduro.

Mudos

A título personal, hay un hecho que parece bastante raro, y hasta sospechoso, y es que el chavismo estuviera tan callado ante semejante denuncia a una instancia tan importante del único poder que aparentemente «no controlan». Si Jorge Rodríguez – por ejemplo – aprovechó hasta más no poder las fotos de Guaidó con presuntos paramilitares, ¿Por  qué no hablan de las presuntas irregularidades en la Comisión de Contraloría de la AN?

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