La dolarización en Venezuela fue la válvula de escape cuando la voraz hiperinflación derretía la moneda nacional como cubitos de hielo y nadie quería que le pagaran en bolívares. El signo monetario del país dejó de cumplir sus funciones para medir los precios, servir como medio de pago y por eso el dólar lo sustituyó cada vez. Después de cuatro años, el país finalmente salió de la hiperinflación y ahora el gobierno se plantea desdolarizar la economía. ¿Es esto posible?
Hay fenómenos económicos que son originados por una causa muy concreta. Sin embargo, cuando ésta desaparece, el fenómeno persiste. La dolarización es uno de ellos. Salimos de la hiperinflación pero la dolarización continua. ¿A qué se debe la dolarización inercial?
En primer lugar, la cobertura de la dolarización es muy grande. Según diversos estudios, en las principales ciudades del país más de 65 % de las operaciones de compra-venta se hacen en dólares. Y mientras más personas utilicen la divisa extranjera habrá más resistencia para volver al bolívar. Otra dificultad para desdolarizar es que los bolívares son escasos y por más que los consumidores deseen pagar en moneda nacional, no tienen cómo. Los bolívares que cada quien tiene en su cuenta apenas alcanzan para completar el pago de la factura.
La política monetaria restrictiva dejó sin bolívares a la banca para otorgar préstamos a la producción y el consumo y forzó aún más el uso del dólar. El gobierno autorizó a las empresas a emitir papeles comerciales en dólares e indujo al sistema bancario a crear productos destinados a la custodia y uso del creciente circulante en dólares que no podía seguir siendo guardado en cajas fuertes o gavetas.
Cuando la dolarización se ha extendido tanto, resulta más complicado y caro usar la moneda nacional, a menos que se encarezca el uso del dólar, tal como el gobierno pretende hacer con el IGTF que pecha con 3% los pagos en dólares. Si una persona hace una compra de 100 dólares y paga en divisas tendría que pagar 3 % de IGTF, aparte del 16 % de IVA. La lógica del gobierno es que quien use divisas pagará más. Por lo tanto, le convendrá ir al banco y cambiar los dólares en bolívares. Si el objetivo del gobierno es hacer retroceder la dolarización, con este impuesto a los pagos en divisas puede que incentive el uso del bolívar, pero también incentivará la informalidad de los pagos en divisas en transacciones en las que no se pedirá la factura para no pagar el impuesto.
Una vez que la dolarización ha alcanzado cierto nivel de cobertura y penetración es difícil echarla para atrás. Y no es castigando el uso de divisas o criptoactivos como se logrará reconstruir la confianza en la moneda nacional. Si no se fortalece el bolívar, los hogares, empresas e instituciones seguirán refugiándose en el dólar. Para recuperar la confianza en la moneda nacional y desdolarizar la economía hay que abatir la inflación, y esto solo se logra reactivando la producción, corrigiendo el déficit fiscal y erradicando su financiamiento con emisiones de dinero sin respaldo.
La moneda nacional necesita tener respaldo en las reservas internacionales, pero también en una economía pujante y cada vez más fuerte. La dolarización se puede revertir si se pone en marcha un plan integral de reformas económicas bien pensado, con las medidas correctas, aplicadas en un orden lógico y a la velocidad adecuada. Y esto no se logra de la noche a la mañana, llevará su tiempo y requerirá poner la economía al mando, por encima de los cálculos políticos y electorales.
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@victoralvarezr
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