Es perverso acusar al pueblo de no participar

Nuestra óptica

Gerónimo Figueroa

 

No hay dudas que las grandes manifestaciones sin retorno convocadas por Carlos Mesa para protestar contra el golpe continuado con otra reelección de Evo prohibida por la Constitución Boliviana y el fraude electoral del 20 de octubre 2019, produjeron en las Fuerzas Armadas y la policía la negativa a reprimir la población, lo cual fue determinante para sacar a Evo Morales del poder. Sin embargo, algunas personas dicen estupideces cuando en abierta referencia quieren ligar eso con propaganda barata descargando responsabilidades en la población venezolana diciendo que “los bolivianos lograron lo que lograron es porque todos salieron a las calles a protestar contra el tirano”, en abierta referencia a la convocatoria hecha con un mes de anticipación para el 16 de noviembre 2019 en Venezuela.

La participación de los bolivianos en las calles fue muy importante, pero la firmeza del liderazgo encabezado por Carlos Mesa, al llamar a protestar en el momento preciso, no aceptar dialogo cuando Evo Morales lo planteo, no negoció ni cohabitó con el tirano, respondiendo que el tiempo se había agotado, pero sobre todo diciendo claramente que la lucha en la calle era hasta que el tirano se fuese y no una simple marchita de dos horas porque la auditoria de la OEA demostró que entraron 35 mil actas de un servidor SP que no figuraba entre los que estaban autorizados para enviar datos. Mesa con su fortaleza demostró que los liderazgos cuando son sólidos no necesitan muletas de palo para sostenerse.

En ese sentido, culpar con propaganda barata que la población es responsable de su propia tragedia porque un sector importante de venezolanos no se animó a participar en la convocatoria del 16 de noviembre es perverso. Quienes cada vez que se presenta una situación como esa escriben por las redes sociales que el venezolano NO participa en las protestas, pareciera que no estaban en el país cuando se realizaron las grandes marchas de 2014 para pedir la salida de Maduro, en 2016 para firmar por el referendo revocatorio y para defenderlo cuando a través de tribunales penales el usurpador lo confiscó argumentando firmas chimbas. En esas marchas durante una semana, según los cálculos, se movieron entre seis y siete millones diariamente.

Recuerdo que el domingo 26 de octubre de 2016 en la autopista Francisco Fajardo de Caracas, estuvieron un promedio de millón y medio de personas gritando ir para Miraflores y la respuesta que les dieron en ese momento fue que, el martes la Asamblea Nacional aprobaría el abandono del cargo por parte de Maduro y el viernes siguiente irían a Miraflores a entregar la carta de despido al usurpador. Ese martes la Asamblea no aprobó lo que prometieron en la autopista y la marcha del viernes para Miraflores, según informó el presidente del parlamento ese mismo dia, fue suspendida por pedimento del Vaticano porque se comenzaba un dialogo con un enviado del papa Francisco como mediador.

Igualmente, esos escribidores de paredes tampoco vieron las marchas de 2017, donde según cálculos realizados por empresas especialistas, se movieron entre tres y cuatro millones diariamente en todo el país. Para esa fecha fue cuando Freddy Guevara tuvo la maravillosa idea de cambiar las grandes marchas en todo el país por los llamados trancazos en sitios puntuales de Caracas, los cuales fueron calificados por muchos como una forma de enfriar las calles. El 16 de julio de 2017 también se realizó el plebiscito donde mas de siete millones de venezolanos contestaron afirmativamente tres preguntas que estaban contenidas en la papeleta que entregaron ese dio en la mesa de votación. Lamentablemente esas papeletas hasta la fecha nadie sabe dónde fueron a parar.

Pero si tocamos lo más reciente, el 23 de enero 2019, más de ocho millones de venezolanos concentrados en todo el país juramentaron al diputado Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, y en ese momento prometió luchar primero por el cese de la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres. Después hubo concentraciones similares o más grandes el 2 y 12 de febrero. Ustedes se imaginan si en algunas de esas concentraciones la dirigencia hubiese dicho que se quedaban en las calles hasta que terminara la usurpación. Sin embargo, la participación en las marchas comenzó a mermar a partir del 23-F cuando fracasó el ingreso del SI o SI de la ayuda humanitaria.

Pero como lo de Bolivia es como una piñata que algunos también quieren darle palos, aparecieron los “electoralistas” diciendo que gracias a las elecciones se descubrió el fraude, y que había que votar. Estos olvidan que en 20 años muchos venezolanos hemos votado 20 veces y otros 25 veces. Que en 2013 se robaron descaradamente las elecciones presidenciales y no hubo cojones para reclamar el fraude. En 2015 más de ocho millones de ciudadanos en las parlamentarias dieron un triunfo arrollador de 112 diputados para una mayoría calificada de dos tercios, pero inmediatamente el régimen eliminó tres diputados de Amazonas alegando fraude y cuatro años después no han convocado otro proceso elegir.

Por eso responsablemente repito que es injusto y peligroso diseñar campañas para culpar al pueblo del fracaso de la dirigencia. El pueblo está molesto por tantas burlas seguidas. Ahora bien. Si quieren recuperar el respaldo del pueblo de forma unitaria, deben activar el 187#11 de nuestra Constitución Nacional conjuntamente con el TIAR y sin guabineo hablando claro, pedir el rescate humanitario porque es la única forma de liberar a Venezuela. De lo contrario la gente no va a responder porque está molesta y no quiere que la sigan utilizando como borregos.

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