Por: Hebert Carrizo / hebert.carrizo@gmail.com
La culminación de la temporada navideña calmó el auge de las ventas ambulantes que se había expandido en Valera durante los últimos meses del año pasado, con especial repunte, entre noviembre y diciembre, tiempo en el cual los llamados buhoneros salieron a vender variedad de mercancía, interrumpiendo el libre tránsito en las aceras y vías del centro de la ciudad, reviviendo de algún modo a la metrópolis de hace más de una década cuando el comercio informal dominaba la formalidad.
Ahora que recién comienza un nuevo año, el centro de la urbe de Doña Mercedes Díaz está menos agitado en comparación a como estaba hace unas semanas atrás, los espacios públicos están más despejados y es que hay mucho menos buhoneros, pero esto no quiere decir que el comercio informal desapareció, todavía se observan algunos tarantines levantados en las calles, y los que mayormente predominan, son aquellos que venden frutas y verduras, aunque también hay de ropa y otros artículos.
Situación actual de los buhoneros en Valera
Si bien, hay mucho menos puestos improvisados, esto no es precisamente por la ejecución de un plan gubernamental que controle el comercio informal, sino a la desaceleración del consumo durante los primeros días del año frente a la época navideña, por tal razón, hay buhoneros que dejan de vender en esta temporada y retoman unas semanas más tardes, dada esa tendencia, continúa latente la posibilidad que esta actividad vuelva a crecer en los próximos meses.
Y es que no hay restricciones algunas para impedir esta práctica pese a la existencia de ordenanzas municipales que prohíben la interrupción del libre tránsito y el comercio informal. De momento, los encargados de la alcaldía únicamente difunden cuñas radiales, en las cuales informan sobre esta normativa, pero no aplican sanciones.
Entre tanto, algunos trabajadores hacen caso omiso, pues ven en la buhonería una actividad más rentable frente a un trabajo convencional, de hecho, muchos buhoneros poseen títulos universitarios, pero prefieren ejercer el comercio informal en lugar de su carrera profesional para obtener mayores ingresos y poder mantener a sus familias. De ellos, solo algunos, que trabajan con comida ambulante, poseen un permiso por parte de la alcaldía.
A unos les molesta y a otros les agrada
La buhonería perjudica a distintos sectores, por un lado, los comerciantes que tienen negocios estables les resulta molesto, pues mientras ellos pagan impuestos y altos montos por los servicios públicos, los informales evaden toda esta carga y obstruyen los comercios formales
Por otro lado, los peatones que circulan por el casco central deben zigzaguear entre tarantines y en ocasiones, hasta bajar a la calle o avenida para continuar su rumbo, mientras a otros no les disgusta y por el contrario, recurren a los buhoneros para hacer sus compras.
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