Ochenta por ciento de los venezolanos deseamos un cambio político. La gran mayoría deseamos que ese cambio se produzca pacíficamente, por la vía democrática, constitucional y electoral. El año que viene 2024 tenemos la gran oportunidad de lograr ese cambio. Afortunadamente, los partidarios de la abstención tomaron conciencia de su error.
Para eso tenemos que trabajar por presentarle al país una alternativa democrática que interprete a toda la nación. La propuesta no debe tener signo partidista. No es la hora de los partidos. Es la hora de la Unión de todos los venezolanos para rescatar al país del hambre y de la miseria.
Debemos trabajar por presentarle al electorado una Alternativa Democrática integrada por un programa realista, que se corresponda con las más apremiantes necesidades sentidas por la población y una candidatura que unifique a los venezolanos y que logre conjugar exitosamente los tres verbos fundamentales: ganar, cobrar y gobernar.
Para ganar es indispensable presentar un programa realista y atractivo. Además, un candidato capaz de unificar a todos los venezolanos con voluntad de cambio. Por eso pienso que el candidato no debe ser de un partido, ni siquiera de un grupo de partidos. Debe ser un candidato capaz de unir a todos los venezolanos.
Para cobrar, es decir, para hacer efectivo el triunfo, no podemos estar amenazando a los actuales detentadores del poder con el odio y la venganza. Debemos más bien insistir en el compromiso de que el próximo gobierno hará prevalecer el estado de derecho y la justicia. Una cosa es la justicia y, otra muy diferente, es el odio y la venganza.
Para gobernar con éxito en el próximo periodo es indispensable superar la cultura de la confrontación y de la polarización. El país ha perdido estos primeros años del siglo XXI en una peleadera inútil e infecunda.
Debemos sustituir la cultura de la confrontación y del enguerrillamiento verbal por una cultura de la reconciliación de la familia venezolana y de la cooperación para superar la crisis política, económica, social y moral que padece el país desde hace ya varios lustros.
Mientras tanto, el tiempo pasa y los venezolanos esperamos. Esperamos que surja una propuesta que nos interprete. Un programa serio para resolver la crisis y un liderazgo serio para sacarnos de la mediocridad y hacer posible la recuperación de la nación.
Seguiremos conversando
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Eduardo Fernández
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