Samuel González/ECS.- Son muchos los jóvenes trujillanos y venezolanos que actualmente están lejos de casa, en busca de un bienestar económico para construir su futuro; la mayoría de estas personas poseen diferentes talentos, pero tuvieron que dejarlos de lado para dedicarse a otras labores que les generara mayores ingresos, sin embargo, el caso del violista, Ernesto Peña, es una historia distinta.
Nacido y criado en el estado Trujillo, más precisamente en el municipio Rafael Rangel; Ernesto Peña dio sus primeros pasos en la música a la edad de cinco años, formaba parte de un grupo musical navideño dedicado a gaitas y villancicos. Peña, relata que mientras hacía música sentía la necesidad de conocer la parte teórica y el porqué de las cosas, de las notas musicales y demás; fue así como más tarde le pidió a su madre que lo inscribiera en la orquesta sinfónica del municipio.
“Tras 4 años en la Orquesta Juvenil del estado Trujillo, aprendí muchas cosas. Fui profesor en varias orquestas municipales y participé en infinidad de eventos; pero sentía que ya no estaba creciendo musicalmente y decidí probar suerte en Caracas”, confiesa Ernesto. Decidido a ingresar en el Conservatorio de Música Simón Bolívar, Ernesto visitó la capital del país para presentarse en las audiciones del 2012, para su sorpresa, fue aceptado inmediatamente después de su presentación, pero con la obligación de mudarse a Caracas pues le fue negada la modalidad de intermitencia; Peña dijo que no y regresó a su pueblo con la mente enfocada en estudiar Geociencia.
Un año más tarde, en 2013, Ernesto nuevamente tomó rumbo a Caracas, pero el bus se accidentó a pocos kilómetros de Valera y no hubo posibilidad de transbordo, al día siguiente ya era tarde para asistir a las audiciones de ese año; Peña comenzó entonces a estudiar Ingeniería en Computación, pero sentía que no era su lugar, así que en 2014 se mudó a Caracas y obtuvo su cupo en el Conservatorio de Música Simón Bolívar.
Luego de tres años de estudios musicales en Caracas y de integrar la Academia Nacional de Violistas, Ernesto participó en un concurso y fue seleccionado para ir a Brasil y continuar con su carrera en el proyecto NEOJIBA (Núcleos estadales de Orquestas Juveniles e Infantiles de Bahía) becado por un año; después de 12 meses, Peña renovó su beca, pero al poco tiempo fue contratado por la Orquesta Sinfónica de Espíritu Santo (OSES), una orquesta profesional en la que actualmente participa y con la cual ha estado presente en eventos musicales de distintos estados de Brasil.
“En 2020 fui seleccionado para presentarme en el Teatro del Lago, en Chile, pero por motivo pandemia ese evento se canceló, ahora estamos preparando varios festivales para fin de año y comienzos del próximo, aquí mismo en Brasil”, explica Peña y detalla que sus estudios musicales continúan con un Bacharelado em música erudita.
Peña cuenta que de Venezuela extraña la cultura, pues explica que en la orquesta él es el único venezolano: “Me hace mucha falta mi familia y mis amigos, saber que están cerca”, dice con tristeza y confiesa que le hace falta la comida de nuestro país. Considera que su mejor decisión fue seguir en el camino de la música y se arrepiente de no haberse mudado a Caracas en la primera oportunidad que tuvo.
Ernesto relata que contó en todo momento con el apoyo de sus padres, lo cual facilitó las cosas, sin embargo, es consciente que rara vez son apoyados los jóvenes que desean dedicarse a las artes; “Hay que perseguir nuestros sueños, muchos sacrificios debemos hacer y dejar cosas, e incluso personas en el camino; pero todo será recompensado al alcanzar tus metas”, sentencia el músico trujillano.
@1gonzalezsamuel