Álvaro Lozada
A pocos días de celebrarse la elección presidencial y de consejos legislativos (20-M), es un imperativo insistir sobre la necesidad ineludible de ejercer el derecho al voto. Eso de que el CNE y en general las condiciones electorales no son aceptables ni favorables es una medio verdad.
El voto es la única arma, valga el término, que poseemos los ciudadanos en democracia. La errática invitación que ha hecho y promueve la llamada MUD y algunos políticos en solitario no es más que la expresión absurda de entender la política, o ignorar el desafío que ella conlleva en circunstancias adversas. No es posible admitir que con el caos reinante en el país este gobierno gane las elecciones del próximo 20 de mayo, cuando la realidad y las condiciones objetivas nos muestran que una mayoría abrumadora rechaza a este régimen.
Así que lo que debemos hacer todos los ciudadanos que padecemos y sufrimos día a día la tragedia que el incapaz de Miraflores y su séquito, también muy inepto, han causado; es darle una lección ciudadana inequívoca y contundente con una avalancha de votos contra el régimen. Que no queden dudas de la decisión multitudinaria de un pueblo que está harto de tanta miseria, dolor, desolación y robo a manos llenas por parte de personajillos funcionariales de este desgobierno.
Llamar a la abstención, y para colmo, también boicot (¿), es una insensatez. No debe ser aceptado sumisamente el llamado de unos equivocados. Ya se ha dicho, y debemos repetirlo, abstenerse es cederle el paso y los espacios a este indigno gobierno para que siga haciendo de las suyas a diestra y siniestra. De manera que están equivocados los políticos que han promovido la abstención, con el argumento de que “no hay condiciones electorales mínimas”. Eso es una verdad a medias. Es el mismo CNE de 2015 cuando ganamos mayoritariamente la Asamblea Nacional. ¿Entonces?
La verdad es que la MUD predica la unidad de la boca para afuera, pero internamente hay divergencias extremas e intereses mayores que han impedido e impiden la participación con un candidato unitario. De haber sido así otra sería nuestra situación. Pero privó la mezquindad. Por eso la candidatura de Henri Falcón hay que apoyarla fervorosamente, sin ambages, sin complejos. Con él tenemos una gran oportunidad de devolverle al país su estabilidad institucional y su crecimiento económico y social. No es casualidad que dirigentes serios y de reconocida solvencia política como Eduardo Fernández y Claudio Fermín, entre otros, hayan decidido apoyar de frente al candidato Henri Falcón. El camino correcto, y lo que dicta el sentido común, que por supuesto también vale en política, es el de participar masivamente y sin complejos en la campaña electoral. Un solo árbol no hace montaña.
El país bien merece en estas horas de desesperanza íntima y de necesidades colectivas insatisfechas que demos un paso al frente, decididos a cambiar todo este estado de cosas, hacernos de un mejor gobierno y por ende cambiar nuestra menesterosa situación ciudadana. Vamos todos a votar. La fuerza masiva del voto echa dictaduras. Así nos lo enseña la historia. Venezuela merece ser querida.