Entre dos aguas: Votar o Botar

Esmeralda García Ramírez

 

Este 09 de diciembre de 2018 los venezolanos concurren a otro evento electoral, se llevarán a cabo las elecciones municipales, se elegirán a 4.900 concejales con sus respectivos suplentes al igual que representantes indígenas, convocatoria ésta propuesta por el Consejo Nacional Electoral y aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). En este tipo de evento electoral (sufragios de concejales) siempre ha predominado la abstención. No obstante, la esperanza que generó el gobierno desde el 20 de agosto de este año con la reconversión monetaria, el nuevo cono monetario, el incremento de salario y el ajuste de los precios, se ha visto desvanecida, fracasada, lejos de alcanzarla, en virtud de los efectos que éstas medidas tuvieron debido a la falta de control y supervisión en las políticas económicas que se diseñaron por parte del gobierno venezolano, lo cual ha traído como consecuencia que el electorado se muestre escéptico, o se abstenga de ejercer su derecho al voto. Si esto es cierto no menos es que los candidatos que nos impusieron desde las bases para que éstos asuman el rol como tal, por el partido de gobierno, no tienen aceptación, ya que muchos de ellos fueron rechazados en las elecciones para alcaldes (como el caso de Mérida y Trujillo) y se pretende que deben ser apoyados bajo la premisa de la mal llamada «disciplina revolucionaria», cuando en realidad estos candidatos han estado ajenos de la crisis que se sufre en su propia localidad, en su comunidad, o en el barrio donde vive; es decir, no tienen un rol protagónico, o direccional para enfrentar el problema del agua, de la basura, del gas, del bachaqueo, del transporte; ni siquiera han protegido o defendido a sus vecinos de la especulación a la que la ha sometido el bodeguero de su sector, incrementando diariamente los productos u obligándolos a comprar mercancías que no son necesarias para los consumidores, a través de «combos».

El Comandante Chávez hizo hincapié en que «los territorios federales se mantienen y los municipios federales forman parte de la nueva figura, realizando previamente una revisión profunda, conceptual, cultural, geográfica y de las estructuras de gobiernos». Lamentablemente esto no ha sucedido. Dichas organizaciones siguen siendo territorios elitescos, dominados por las viejas estructuras o, peor aún, por los nuevos burgueses del sistema capitalista que se autodenominan chavistas, socialistas, revolucionarios, en fin, términos que coliden con su forma de actuar. Obviamente mientras siga existiendo este sistema opresor, los seudolíderes seguirán contaminándose y el avance de este proceso seguirá cuesta arriba para dar paso al fortalecimiento de formas de gobierno más cercanas al poder popular y a su ejercicio directo, a través de las comunas; no impuesto, ni condicionando el bienestar de sus ciudadanos por intereses particulares; creando la sociedad de la participación no de la representación. Ante todo este panorama crítico los que no quieren a esta Patria, los que la han abusado, han colocado a los venezolanos entre dos aguas: Votar o Botar. Elegir entre votar o abstenerse, es la expresión ciudadana electoral más común; pero Votar o Botar, es una expresión válida para cualquier elector. Votar permite ejercer una decisión individual en función de varias opciones; mientras que Botar significa la expresión de protesta contra el sistema; es ir contra los candidatos que no te representan; es alzarse contra eventos como «Suena Caracas» —extensivo para todas las ciudades del país—, porque mientras la ciudad está cubierta de basura se malgasta el dinero en eventos sórdidos e inútiles. Es impulsar el respeto por quienes viven en tu comunidad como sujetos y no como objetos, para que no te miren solo cuando hay elecciones. Es también la posibilidad de Botar a los ineptos que pretenden reelegirse y/o de Votar por los que han dado la mayor suma de felicidad posible a su comunidad, o por lo menos le han evitado el menor número de problemas para su subsistencia.

Como el sabio camarada Julio Escalona creo que no puede ser que mientras la gente pasa dificultades para conseguir alimentos, la preocupación sea el voto; además, «es una vergüenza pedirle el voto a la gente con promesas». El pueblo venezolano chavista que se ha resteado con la ANC, con Maduro y la mayoría de los gobernadores votó por ellos con la esperanza de que cada uno les resolvería los problemas, pero los resultados han sido decepcionantes. El presidente Maduro ha hecho grandes esfuerzos, pero aún no termina de Botar a unos cuantos ministros que no le permite concretar su plan económico, así como impulsar el proceso revolucionario que en algún momento se estancó con la llegada de algunos consejeros enemigos de la revolución. Existen entonces diferentes formas para expresar su decisión electoral: Primero, Votando por los candidatos que el elector elija. Segundo, Absteniéndose, lo cual significa que el electorado no se siente representado por ningún candidato, o que está molesto con la oposición, o decepcionado con la revolución. Tercero, Botando a todos pal carajo, movilizándose; demandando frente a las alcaldías, cámaras municipales, gobernaciones, concejos legislativos más eficiencia, poner énfasis en la situación del país; exigiendo más atenciones sociales y económicas, antes que eventos o gastos anti revolucionarios fuera de contexto; resaltándoles a todos que el tiempo expiró en vista de que no hicieron nada por su pueblo. Abstenerse no es la vía electoral, pero ha llegado el momento de empezar a exigir comenzando desde los espacios pequeños. La mayoría de los que optamos por un sistema socialista defendemos cualquier idea integradora que vaya en función de orientar la reconstrucción del país, pero nos resistimos a seguir siendo puentes para que otros alcancen sus objetivos perversos neoliberales. En función de ello, desde ésta humilde trinchera, propongo que los concejales electos se sometan a un juramento ante su pueblo que lo eligió antes de asumir su curul. De renunciar a su cargo dentro de seis meses si en este lapso no logra realizar los cambios necesarios que vayan en beneficio de la comunidad, coordinando junto con el pueblo organizado los mecanismos necesarios para derrotar la especulación, las mafias organizadas y continuar en la ruta revolucionaria desde estos pequeños espacios de liberación. Revolución es darle poder al pueblo.

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