Nairobi, 1 ene (EFE).- El Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA) entró en funcionamiento este viernes para crear el mayor mercado único de productos y servicios del mundo y cambiar «la suerte económica» del continente, en palabras del presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, actual líder de la Unión Africana (UA).
«La Zona de Libre Comercio Continental Africana cambiará fundamentalmente la suerte económica de nuestro continente», dijo Ramaphosa en su cuenta de Twitter haciendo un llamamiento a los empresarios de su país para que aprovechen «las abundantes oportunidades que este desarrollo histórico presentará para explorar nuevos mercados y crear nuevas asociaciones».
En la ceremonia de lanzamiento, que se realizó en línea, el secretario general del AfCFTA, Wamkele Mene, señaló el día como histórico.
«Para el continente es realmente hoy un día histórico, un día en el que empezamos a comerciar oficialmente bajo las condiciones de la zona de libre comercio del continente africano (…), un paso más cerca de una visión de un África integrada», declaró al señalar que este acuerdo comercial debería ser también «un instrumento de desarrollo» para África.
Mene indicó que con este acuerdo el continente tiene «la oportunidad de salir de la pobreza» y de «tomar medidas activas para desmantelar el modelo económico colonial heredado y mantenido durante los últimos 50 años».
En la ceremonia, el presidente de Níger, Mahamadou Issoufu, señaló que la zona de libre comercio constituye un «pacto gigante» y es una «asociación ganador-ganador de la que se beneficia toda África».
El AfCFTA aspira a establecer la mayor área sin trabas comerciales del mundo desde la fundación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995, con un mercado de más de 1.200 millones de personas -que se prevé aumente hasta 2.500 millones para 2050- y un PIB conjunto de unos 3,4 billones de dólares.
De los 55 Estados miembros de la UA, 54 (salvo Eritrea) han firmado el acuerdo que entró en vigor el 30 de mayo de 2019, 34 países lo han ratificado y al menos 41 naciones o grupos han presentado sus ofertas arancelarias, incluyendo la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África Occidental) o la EAC (Comunidad del Este de África).
Se trata de uno de los hitos más significativos hacia la integración africana en la economía global, pero no está exento de retos que podrían dificultar una verdadera integración comercial.
Según explicó a Efe la economista política sudafricana Nomahlubi Jakuja, las Comunidades Económicas Regionales (CER) en las que se encuentra dividida África «han competido entre sí en lugar de fomentar la cooperación, por lo que su convergencia y compatibilidad con el AfCFTA constituirá un gran desafío».
A esta dificultad se suma la fuerte prevalencia de barreras no arancelarias -como leyes, cuotas o estándares- que pueden acarrear costos comerciales significativamente más altos que los propios aranceles, los cuales sí que serán eliminados (bajo un principio de reciprocidad) en un 90 % de los productos.
Otra deficiencia son las carreteras en muchas ocasiones en malas condiciones y muy congestionadas que suponen la vía de transporte del 80 % de bienes y del 90 % de personas en el continente.
Si esta cuestión no se aborda, un mercado libre africano podría agravar la desigualdad ya existente entre países con una infraestructura portuaria y terrestre desarrollada, como Sudáfrica, y aquellos cuyas pymes ni siquiera consiguen expandir sus productos en el mercado interno, como ocurre en Malawi o Madagascar.
Según estimaciones anteriores a la pandemia de la Comisión Económica de la ONU para África (UNECA), el acuerdo podría incrementar el comercio intraafricano en más de un 50 % para 2022, lo que a su vez se traduciría en un mayor crecimiento económico, más inversiones extrajeras y una necesaria industrialización.