Enfriamiento de la calle: estrategia o retroceso

Armando González Angarita

agapuccini@yahoo.com

El desastroso resultado sufrido por la penúltima arremetida democrática dista aún por descifrar. Fue éste efecto de la constancia y estrategia del régimen que en maniática y criminal defensa del mismo y, de una sin igual táctica, intensidad, tiempo y supremacía militar, colocaron la realidad política a su favor. O se trata de algo más profundo que responde a intenciones imperceptibles de elementos del escenario opositor nacional e internacional.

No hay duda que tanto la convocatoria y ulterior conformación de la espuria Asamblea Nacional Constituyente; un cansancio natural después de meses de esfuerzos y letales golpes en las calles; la taimada y estratégica convocatoria a elecciones de gobernadores y su inmediata aceptación (sospechosa y divisionista) por parte de Henry Ramos Allup, seguida por la flor y nata de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), así como la igualmente inesperada casa por cárcel de Leopoldo López y Antonio Ledezma -con todo y sus corcoveos, unos días antes-, dieron al traste con la rebelión popular iniciada en abril del presente año, en la cual rindieron supino sacrificio al menos unos ciento veinte jóvenes compatriotas. La historia dará debida cuenta de tales nombres, para gloria de ellos. Miles de heridos e igual monto de detenidos completan el aciago cuadro.

Pareciera que bajo el liderazgo de H. Ramos todos se hubieran concertado para eliminar el ímpetu y la decisión heroica de los mancebos. Y esperamos que no sea así. Que detrás de esa decisión esté planteada otra alternativa más contundente, decisiva, superior y, muy lejana, del inoportuno ardid introducido por la estrategia malévola del socialismo totalitario. Esperamos de todo corazón no sea ni el ardid que representa el supuesto diálogo con el que nos han madrugado. “Diálogo” en República Dominicana, auspiciado por su presidente quien, junto a Leonel Hernández, Zapatero  y el ex presidente panameño constituyen uno de los principales grupos de Lobby de los intereses del Socialismo del siglo XXI ¡Ensartarse una vez en la aguja es de humanos, pero dos veces es asunto de idiotas! Espero que esto no sea donde estén radicando la magna estrategia que esconden bajo la manga.

Podría estar desarrollándose en el seno de la Fuerza Armada, como el filósofo y politólogo Alexis Alzuru parece informarlo, una silenciosa refriega de poderes entre dos –  nosotros agregamos un tercero- tres toletes. Unos, de inspiración marxista, cubana, claramente liderados por Nicolas Maduro. Otros, los abanderados por Cabello,  negociantes, traficantes, mercachifles. No muy adeptos a las ideologías. Y quizás, los últimos, los demócratas institucionalistas, la esperanza de la mayoría de nuestros compatriotas y de esa histórica e impoluta institución. ¡Cuánto ansiamos su existencia!, pues bien podría ser una quimera de cuya presencia hasta hoy no tenemos absoluta convicción, a pesar de los esporádicos desvelos que hemos testimoniado, y que, de aflorar alguna vez, tendrían ellos en su obrar el encausamiento hacia un porvenir liberal, desarrollado, justo y democrático de esta amada tierra.

Podría así mismo ese anhelante porvenir estar íntimamente auspiciado por sectores de la Comunidad Internacional, cuyas gestiones decisivas, generadas por las facetas   incuestionablemente criminales y tiránicas del régimen vernáculo, contribuirían quizás en parte importante hasta a una eventual sustitución del mismo. La “fuga” de Ledezma podría estar inserta en esta opción.

Porque, de lo contrario, de no existir nada, de esos escenarios efímeras utopías, habría ocurrido el mayor y más grave gazapo cometido por dirigencia alguna en el devenir histórico de esta tierra y nuestro destino se habría escapado, por ahora, de nuestras propias manos. Y así parece ratificarlo la existencia de hechos contundentes, contrarios a la Constitución del 99, como los criminales esfuerzos por paralizar la calle; el colaboracionista diálogo en Dominicana y, la rastrera disposición de algunos personajillos del liderazgo político vigente al haber participado en la despreciable escena de arrodillamiento ante la bastarda corte ilegítimamente designada como máxima apelación de justicia en el país, donde tirios y troyanos podrían rendir su último aliento.

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