Visten de blanco, ayudan al prójimo y siempre velan por el bienestar de los enfermos, se trata de los enfermeros, profesionales de la salud que, aunque no tienen capa, se asemejan a un superhéroe, justamente por su labor diaria basada en la atención integral.
Y es que, para ser enfermero, se requiere de una persona con vocación, compromiso ético-moral, apego académico y pasión por el cumplimiento de sus funciones, cualidades difíciles de reunir y eso es precisamente lo que se evidencia en la actualidad, cuando hay menos profesionales de enfermería en el país.
Políticas de salud venezolanas se reflejan en su red hospitalaria
Una realidad que en gran parte se debe a las políticas públicas y su impacto en el sistema de salud venezolano. “Cómo se extraña esos años cuando existía ética, compromiso y responsabilidad entre quienes dirigían el sector salud”, manifiesta la licenciada en enfermería Zulvia Ramona Torrealba, actual presidenta del Colegio de Enfermeras de Valera y docente de la Escuela de Enfermería de la ULA, extensión Trujillo, su exclamación la hace con una añoranza que se refleja en su rostro y a su vez, con una expresión de optimismo, pues considera que es posible volver a tener una red hospitalaria de primer nivel, tal y como lo asegura, fue en los tiempos en que inició su carrera profesional.
Torrealba recuerda cuando comenzó en el Hospital Universitario Pedro Emilio Carrillo, donde ingresó luego de formarse como enfermera (Escuela de Bachiller Asistencial de Trujillo y posteriormente en la Universidad de Los Andes – Mérida), el personal estaba comprometido en brindar calidad de servicio, “todos, desde el auxiliar hasta los jefes de departamento y el director general formaban parte del hospital por su preparación y la vocación del servicio”, recalca.
“El paciente que llegaba solo necesitaba llevar el cepillo de dientes y la pijama, porque todos los demás insumos los suministraba el hospital, e incluso, se garantizaban los exámenes médicos en los primeros días de ingreso para valorar el estado de salud y si requería alguna operación, se hacía en el tiempo oportuno”, agrega.
En esas vivencias, saca a relucir que el personal de enfermería era respetado y muy bien valorado, situación que, a su juicio, ha cambiado con el pasar de los años.
Enfermería, una vacante creciente
“Hoy día, hay poco interés de los jóvenes en formarse en enfermería y los que ya son graduados en el área tienen miedo de ejercer la profesión, pues además que los sueldos no alcanzan ni para cubrir los gastos básicos, los centros de salud presentan una gran precariedad, lo que obliga a los enfermeros a trabajar con muy pocos recursos, y si la salud del paciente se ve comprometida, el enfermero es visto como negligente y hasta preso puede terminar”, detalla Torrealba.
Para hablar del desinterés de las nuevas generaciones en la carrera de enfermería indica que hace unos años 700 jóvenes se formaban como enfermeros en la extensión de la ULA en Valera, donde ella da clases y ahora, apenas hay 29 estudiantes.
Por otro lado, el gobierno actual ha creado instituciones educativas donde egresan enfermeros integrales, pero Zulvia cuestiona sus pensum académicos e indica que su mención no está enfocada ni en atención comunitaria, ni hospitalaria.
“En general, nuestros jóvenes ya no quieren estudiar enfermería, pues saben que al graduarse, sus lugares de trabajo están desprovistos y sus sueldos por el piso”, expresa la dirigente del gremio de enfermeros en Valera.
También ve con preocupación que las especializaciones dentro de la enfermería se han perdido, al respecto comenta que anteriormente en la extensión de la ULA se impartían cuatro postgrados en convenio con la Universidad de Carabobo y ahora esos estudios se han acabado por la falta de recursos y financiamiento.
Ahora, le preocupa que estos estudios especializados, los cuales son necesarios para adquirir los conocimientos teórico-prácticos, han sido suplidos por un entrenamiento.
Fuga de talentos
Además de pocas personas egresando de las escuelas de enfermería, los profesionales de las generaciones anteriores han desertado por la crisis que enfrenta el país.
“Hemos vivido una verdadera fuga de talentos, enfermeras con años de experiencia que renunciaron a sus trabajos para buscar mejores condiciones de vida en otros países, donde ejercen la profesión y son valoradas”, relata.
Puntualiza que aquellos enfermeros que se han quedado en el país se han dedicado a otras labores y los más persistentes, se han visto en la necesidad de buscar otros trabajos alternos para obtener ingresos adicionales y poder cubrir costos básicos como alimentación, vestimenta, higiene y transporte.
Enfermeros buscan la reivindicación
A pesar de ese escenario, Torrealba tiene esperanza que más temprano que tarde surja un cambio, entonces vuelva a crecer la demanda de bachilleres interesados en estudios de enfermería, personal capacitado para asistencia médica y en general, se revalorice la profesión.
Precisamente, para lograr ese objetivo, Zulvia está consciente en que depende en gran parte de los gobernantes de turno, aunque deja claro que los centros de salud no se deben politizar, de hecho, recuerda que en la década de los 80´s y 90´s, los jefes de departamentos y los directores del hospital no tenían vinculaciones con organizaciones políticas, sino que sus cargos estaban fundados en trayectoria y méritos profesionales.
“Al frente de los hospitales, ambulatorios y demás centros asistenciales, necesitamos a profesionales comprometidos con la salud y el bien común que obren de manera desinteresada sin responder a lineamientos de partidos políticos”, enfatiza la profesional de la enfermería.
De momento, asegura que este 12 de mayo, fecha cuando se celebra a nivel mundial el Día de la Enfermería en honor a Florence Nightingale, en Venezuela no hay motivos para celebrar, pero sí de conmemorar, a través del trabajo que demuestra su vacación por servir al prójimo.
Hebert Carrizo
hebert.carrizo@gmail.com
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