Gabriel Montenegro/DLA-Trujillo.
La profesión de la enfermería es quizás una de las formas de vida más loables pero poco reconocidas del mundo. No se trata de que esta quijotesca y noble labor no haya dejado estela de importancia capital en la vida ciudadana, sino sencillamente, ha quedado de manera inexplicable, como uno de los oficios menos apetecibles como cualquier forma laboral de vida y trabajo.
Muchos han sido los ejemplos de estos héroes y heroínas anónimos, desde que el mundo conociera la gesta humanística de Florence Nightingale, enfermera de origen británico, nacida en Florencia, quien se ganara la fama como precursora de esta profesión atendiendo pacientes y muchos de los heridos y moribundos en la cruenta guerra de Crimea, la cual enfrentó a británicos y franceses contra las fuerzas del imperio otomano desde 1854. Su vocación humanística ha sido motivo de ejemplo y desprendimiento personal hacia sus semejantes.
Destacados profesionales
También en Venezuela y particularmente Trujillo, hemos contado, a Dios gracias, con uno de los gremios de enfermería de mayor calidad y prestigio a nivel nacional, donde han despuntado nombres como Carmen Linares, Miguel Jaramillo, los hermanos Betty, Xiomara y Jesús Suárez, Angélica Vargas, Ana Julia Sánchez, Lourdes de Quevedo, Genoveva Méndez, Doris Balza, además de muchos otros y otras grandes profesionales de esta noble misión de salud.
Una de las enfermeras ligadas a la prensa regional es la señora Leticia de los Santos de Caracas, esposa de nuestro compañero fallecido Onésimo Caracas(+). Leticia se declara una amante y defensora acérrima de su profesión «Cuento con 57 años de edad. Dediqué 30 años de mi vida al servicio de enfermería y la salud de la ciudadanía y me siento orgullosa de ello».
«Me gradué el día 26 de febrero del año 1988 y de inmediato comencé a trabajar ese mismo año 88, siempre cono enfermera del Hospital del Seguro Social IVSS».
Doña Leticia, agrega que actualmente tiene 4 años y 7 meses como jubilada. Pero no deja de pensar en sus gratos momentos de actividad por espacio de tres décadas.
Cuenta además Leticia, que desde muy niña le gustaba y le llamaba la atención la enfermería: «Recuerdo que a los nueve años le coloqué una inyección a uno de mis tíos, porque mi mamá no estaba en casa y también estudio enfermería, sin embargo, nunca ejerció la profesión y de ella aprendí a inyectar y hacer tratamientos, eso me motivó a llegar a estudiar esta noble profesión.
– Tampoco olvido, que me gustaba curar desde niña, cuando mis hermanos se caían y recibían alguna herida.
Destaca la conocida profesional, que cuando comenzó a ejercer aprendió mucho de las licenciadas Dora Flores y Eddy Méndez y no olvida además a varias de las buenas enfermeras de esa época que ya no están, entre ellas la señora Virginia Rojas y la colega Prieto.
Ana Julia Sánchez, nativa de La Ciénaga en Valera, ha sido una de las más queridas de la Hospital «Pedro Emilio Carrillo», donde ha trabajado por espacio de 30 años. Ha ejercido bajo la tutela y el compañerismo de grandes profesionales de la medicina como los doctores Ramón Vielma, Luis Omar Rojas, Romer Rubio, José Antonio Román, Zacarías Suárez, Orlando Montes, Ignacio Nacho León, José Vasallo Cortés, Nilo Valbuena, Hercilia León, Gomer Chiquito Gómez, Rixio Chacin Parra, Ali Terán, Gustavo Nava, Evencio León Tang, Hernán Castellanos, Francisco Marval, Jorge Mandl, Raúl Díaz Castañeda, José Toro, Ramón Zabala, Fernando Aranguibel, Gustavo Montilla, Antonio Pérez Quintero, Pérez Bencomo, José Dugarte, Francisco Montilla, Efraín Miliani, entre otros y otras médicos que han laborado en ese importante centro de salud regional.
«Me siento orgullosa de ser enfermera y estoy convencida, que todo sacrificio nuestro por la salud del pueblo bien vale la pena».
Ana Julia ha compartido con varias generaciones de colegas, varios de ellos emigrados a otras regiones y países.
Todavía cumple funciones en el hospital central de Valera, donde es muy apreciada y requerida por su vasta experiencia como asistente médico y graduada.
Presente generación
Recorrimos varios centros de salud locales, especialmente el Hupec y la «Sociedad Anticancerosa de Valera», donde hallamos profesionales con mucha mística y enorme sentido de la ética.
En emergencia del Hupec nos topamos con las muy ocupadas licenciadas Adriana Pulido, Fabiola Valecillos y Yesenia Gil, excelentes y atentas damas que aún atendiendo pacientes tuvieron un «minutico» para las inoportunas preguntas nuestras. «Hasta la fecha de hoy sabemos que este 12 de mayo, donde se recuerda el nacimiento de Florencia Nigthingale, solo habrá la tradicional misa y un pequeño acto en la capilla del hospital. Ignoramos si se realizarán otros actos alusivos a la fecha»- dijo la señorita Adriana Pulido, quién entre sus vivencias nos contó que llegó accidentalmente a la profesión, ya que comenzó a estudiar enfermería para acompañar a su hermana quién era la que expresó tener vocación para ello. «Lo cierto es que a los pocos meses ella renuncio y aquí me ven ustedes, la enfermera soy yo…jajajaja».
Añade esta atenta mujer, que si Dios le permitiera vivir otra vida, escogería de nuevo ser enfermera, porque aprendió a amar su tarea de servicio y a apreciar a sus compañeros de trabajo».
Adriana Pulido junto a Yesenia Gil, Fabiola Valecillos y la licenciada Fátima Segovia, laboran en emergencia de adultos y hospitalización.
Entre sus deseos para esta fecha, están recibir mejores incentivos salariales al igual que todo el personal de salud, mejor equipamiento y contar con la medicina a la mano para los pacientes.
En la Sociedad Anticancerosa (Sadet), conversamos con la coordinadora Iraima Cano, quién labora junto a las excelentes profesionales Zoraida Mendoza, Francis Berrios, María Elena Briceño y Luz Marina Avila. Ellas sin dudas alivian no solo los males de sus pacientes, sino hacen más llevadero y agradable el indeseado momento de acudir a una consulta, una cirugía o algunos exámenes médicos.
En este día tan especial, queremos honrar no solo a quienes hemos hecho alusión en esta entrega periodística, sino a todos los profesionales de la enfermería que laboran en dispensarios, centros de diagnostico y medicaturas más pequeños, hasta quienes lo hacen en los principales hospitales, clínicas y centros de salud de Trujillo, Venezuela y el mundo. Honor a quien honor merece!.