Encuentro con el libro trujillano / Por Pedro Frailán

Sentido de Historia

 

 

 

 

6. Santiago de Trujillo y algo más. Argimiro Andara

 

El pasado está presente, en una ensoñación agradable en nuestra memoria, porque siempre lo enunciado habita entre nosotros. La imagen es la memoria, es el influir que se constituye en una inspiración, que viene recargada de recuerdo, de inspiración, añoranza y de nostalgia por el tiempo que no volverá.

Argimiro Andara en su libro Santiago de Trujillo y algo más, construye un texto llenos de recuerdos, de la historia local de Santiago del Burrero. ¡Y eso del burrero!, Santiago geográficamente para ese lugar trujillano, es un punto de encrucijada. Está entre La Quebrada, Cabimbú, San Lázaro – Trujillo y otros lugares circunvecinos ideal para el comercio.

Como no había carreteras pues el transporte más ideal era el de mulas, burros, asnos, yeguas, caballos. Los caminos eran de recuas, por lo general los más indicados para este transporte fueron los burros, un símbolo de trabajo, de hecho popularmente cuando una persona es muy trabajadora, se le dice es trabaja más que un burro el pobre. El encuentro de muchos burros para esa época era símbolo de progreso.

El nombre de Santiago del Burrero cambió en el año de 1944, cuando la Asamblea Legislativa lo cambió por el de Santiago de Trujillo. Recuerda Argimiro que las calles de Santiago eran empedradas, en donde se apreciaban las lajas de piedras, las unían la grama, un verdadero poema cuando bajaba la neblina y las opacaba apenas alumbradas por un incipiente bombillo de la planta eléctrica del pueblo. También recuerda la calle Comercio, la abundancia de los burros cargando y descargando mercancías. Incluso, cuando niños iban a hacer los mandados se entremezclaban entre los mandaderos y cargaderos, entre voces de niños y rebuznar de los pollinos.

El cine en Santiago se logró gracias a la labor de Pedro Quintero Solarte, quien se preocupó por llevar el cine a Santiago, una de las finalidades era recabar fondos para la construcción del nuevo templo. La película se proyectaba en una sala de un antiguo caserón, todos contribuían, llevaban su asiento, hasta reclinatorios. El cine tenía varios nombres entre ellos Cine Royal, Cine Lincoln.

Molestaba mucho a Quintero, que cuando pegaba su publicidad elaborada artesanalmente a papel con engrudo, algunos burros se acercaban y terminaban comiéndola. También llegó la industria editorial en donde se fundó un periódico de nombre El Campesino, producido por Ítalo Rangel y Antonio Barrios.

Cuando se abrieron las carreteras, el transporte animal fue disminuyendo, el primer carro de acuerdo a la obra de Andara, fue un camión de segundo uso, propiedad de Augusto Brillembouug, en donde cargaba cualquier objeto y gente, bautizado con el nombre Creo en Dios. Luego vinieron los autobuses que cubrían la ruta Santiago, San Lázaro, Trujillo, uno con el nombre El Carmen y el otro La Coromoto.

Una de las tradiciones más arraigadas de Santiago es la Llegada de los Niños, que se realiza el 24 de diciembre. Es el arribo al pueblo de Niños Jesús de los diferentes caseríos, llegan a la plaza Bolívar y a la Iglesia. Hasta los momentos se desconoce su origen, se estima que la tradición venga desde la Colonia. Son muchas cosas que se pueden conocer de este pueblo, este libro es una buena fuente bibliográfica para continuar su recorrido.

 

Bibliografía. ANDARA M. Argimiro. Santiago de Trujillo y algo más. Edit. Edipus. Caracas. 2007.

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