Luis Miguel Izarra, de 28 años, era visto como mendigo en el centro de Valera, afuera de establecimientos de comida en las adyacencias de la parada de El Ajedrez. Allí convivía con los trabajadores informales, aunque en ciertas ocasiones fue denunciado y amenazado por robar sus pertenencias, lo ignoraban por considerar que era un muchacho con trastorno mental.
Le decían “El Caraqueño” por su particular vocabulario, al parecer era oriundo de la capital del país, y aunque no tenía residencia en Trujillo, recibía ayuda y se mantenía aseado.
Entre sus características resaltan casi dos metros de estatura, contextura delgada, tez oscura y dentadura prominente, en el antebrazo derecho se distinguía un tatuaje que reza “El amor de mi madre dice más que mil palabras” en tinta negra.
La madrugada de ayer fue hallado sin vida, con heridas por arma de fuego, entre calle 21 y 22 de Valera, en el sector Las Acacias. Su cuerpo fue remitido al Senamecf para la evaluación forense, allí esperan que su familia llegue a reconocerlo y le den cristiana sepultura.
El muchacho portaba una billetera con propiedades de otras personas, presumen que quizá los encontró o pudo robarlos, los funcionarios del Senamecf los mantienen para que sus dueños los recuperen, se trata de tarjetas de débito y crédito de distintas entidades bancarias a nombre de Ruber Olivar, Heriberta Valero, María Rangel y Luis Manuel Rangel, de quien también hay una licencia para conducir.