Ante miles de feligreses que coparon buena parte de la avenida Bolívar de Valera, el Obispo de la Diócesis de Trujillo manifestó que muchos ciudadanos viven la amargura y el dolor ante tantas circunstancias que los hace sufrir, “ya basta de corrupción, violencia y hambre”. Invitó a abrir el corazón y la mente para recibir y dar la misericordia de Dios
Desde tempranas horas del pasado domingo la avenida Bolívar del municipio Valera, a la altura del centro comercial Edivica, comenzó a recibir los primeros fieles que aguardaban el mejor lugar para participar de la omnipresencia de la Divina Misericordia, materializada en un gran pendón que adornaba la cabecera
de la tarima dispuesta en el lugar.
Alabanzas, cantos y oración, dirigidos por los presbíteros Walkelis Araujo y Pedro Terán, hicieron llevadera la espera para la celebración de la solemnidad. Cerca de las tres de la tarde, las calles principales y aledañas a la avenida desbordaban en multitud de personas que ansiaban la bendición de la divina presencia a través de las autoridades eclesiásticas de la región.
Monseñor Oswaldo Azuaje, obispo de la Diócesis de Trujillo, hizo su aparición pasadas las 3:30 de la tarde, luego de presidir la Santa Eucaristía en el Seminario Diocesano en el municipio Trujillo, misa en la que también se celebró la ordenación diaconal de Carlos Montilla.
El Obispo manifestó que en Venezuela muchos ciudadanos viven la amargura y el dolor ante tantas circunstancias que los hace sufrir, como carestía, inflación, escasez, enfermedad y falta de medicinas, motivo por el que muchas personas buscan huir del país, “en Venezuela el pecado se apoderó de la política, ya basta de corrupción, violencia y hambre”.
Indicó que ante el lamentable panorama venezolano los creyentes de Dios deben preguntarse si realmente están abiertos al amor, reconciliación, reencuentro, respeto y libertad de los que están detenidos injustamente, para que realmente se pueda manifestar la misericordia de Dios, “pedimos al Señor por nuestro país, que nos reconciliemos los unos a los otros para la paz”.
Corazón y mente para la misericordia
“El día de la Divina Misericordia fue establecido en el año 2000 por San Juan Pablo Segundo, quien quiso que tuviésemos en este día un particular corazón y mente abierta y una acción en la que intervengamos todos como hijos de Dios formando un pueblo santo, mirando la misericordia de Dios”, resaltó Mons. Azuaje.
Fieles
Yubis Contreras “Estamos celebrando la misericordia, el perdón del Señor que nos llama y nos invita a abrirle su corazón. Y especialmente a pedir por la paz en Venezuela”.
Nancy Quintero “Nos motiva el amor a Dios que nos recuerda que somos sus hijos. Pedimos para Venezuela mucha paz y fortaleza en medio de todo lo que estamos viviendo”.
María Díaz “Estoy pidiendo por nuestro país y en especial por la protección de todas las personas que se han ido del país, para que vuelvan y pronto Venezuela mejore”.
Henry Humbría “La fe nos convoca, más de diez años practicando esta devoción y buscando mejoría, sanación y paz para Venezuela y para todo el mundo”.