El centro de la ciudad de Valera empieza a reflejar lo que fue hace más de una década y no precisamente por su auge económico, sino por la proliferación de comerciantes informales y es que hace más de 10 años, el casco central de la urbe estaba atiborrado de los llamados buhoneros, lo cual representaba un problema ciudadano, pues obstruía el paso de vehículos y peatones.
Durante años buscaron solución al crecimiento desmedido del comercio informal, varios representantes del gobierno municipal intentaron solventar el problema sin lograr resultados positivos hasta que la gestión pasada, encabezada por Iroschima Vásquez, logró despejar el centro de la ciudad.
En parte, un buen porcentaje de estos buhoneros desistió de esta actividad y emigró como muchos otros venezolanos en busca de mejores condiciones de vida, mientras que los que quedaron fueron reubicados en el mercado “La Paz”, mejor conocido como “Ciudad Bendita”, el cual está dividido en dos áreas, la mitad inherente al rubro hortofrutícola y la otra mitad a vestimenta y calzado.
En ese momento, volvió el tráfico libre y fluido por el centro de la ciudad, un escenario que valoraron tanto conductores como peatones, quienes agradecieron el poder desplazarse con total libertad por las principales calles y avenidas de la metrópolis valerana.
Un retroceso
Esa Valera organizada se desvanece y el logro que se obtuvo hace unos años parece revertirse, solo basta con salir al centro para darse cuenta como cada vez hay más comercio informal en las aceras y principales vías de la urbe.
Desde verduleros y fruteros que improvisan puestos en esquinas o calles concurridas, pasando por vendedores de ropa que exhiben sus prendas en las aceras, hasta puestos de comida rápida que instalan toldos, sillas y mesas.
Mientras esto ocurre, funcionarios de la Alcaldía de Valera se despliegan para velar por el cumplimiento del corredor vial, es decir, que no se estacionen vehículos en el casco central durante ciertas horas del día, pero no existen mayores fiscalizaciones para controlar las ventas informales en la localidad.
¿Qué hace la alcaldía de Valera para controlar el comercio informal?
Precisamente para conocer las acciones que lleva a cabo el ayuntamiento en la materia, se consultó a los encargados del Departamento de Economía Productiva Local, uno de sus voceros dejó claro que el buhonerismo es una actividad ilegal, según ordenanzas y decretos municipales que velan por el correcto orden de la ciudad.
La fuente detalla que solo algunos puestos de comida están autorizados para ofrecer comestibles en la calle, específicamente aquellos que ya cuentan con una autorización luego de cumplir una serie de requisitos sanitarios, aunque explica que estos permisos ya están vencidos y por los momentos, el ente regulador no ha vuelto a renovar este tipo de documentos.
Oportunamente, informa que para el mes de julio prevén realizar una jornada en la que los vendedores ambulantes ya permisados puedan actualizar sus respectivas autorizaciones y probablemente otorguen nuevos permisos a otras personas interesadas.
Una irregularidad permitida
Queda claro entonces que, salvo casos excepcionales, comercializar productos en las vías públicas de Valera está completamente prohibido y aunque el personal de la Alcaldía está consciente de esa irregularidad, sus funcionarios alegan que sus competencias son meramente administrativas, es decir, no tienen facultad para desalojar, mucho menos penalizar a quienes incurran en la buhonería.
Esto debido a que en la jurisdicción no existe la Policía Municipal, por lo tanto, recalcan que se requiere de la intervención de las Fuerzas Vivas del estado para controlar la situación, de hecho, en aquella oportunidad la entonces alcaldesa Iroschima Vásquez contó con el apoyo de quien era Jefe de la Zodi, General José Gregorio Laya para la reubicación de los buhoneros.
Ahora, el personal de la Alcaldía asegura que, actuando bajo sus competencias, realizan operativos en los cuales abordan a los comerciantes populares a quienes les dictan charlas y hacen firmar compromisos para que no ensucien ni obstaculicen los espacios públicos con tarantines, en ese particular, ordenan retirar sillas y mesas de aceras y vías
A pesar de esas labores, el comercio informal se mantiene firme, e incluso, se extiende, por lo que se hace necesario mayor voluntad de las autoridades y el trabajo en conjunto entre organismos administrativos y seguridad para tomar acciones que permitan reubicar a los trabajadores y mantener ordenado el casco comercial.
Hebert Carrizo
hebert.carrizo@gmail.com
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