Por Maryerlin Villanueva / Crónica Uno
San Cristóbal. En Táchira faltan centros públicos para atender a pacientes con trastornos psiquiátricos, lo que pone en riesgo la salud de estas personas.
Y es que quienes pierden la capacidad de reconocerse a sí mismos necesitan una atención integral de psiquiatras, psicólogos, enfermeros, y otros especialistas que velen por su bienestar.
En la entidad no existe un número oficial de estos pacientes, sin embargo, médicos sostienen que son muchos quienes se encuentran en estado de abandono, por la falta de medicamentos, alimentación, entre otros.
La psiquiatra Liz Mariel Flores dijo que es necesario crear más sitios para hospitalizar a enfermos psiquiátricos, quienes deben estar acompañados de un personal capacitado.
Necesitamos formar personal en el área de Psiquiatría, ya que ellos son nuestra mano derecha para poder atenderlos”, dijo.
De llegar a tener un centro para la contención de quienes tienen trastornos psiquiátricos, mermaría la presencia de estos pacientes en las calles de la ciudad de San Cristóbal y otros municipios.
“Ellos representan no solo un riesgo para los ciudadanos, también para ellos mismos: pueden mostrar autoagresividad, ya que no reciben el tratamiento adecuado. Muchas instituciones públicas y privadas hacen donaciones, pero hace falta más apoyo”, señaló.
Peribeca
En la población de Peribeca, en el municipio de Capacho Nuevo, funcionaba el Hospital Psiquiátrico Raúl Castillo, el cual recibía donaciones del Ministerio para la Salud.
Allí trasladaban a pacientes crónicos, cuya cifra superaba los 300. Eran atendidos por cuatro psiquiatras, dos psicólogos, y 20 enfermeros. Este centro privado lo cerraron el 15 de mayo de 2018 por falta de presupuesto.
Algunos pacientes fueron trasladados hasta el estado Zulia, y otros devueltos a sus familiares, ante la imposibilidad de seguir en este lugar.
Sin dolientes
El pasado 3 de junio, Reina Jaimes Romero, de 46 años, con residencia en el sector de Palo Gordo, en el municipio Cárdenas, comenzó a amedrentar a los familiares del Hospital Central de San Cristóbal.
La mujer deambuló varios días con un lenguaje soez por el centro de salud. Pese a que los familiares se quejaron con las autoridades, nada se pudo hacer.
Un trabajador del primer centro asistencial del Táchira, quien prefirió resguardar su identidad, confirmó que para que un paciente pueda ser ingresado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UPA), debe haber una persona que se haga responsable de él, en cuanto alimentación, exámenes y medicamentos.
El hospital intentó comunicarse con los familiares, pero ninguno contestó el teléfono, y a la fecha se desconoce el paradero de Jaimes Romero.
Mientras tanto, José Parra, padre de un joven de 28 años que intentó suicidarse tras asistir a una fiesta, donde fue drogado, señaló que no pudo ingresar a su hijo al Hospital Central debido a las precarias condiciones.
Relató que luego de lo sucedido prefirió tener al joven bajo su cuidado en su casa, ya que no halló otro sitio para ingresarlo.
No hay enfermeros
El área de UPA, perteneciente al primer centro asistencial del Táchira, tiene una capacidad para ocho personas, pero no puede ser elevada, porque no hay enfermeros que puedan encargarse de los pacientes.
El jefe del Servicio de Psiquiatría, José Abel Colmenares, explicó que la crisis humanitaria compleja redujo el personal, a tal punto, que hay turnos en los cuales no hay ni un solo enfermero.
“Tenemos ocho camas, de las cuales solo siete tienen colchones; aun así, no podemos hospitalizar más personas, ya que no tenemos personal de enfermería para esto. Si bien hemos pasado muchas cartas para mostrar las debilidades del servicio, hasta el momento no hemos tenido respuesta”, apuntó.
Filtraciones, alimentación y enseres de limpieza es de lo que más carece esta área del Hospital Central, que sobrevive a punta de donaciones. De acuerdo con Colmenares, familiares de pacientes o de algunos que ya han estado allí colaboran con medicinas y productos de la canasta alimentaria.
Para el especialista se hace necesario que las autoridades tomen cartas en el asunto.
El estado Táchira cuenta con dos sedes de la misión Negra Hipólita, la cual se encarga de atender este tipo de pacientes. Un trabajador de allí, quien prefirió resguardar su nombre, detalló que años atrás, en ambos centros podían albergar hasta más de 50 personas. Sin embargo, la crisis económica no los perdonó, y algunos trabajadores se marcharon en búsqueda de mejores oportunidades.
La calidad de atención disminuyó, el presupuesto también. Agregó que ya “casi no hay gente” que ayude a atender, así como tampoco pacientes.
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