Estas navidades serán diferentes para los venezolanos, cada vez más desperdigados por el mundo. Pero con ellos llegarán también a todos los rincones sus mejores valores, incluida la hallaca, como parte de la tradicional gastronomía de Venezuela, tan propia de la temporada decembrina.
Y es que así como la hallaca varía su forma de elaboración en cada región del país, también lo hará en el mundo con la llegada en masa de quienes por miles de razones parten de la nación, reseñó Aleteia.
Tradicional en Venezuela y popular en Colombia, Curazao, Aruba, Bonaire, Islas Canarias, España o Ecuador, la hallaca ha ido consiguiendo espacio de preferencia en los paladares de todo el planeta, en cuyas mesas ha sido adoptada como uno de sus platos para Nochebuena.
Las hallacas y sus decenas de versiones
El pastel, que tiene como base la masa de maíz –amarilla o naranja gracias al tono rojo que le brinda el aceite con onoto- tiene como principal elemento un relleno de guiso, cuya proteína varía según el gusto de quien la elabora: carne de res, cerdo y gallina o pollo, o ambos; así como pescado, en las versiones más atrevidas.
Aunque varían los ingredientes, es común a todas el envolverlas con hojas de plátano y amarradas con hilo pabilo. Se le agregan aceitunas, pasas, alcaparras, pimentón y cebolla. Mientras que algunas tienen almendras. Y en zonas como las andinas, no pueden faltarles los garbanzos.
Envueltas de forma rectangular en hojas de plátano o de bijao, es toda una tradición no solo comerlas sino reunirse en familia para su elaboración. Algunos se “especializan” en poner los ingredientes, mientras que otros las amarran.
Finalmente son hervidas en agua. Algunas sobre fogón y otros prefieren cocinarlas con leña, por el particular sabor que adquieren. Se hacen en cantidades grandes, pues es común compartirlas. Aunque se pueden consumir en cualquier momento, es típico de la temporada navideña, y un alimento esencial en el diciembre venezolano.
La hallaca es un plato que integra a la familia
Si bien forma parte de los platos nacionales, se la compara también con los tamales de otros países americanos. La particularidad en Venezuela no es ni siquiera el plato, sino su preparación, porque integra de manera muy especial a toda la familia. Es , de hecho, una de las principales y más bonitas excusas para reunir junto a la mesa a familiares y amigos.
En cuanto a su nombre, existen algunos mitos que lo atribuyen la fusión de dos términos: “Allá”, en referencia a los componentes del guiso que proviene de otras naciones, y “Acá”, por la masa y las hojas de plátano. La combinación de “Allá” y “Acá” daría algo cercano a la tradicional “Hallaca”.
El origen del plato se remonta a los años de la colonización por parte de España, siglo XV y siglo XVI, atribuyéndose en forma legendaria su invención a esclavos e indígenas, quienes recogían los restos de las preparaciones de sus opresores para armar un plato heterogéneo.
La hallaca es resultado de la fusión cultural
También se afirma que el plato surgió tras los esfuerzos de los españoles por “mejorar” el tamal, aumentando y variando los ingredientes que componían su interior. Se trataría por ende de una adaptación colonial al paladar europeo en América. Existe además el “bollo” venezolano, más parecido al tamal.
El escritor criollo Arturo Uslar Pietri lo resumía de esta manera: en la hallaca están “la pasa y la aceituna, de romanos y griegos; la alcaparra y la almendra, de los árabes; la carne del ganado, de los capitanes pobladores de Castilla; el maíz y la hoja, del bananero de los indios”.
Independientemente de las muchas historias acerca de su origen, lo cierto es que la hallaca es resultado del mestizaje y la fusión cultural, muy a tono con la situación actual que lleva un pedacito de Venezuela a distintas partes del mundo.