En la frontera se vive el Carnaval

En San Antonio del Táchira se celebra una popular tradición festiva en honor al Rey Momo

 

POR EVER GARCÉS

La mesa está servida en San Antonio del Táchira para celebrar el Carnaval Internacional de la Frontera 2023. Esta es uno de los carnavales más tradicionales y populares de la región andina. La festividad comenzó el jueves 16 de febrero con una cabalgata desde la redoma Virgen de la Luz, en Libertadores de América, hasta la Redoma del Cementerio, según información aportada por la alcaldesa del municipio Bolívar, Sandra Sánchez, quien detalló que será una actividad binacional, pues participarán caballistas del departamento de Norte de Santander, en Colombia.

Uno de los eventos más distintivos del Carnaval de La Frontera es que eligen al Rey Momo, figura clave en las fiestas carnestolendas por su alegría y un característico traje muy colorido.

Para el fin de semana, como es costumbre, se realizará el desfile de las carrozas de las aspirantes a la corona de Reina del Carnaval, con unas 150 comparsas. El lunes 20 se hará la elección y coronación de la reina. El martes culminan con la celebración del desfile final, encabezado por las ganadoras.

 

Nació de las élites

En la frontera, como en muchos otros lugares, la celebración de los carnavales nace de las élites, así nos lo contó  Marcos Suárez, historiador de esa localidad. “En ese entonces, se organizaban cuatro o seis calles que había en San Antonio”, puntualizó para luego recordar que la energía eléctrica llegó en 1913, mientras el primer carro en 1919.

Ese vehículo, especificó, era usado para subir a la candidata y pasearla por las escasas calles del pueblo. “Pintaban semillas de arvejas, caraotas y arroz, que eran lanzadas en los primeros carnavales”, repasó el profesor, quien trajo a colación la costumbre de lanzar cortes de tela, para que la gente se hiciera un pantalón o una camisa.

Otra de las prácticas de las élites de aquel momento, según el académico, era arrojar habanos, tabacos y “hasta morocotas”. Esta última dádiva, sin duda, era una de las más esperadas por los espectadores de la época. “Luego el gobierno de Juan Vicente Gómez dona una casa, nombrada 24 de Julio, y estaba ubicada donde en la actualidad es el Banco de Venezuela; allí se organizaban las fiestas”, relató.

 

 

Con los años, cuenta Suárez, el carnaval se populariza y se crea la primera Junta Directiva, grupo con el que empieza a “dársele esa connotación y sentido que, hasta la fecha, no ha cesado”. De esta manera, indicó que el carnaval fue expandiéndose, creciendo, y “tuvo una época dorada, en la que los organizadores eran las familias, con sus barrios”.

Durante esos años dorados, el Carnaval Internacional de la Frontera tuvo gran repercusión y fama. Cada barrio se esmeraba, meses previos a la fecha central, para recaudar fondos a través de vendimias, rifas y otras actividades que permitieran cubrir los gastos de su candidata.

“En esa época de esplendor, procuraban traer artistas de renombre. Se me viene a la memoria Pastor López, quien fue contratado por el barrio Miranda. Lagunitas hacía rifas de carros -y trajo a Oscar de León-, todo con el propósito de lograr una celebración apoteósica”, comentó el historiador, consciente de que en la actualidad el nivel ha decaído como consecuencia de la crisis país.

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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