Venezuela continúa sumida en una conflictividad política, fundamentalmente, como consecuencia:
- primero de la pretensión de Nicolás Maduro – pese a la crisis económica, social e institucional que ha generado su pésima gestión de gobierno y el cambio que demanda más de 85% de los venezolanos – de perpetuarse en el poder sin respaldo popular, desconociendo la voluntad del soberano, sin legitimidad internacional, con saltos al vacío, violando la Constitución;
- en segundo lugar, la pandemia del coronavirus que conllevó al fracaso de la Alternativa Democrática en consolidar la presión de calle; que es a la final lo que preocupa y teme Nicolás Maduro, ya que representaría el quiebre de las FANB;
- y tercero, la inexplicable e injustificada pasividad del descontento ciudadano que inocente e indirectamente contribuye con la destrucción de Venezuela. A partir de este 5E, además de los acostumbrados montajes, potes de humo, las persecuciones, la retorica y la mentira, serán dos las principales estrategias que marcaran la pauta del conflicto político, por parte del régimen la cuarentena radical como instrumento político, y del lado de la Alternativa Democrática, la presión popular de calle. No se necesitan de análisis profundos, para estar claro que eso será lo que veremos en los próximos días, lo que logre imponerse marcará el presente y futuro de Venezuela.
Douglas Abreu / CNP: 21627
@douglasabreub
Finalizó el 2020 y la crisis económica, social, de derechos humanos, política, moral y ética agravada con la pandemia de COVID-19, que más allá de la retorica, la doble moral y el doble discurso oficialista lejos de aliviarse se ha profundizado con el agravante que este año 2021 – sobretodo los primeros meses – no pinta nada alentador preocupantemente, en lo económico mientras no se produzca un giro de 360 grados del actual modelo, cuyo fracaso esta a la vista de propios y extraños expresándose en el exponencial deterioro de la calidad de vida del pueblo, que por lo visto y dados los antecedentes no ocurrirá bajo este régimen, y con ello el indetenible y progresivo estado de pobreza extrema de los venezolanos.
Paralelamente, lo político, que se erige como la solución ante lo insostenible de la crisis económica, cuyo aspecto en el caso de Nicolás Maduro, esta basado en perpetuarse en el poder, una dictadura a lo castro-comunista; mientras para la Alternativa Democrática que lidera Juan Guaidó, un cambio de gobierno para rescatar la democracia, y con ella, salvar a Venezuela de la destrucción total.
6D y 12D: liderazgo y poder de convocatoria
El ámbito político cerró el 2020 con dos eventos; el primero, la cuestionadas elecciones parlamentarias del 6D, cuyo principal promotor fue Nicolás Maduro, y que dado el fracaso por la precaria participación, sumó otro irrefutable revés político electoral demostrándose una vez más que carece de poder de convocatoria y liderazgo político-gubernamental que sigue expresándose en el irreversible descontento popular, que está cerca del 90%.
El segundo evento la consulta popular del 12D, organizada y convocada por la Asamblea Nacional (AN) junto a la sociedad civil, siendo su principal promotor Juan Guaidó. Fue clara la mayor participación de los venezolanos tanto nacional como internacional, representando un importante logro del poder de convocatoria y liderazgo de Guaidó, por mucho que se nieguen a reconocer analistas y actores políticos.
Esa es la realidad política con la que comienza el 2021, en cuanto a liderazgo y poder de convocatoria se refiere entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó, quienes representan las dos tendencias que denominan el espectro político en Venezuela, el primero sustentado en el control del poder, pero sin legitimidad ni respaldo popular; el segundo, basado en el reconocimiento internacional como presidente interino y en un significativo apoyo ciudadano. Por ahora no existe una tercera vía, ya que quienes así se denominaban terminaron sucumbiendo ante el “poder del dinero”.
Anarquía e incertidumbre legislativa
El 5 de enero, no es más que otro episodio del conflicto político, específicamente, en lo legislativo, tal como sucedió en el 2020. En un extremo con saltos al vacío y desconocimiento de la voluntad popular se instala una AN, con unos diputados producto de unas elecciones ilegales, ya que fueron convocadas por un ilegitimo CNE, irregularidades por las cuales no fueron reconocidas internacionalmente y por la mayoría de los venezolanos tal como lo expresaron en la consulta popular.
Por lo que la AN a instalarse no será reconocida, representando otro fracaso de Maduro en su inesperada búsqueda de legitimidad. Por lo que – según especialistas en la materia – se mantiene constitucionalmente vigente la AN electa en el 2015 y que actualmente preside Juan Guaidó, siendo este el otro extremo. En ese sentido, se repite la historia, pues serán dos AN, ejerciendo el poder legislativo, con ellas, la vigencia de la anarquía e incertidumbre legislativa, y en consecuencia, la profundización de la conflictividad política e institucional.
Cuarentena radical vs presión popular de calle
El 5 de enero, se perfila como una importante fecha – no tanto porque se instala una nueva AN, o por la permanencia de la actual – sino porque será epicentro del inicio de lo que sucederá en los próximos días y meses. Ante el anuncio de la Alternativa Democrática en voz de Guaidó; llamando a la calle este 5E a protestar la fraudulenta instalación de la AN, como inicio de la presión popular de calle.
No se necesitan análisis de profundidad para saber que como respuesta a este llamado Nicolás Maduro tal como lo hizo en el 2020 seguirá haciendo de la Cuarentena “radical” – no solo para evitar la propagación del coronavirus – su estrategia e instrumento político que sirva de muro de contención contra la presión popular de calle, única salida a la grave crisis humanitaria de los venezolanos ante la burla de los procesos de diálogo y negociación.
Solución en manos del pueblo
Definitivamente la solución esta en manos del pueblo a través de la “presión popular de calle” si así lo asume no habrá represión de ninguna naturaleza que lo evite. La contundencia de la presión popular de calle depende que el descontento colectivo se active y exprese integro y monótono en la calle, ya que Juan Guaidó junto a la AN, Alternativa Democrática, gremios, universidades, movimiento estudiantil y con el apoyo de la comunidad internacional, sin éxito hicieron todo lo posible por lograrlo ante la pasividad ciudadana.
Si Nicolás Maduro logra contener y evitar las movilizaciones utilizando la cuarentena radical para tal fin, no es exagerado pensar entonces que la pandemia de coronavirus no solo le ha servido políticamente para ganar tiempo sino que se ha convertido en la única estrategia que lo ha mantenido circunstancialmente sin amenaza popular alguna en Miraflores.
Cabe preguntarse entonces ¿La suerte de Maduro en el poder, además del apoyo del Alto Mando Militar, dependerá circunstancialmente del Coronavirus?…Indudablemente sigue siendo el COVID-19, como instrumento político un factor determinante en la conflictividad política, tal como lo advertimos en análisis anteriores, de lo cual, actores y analistas han desestimado hasta la fecha algo tan evidente.
Se habrá preguntado la sociedad ¿Cuál sería la situación política actual en Venezuela, si no hubiera aparecido el coronavirus? Si tomamos en cuenta que estaba en pleno desarrollo una agenda de movilizaciones de calle organizadas y convocadas por la Alternativa Democrática, que fueron interrumpidas por la pandemia como “tabla de salvación” de Nicolás Maduro. El panorama es el mismo a comienzos del 2020 ¿terminará igual el 2021? Los hechos lo dirán.