En honor al Dr. Iván Lobo Quintero

José Antonio Román G.

 

«Los viejos nos estamos quedando solos, porque nuestros amigos se están muriendo»
Dr. Arturo Uslar Pietri (1986)

Escribir algo sobre la vida del Dr. Iván Lobo Q (Mozo), resulta muy interesante, por tratarse de un personaje integro, honesto, excelente padre de familia y aquellos que fuimos sus amigos, sentimos y lamentamos su precoz partida a la Eternidad. Nacido en la ciudad de Ejido, Estado Mérida, hijo de un hogar cristiano, honesto, humilde y trabajador. Hijo del hogar de Daniel Lobo y Edelmira Quintero de Lobo, el tercero de seis hermanos, profesionales, hombres y mujeres de gran proceder.

Durante sus estudios, se inclinó por la Medicina y la cursó en la muy Ilustre Universidad de Los Andes (IULA); obtiene su título de manos del Rector de Rectores, Dr. Pedro Rincón Gutiérrez (+). Viaja a San Cristóbal, Estado Táchira, donde inicia su carrera y su inclinación por la que fue su Especialidad: Ortopedia y Traumatología, la cual ejerce por más de 40 años. Forma su hogar con su Sarita, fiel compañera de toda su vida. Se viene a Valera en donde se establece y hace de esta ciudad su segunda patria. Tuve por suerte ser su alumno en el Pre Grado y luego como Médico Residente en su Servicio. Fue mi gran amigo y consejero, lector de mis artículos en la prensa y cuando era necesario hacer alguna corrección, me lo hacía, lo cual agradecía.

En su unión con Sarita, procrearon cuatro hijos, profesionales todos, con los mismos dotes de sus padres. Su pasión, además de la medicina, fue la política, la que ejerció con dignidad y trabajó por su Estado Trujillo, como Senador de la República por dos periodos constitucionales, militante honesto. Su otra pasión, fue la de escritor, ensayista y novelista.

Sus obras permanecerán en la bibliografía venezolana y, su mejor pasión, su hogar, al lado de su Sarita de siempre, hijos y nietos, quienes hoy lloran su partida y sus amigos lo extrañaremos; cuando en ocasiones nos reuníamos en gratas conversas, tratando diferentes temas, políticos, historia, ecología y hasta médicos.

El Hospital Central Dr. Pedro Emilio Carrillo, lo vivimos intensamente, cuando aquel refugio tan recordado era considerado hospital piloto. Hoy, lamentablemente atravesando una intensa crisis. A nuestro excelso amigo, ausente temporalmente lo extrañamos, pero con la seguridad de que algún día, cuando el Supremo así decida en algún lugar nos encontraremos. A Sarita, sus hijos y nietos y aquellos que nos consideramos sus amigos, haremos una oración por su descanso eterno. Hasta luego Mozo.

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