A la falta de combustible y electricidad que padece Los Andes venezolanos, se suman otras carencias en servicios públicos, afectando severamente la calidad de vida de los ciudadanos, obligados a buscar alternativas.
El transporte para llegar o salir de las fincas, trasladar las cosechas a mercados cercanos ha sido sustituido por mulas y caballos. Mientras la leña se ha convertido en la única forma para preparar alimentos y hasta alumbrar algunas horas durante la noche.
Ante esta situación las familias, se han reunido por sectores creando fogones de leña comunitarios, donde las amas de casa cocinan de manera conjunta, el alimento que luego llevan a las mesas de sus hogares.