Madrid, 20 oct (EFE).- Hace apenas tres semanas desde su estreno, pero “Emily in Paris”, (Netflix) creada por Darren Star, se ha convertido en una de las series más vistas de la plataforma y también del mundo. Un cóctel entre moda, rincones de ensueño de la capital gala y todo tipo de clichés franceses que dan forma a las aventuras de la joven estadounidense Emily Cooper al mudarse a París, donde comienza su nueva vida.
Una joven ejecutiva de marketing en Chicago que, de un día para otro, debe mudarse a París y comenzar una nueva vida de cero, donde en diez capítulos de apenas media hora de duración recorrerá tópicos que van desde conocer de primera mano el mundo de la Alta Costura a peregrinar los campos de la Champaña francesa, vestida siempre con “looks” impolutos que, hacen a la serie ser merecedora de ser llamada “La nueva versión de ´Sexo en Nueva York´”.
Lily Collins da vida a Emily Cooper en esta particular comedia romántica que juega con el cambio de estilo de vida de Chicago a París, sus diferentes rincones, y todos y cada uno de los clichés parisinos; desde enamorarse de un apuesto “chef” de cocina a trabajar de cerca con firmas de lujo, acudir a fiestas con grandes diseñadores y, por supuesto, retratarlo todo en redes sociales.
Aunque Cooper se mude a Paris con apenas dos maletas y unas cuantas cajas, sus estilismos se han convertido también en protagonistas rotundos de la serie, y han desencadenado oleadas de fans que, dedican cuentas en Instagram a analizar cada prenda lucida por la protagonista, como @emilyinparisfashion o @fashionfemilyinparis, que diseccionan minuciosamente cada «look» construido por Patricia Field, estilista de la serie.
De nuevas firmas francesas emergentes como Staud a Kenzo, Moschino y Off-White, o incluso un Stepháne Rolland, en un vestido de volúmenes blancos que, además de ser el protagonista del capítulo en cuestión, que gira en torno a una subasta, fue lucido por la modelo española 00.Nieves Álvarez como protagonista de la colección del diseñador hace un par de temporadas.
Alexandre Vauthier, MGSM o Christian Siriano, que firma el vestido negro de palabra de honor que Emily Cooper luce para asistir a la Ópera de París y que se ha convertido en uno de los más reseñados de la ficción, forman también parte del vestuario, mostrando el gusto polifacético a la hora de vestir de la protagonista a través de diferentes estilismos.
Aunque si hay una marca que persiste en cada capítulo de la serie, es Chanel, incuestionable firma asociada al lujo y a la capital francesa. Además de diferentes bolsos, Emily luce desde chaquetas propuestas en pasarela durante la colección Resort 2020 (valorada en seis millones de dólares -unos 5 millones de euros- a prendas de la colección de 2017, que siempre conjunta con el bolso clásico 2.55 en diferentes tejidos y colores.
Y es que, Chanel y París son dos caras de una misma moneda. Es por esa cuestión por la que las evidencia entre el prestigioso diseñador ficticio en la serie “Pierre Cadault” sigue, en muchos guiños, la figura de Karl Lagerfeld.
Desde su aberración por todo lo que sea “ringarde” (hortera) a su mascota, una iguana que vive con servicios propios de atención y que recuerda a “Choupette”, la gata de Lagerfeld con sus propias niñeras.
Mucha moda, amores fugaces y escenarios idílicos maridados en champán francés que, aunque recuerdan en trasfondo a «Sexo en Nueva York», vienen acompañados de un nuevo actor: las redes sociales. Porque si hay algo imprescindible para Emily Cooper es ir acompañada de su móvil, con el que retrata pequeñas escenas cotidianas de su día a día en París para su Instagram, hasta el punto de convertirse en “influencer”.
Una combinación perfecta que ha catapultado la serie a ser la más vista en Estados Unidos y mantenerse en el “top 10” de Netflix en España, y cuya segunda temporada ya se encuentra en pleno rodaje para presentar una segunda temporada en la que “Emily se introducirá más en el estilo de vida francés”, según ha apuntado su creador, Darren Star, y que podría ver la luz el próximo 2021.
María Muñoz