Antes de la pandemia y desde hace unos cuantos años la economía venezolana venía padeciendo las dos peores enfermedades que pueda sufrir una economía: hiperinflación y un grave estancamiento económico. Ahora debemos prepararnos para más inflación y para una recesión cada día más profunda. Como respuesta a la falta de divisas el gobierno ya ha reiniciado la vieja receta de imprimir dinero. Fabricando billetes sin valor. Ese dinero, por supuesto, contribuirá a inflamar más todavía el incendio de la inflación.
Lo que nos espera es un dramático incremento de la pobreza y de la pobreza extrema. Nos espera hambre, miseria y desolación. Nos espera más desempleo. Deterioro del poder adquisitivo del salario y desabastecimiento de bienes y servicios.
Se hará más grave todavía el colapso de los servicios públicos básicos: agua, electricidad, gasolina, transporte, salud, educación y, por supuesto, la seguridad personal y colectiva.
La situación es tan dramática que se impone un esfuerzo de unidad nacional. Como lo he venido diciendo desde hace mucho tiempo, y ahora con mucha más razón, se requiere la conformación de un nuevo gobierno, un gobierno de emergencia nacional. Voces muy autorizadas lo vienen reclamando, el país necesita un testimonio de patriotismo de todos los sectores. Hoy, más que nunca antes, se requiere recomponer la unidad nacional.
Después que pase la pandemia hay que confrontar la nueva realidad económica, política y social de Venezuela. Recomponer la economía nacional es posible porque felizmente el país cuenta con muchos recursos importantes además del petróleo. Va a ser necesario concurrir al financiamiento internacional. Pero en ese campo la competencia será feroz y Venezuela, con el gobierno que tiene actualmente, no está en condiciones de acudir a esa competencia con alguna posibilidad de éxito.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
@EFernandezVE