Por: Antonio Pérez Esclarín
Resulta ridículo, de una increíble pequeñez de espíritu, y expresión de una mentalidad gerontofóbica, pretender descalificar a Edmundo González como candidato a la presidencia por su. edad. ¿Indican con ello que las personas mayores no tenemos ya nada que aportar? ¿Será por ello, que no les importa si vivimos o no, cuando nos pagan una pensión con la que es imposible sobrevivir?
Ya quisiera yo que algunos de los que critican a Edmundo tuvieran un mínimo de su formación, de su coraje, de su entereza, de su disposición a servir a Venezuela aceptando un cargo al que nunca en su vida había aspirado. Hombre de palabra sencilla, breve y concisa, Edmundo nos sorprende por su madurez creativa y propositiva. Dice mucho y sabiamente con muy pocas palabras. Le está dando un giro radical a ese modo de entender la política a base de gritos, descalificaciones, insultos y peroratas interminables llenas de mentiras y promesas que saben no van a poder cumplir. Habla de reconciliación y unión, cuando otros trabajan duro para fomentar la división y el desencuentro. Está convencido de que la política debe enraizarse en la ética y que su objetivo es lograr el bienestar para todos.
Yo tengo unos pocos años más que Edmundo y me encuentro con plenas capacidades físicas, mentales e incluso espirituales, para seguir apostando por Venezuela y continuar entregando mi vida por su transformación , su prosperidad y la convivencia pacífica y fraternal..
Los que intentan descalificar a Edmundo por sus años, ignoran que la edad no es meramente un estadio biológico, sino también una actitud moral y espiritual. Hay jóvenes con espíritu envejecido, que se la pasan quejando y viven amargados, sin ánimo, sin ilusión. Y hay ancianos que deslumbran e impresionan por su entereza, su entrega, y su amor a la vida. ..Todos, mientras vivimos, estamos en capacidad de crecer en sabiduría, en generosidad, en amabilidad, en servicio. Está muy bien jubilarse del trabajo, pero no debemos jubilarnos nunca de la vida. Con el paso del tiempo, si bien el cuerpo se debilita, se puede fortalecer el espíritu. Los años acumulados nos pueden brindar una excelente oportunidad para irnos convirtiendo en verdaderos expertos en humanidad.
Cada edad tiene su propia juventud y es posible vivir creativamente cada etapa, cada momento, cada suceso. Ser anciano no significa ser un inútil y la historia nos recuerda algunos ancianos increíbles: Bertrand Russell recibió el Premio Nóbel a los 78 años y a los 90 seguía trabajando incansablemente por las causas humanitarias. A los 80 años de edad, Leopoldo von Ramke comenzó a escribir la Historia del Mundo, obra que concluyó a los 92. Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90 años y el japonés Teichi Igarachi subió el monte Fuji a los 99. Podríamos alargar enormemente la lista de ancianos memorables: que desplegaron una increíble juventud creadora: Miguel Ángel, Moisés, Bertrand Shaw, Arthur Miller, Picasso, Casal, Chaplin, John Dewey, Jacinto Convit …
Si al llegar la tercera edad, uno cree que ya no sirve para nada o se le imposibilita por las condiciones económicas y sociales, una vida digna, envejece de verdad y entra en un acelerado proceso de decrepitud. Da mucho dolor ver en Venezuela a tantas personas mayores, arrastrando una vida miserable. Es pensando en ellos que debemos trabajar con mayor entusiasmo por un cambio democrático y electoral y votar por Edmundo Gonzáles que se ha comprometido a garantizar una transición pacífica y profunda para refundar a Venezuela.
En conclusión, todos a votar en las elecciones de Julio por Edmundo González Urrutia que está demostrando una increíble juventud.
@antonioperezesclarin