Elio Raggioli: con orgullo presumía su amor por Valera

1935-2019: el constructor de la Valera moderna

 

«Con mucho orgullo digo que me enamoré profundamente de Valera, la ciudad se convirtió en mi patria, aquí nunca me sentí foráneo, todo lo contrario, recibí mucho cariño y amor por parte de este pueblo de gente noble. Cuando tengo que presumir del amor que siento por esta tierra lo hago con el pecho inflado”, expresó en entrevista a DLA en 2016.

 

 

La ciudad de Valera ha cobijado en su seno a muchos emigrantes que han llegado a esta tierra en busca de nuevos horizontes y que con sus trabajos han contribuido en el crecimiento y desarrollo de la urbe. Uno de esos tantos hijos adoptivos fue Elio Raggioli un hombre que presumía y mostraba su orgullo por sentirse un valerano como si hubiera nacido aquí. Amó a Valera con gran fuerza.
En esta segunda entrega del homenaje que Diario de Los Andes ha querido brindarle a este gran ser que ha dejado un gran vacío en la ciudad, recodaremos parte de su legado con fragmentos de una entrevista que le realizáramos en el año 2016 en la cual mostramos su lado humano y su enamoramiento por la tierra de Mercedes Díaz.
Recordaba Don Elio en aquella conversación, que al llegar a la plaza Bolívar de Valera el primero de enero de 1954 cuando es recibido por su padre, Ferdinando Raggioli y su hermano Giorgio, la gente aún estaba concentrada en la iglesia celebrando la llegada del año nuevo, dejándose oír las continuas explosiones de las pirotecnias que animaban la celebración. “Eran las cuatro de la tarde. De allí nos fuimos a la casa que ocupaba mi padre y mi hermano, en La Ciénaga, al pie de la entrada del barrio, es la primera casa al pie de la escalinata que nos lleva al cerro La Cruz, lo recuerdo muy bien ya que en esa barriada comenzó mi amor por Valera. Allí descansamos, saliendo el lunes a trabajar albañilería en la casa que construía mí padre al entonces Gobernador del estado Trujillo Don Atilio Araujo, en la avenida Bolívar frente al parque Los Ilustres donde anteriormente quedaba la Guardia Nacional y luego fue sede del Colegio República de Venezuela”.
Antes de venir a Venezuela Don Elio estudiaba la primaria y trabajaba en la construcción, desde los trece años. Allá también era un apasionado deportista, corría bicicleta, jugaba fútbol y esquiaba. “Cuando se nos anunció que vendríamos a Venezuela, yo le escribí bastante preocupado a mi hermano Giorgio preguntándole si en Valera podría continuar practicando estos deportes, a lo que él me respondió que sí, que aquí lo podría hacer tranquilamente. Ese primer lunes que salimos a trabajar, mi padre me entregó una portamezcla y una cuchara de albañilería y me dijo: «comienza a practicar el deporte que harás en adelante».
“Pese a la sentencia de mi padre, yo seguí practicando el ciclismo, el fútbol me dio muchas satisfacciones porque intervine en varias competencias, bastante fuertes y siempre figuraba en buenas posiciones. Igualmente en tenis y en softbol.”

La familia como prioridad

 

Para Elio Raggioli su familia tenía un significado especial, siempre era lo primero. “Me casé en Valera, con Yolanda Briceño Araujo en 1966, a ella le debo gran parte de todo lo que he realizado en la vida. Tuvimos dos hijas: Rosángela y María Carolina, quienes nos dieron la mayor felicidad con nuestro nietos. Considero el núcleo familiar uno de los logros más importantes en mi vida. Recibí una gran bendición al toparme con una mujer tan espléndida como Yolanda, un ser excepcional, una valerana muy arraigada de sus raíces y de su gente, llena de bondad, preocupada por la ciudad y sus habitantes. Ella fue para mí una bendición de Dios, fue la luz que iluminó mi vida desde el momento que la conocí. Yolanda no solo fue gran esposa, fue excelente madre y la mejor de las amigas”.

La Valera que lo enamoró

 

Siempre dejaba saber su gran orgullo por vivir en Valera. “Todos los días cuando salía a mi trabajo le daba gracias a Dios por haberme permitido venir a Valera, y por estar disfrutando de todas sus bondades. Yo digo que en el mundo no hay una ciudad mejor que Valera, y que todos los que en ella habitamos, debemos trabajar para que la ciudad mejore, y así pueda ser la metrópolis que deseamos. A mí me enorgullece decir que soy valerano, que vivo y amo a Valera”.
“La Valera de hoy dista mucho de la Valera de ayer en orden arquitectónico, económico y social. La transformación de los últimos cincuenta años ha sido realmente explosiva, y paralelamente, también ha cambiado el modo de ser de sus habitantes.”
Nos decía que en la década de los 50 el rostro de la ciudad era aldeano y heterogéneo. “Aquella Valera era calles y comercio con indiscutible sello rural, sin ofrecer la ostentosidad de la arquitectura colonial, era un pueblo joven con casas de bahareque”.

Edificó la ciudad moderna

 

Su vinculación en el mundo de la construcción se da, “luego de que mi padre decidió regresar a Italia por cuestiones de salud. Entonces nos reunimos mi hermano Giorgio, mi cuñado Adelmo Steffano, quien se había casado con mi hermana Silvana, fundamos la compañía Steffano & Raggioli y comenzamos a trabajar duro. Fuimos los que introdujimos la propiedad horizontal aquí en Valera con la construcción del edificio Residencias Junior en la Av. Bolívar.”
Posteriormente con esa compañía acometieron numerosas obras como: Residencias San José, el Edif. Ferninando, Residencias El Momboy, Edif. Morse, Edif. Don Ramón, Res. Las Lomitas, Res. El Portón, Res. Los Mangos, el Centro Comercial Edivica l-ll-lll y IV, Edif. Darca, Edif. Supermercado Caracas, Edif. Banco de Maracaibo-Plata I; Edif. Banco Occidental de Descuento, Las Acacias; Edif. Banco de Occidente, Res. El Parque, Res. El Valle, Edif. María Teresa, Res. Josefa María, Edif. Instituto Médico Valera; Res. Momboy; Estación de Servicio Punto de Mérida; E.S. Auto Valesa; E.S. La Concepción, Edif. Crysti; Edif. Dorsay; Edif. Maky; la Urb. Valle Verde, en La Puerta, con 111 chalets y 8 edificios de 64 apartamentos; Resort Hotel Guadalupe con 42 apartamentos; Edif. del Colegio Santa Teresita; edificios Club Italven (Cúpula «Américo Vespuccio», canchas, piscina y obras ornamentales), Polideportivo Luis Loreto Lira. En Trujillo dos edificios para Inavi. Obras civiles: construcción del Viaducto Las Acacias-La Beatriz, Teatro Libertad, Hospital Central, varios puentes en el eje vial, puente sobre el río Jiménez, puente de Agua Clara, y otros.

Cosechó grandes amistades

 

“He tenido la fortuna de haber cosechado grandes amistades, tengo muy buenos amigos, entre ellos hay uno del cual guardo un cariño especial, habló de Roberto Faccin, es mi compadre, mi amigo, un hermano. Nuestras familias guardan muchas cosas en común las cuales nos han unido desde que nos conocimos en 1954 en la plaza Bolívar donde nos reuníamos la colonia italiana, cuando aún trabajaba con su tío Camilo, pero ya en su mente manejaba la aventura del Supermercado Caracas proyecto que le ayudé edificar. Con Roberto logramos sacar adelante el CC Edivica. Nuestras esposas, Yolanda y Gabriela fueron como hermanas. Ha sido una historia de mucha hermandad, respeto y admiración”.

 

La ciudad sentirá

su ausencia

Elio Raggioli quien por más de 60 años se esmeró en favor de la trasformación de Valera y se convirtió en el gran constructor de la ciudad la cual llevó a la modernización con obras emblemáticas partió al encuentro con Dios, dejando un gran vacío en la urbe que le abrió sus puertas y que de él recibió lo mejor. Valera llora su partida. Otro de sus notables hijos que se marcha. Cada vez quedan menos. Don Elio, gracias.

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