Por Andrés Ocanto.-
El hombre, el sabio, el doctor, el Venerable, el de las grandes virtudes, nuestro ahora beato, el de nuestros altares…¡ El de Isnotú!.
En un humilde pueblito acogedor, histórico y bonito de nuestro estado Trujillo , paraíso escondido llamado Isnotú, nació José Gregorio Hernández, el Siervo de Dios, el hombre de los milagros con su humildad y sencillez.
Su pueblo depositó en él su fe.
José Gregorio, el hombre, el sabio el doctor, el Venerable, el de las grandes virtudes, desde que nació hasta su lamentable deceso fue todo bondad, sencillez y servicio.
Fue un ser excepcional, sublime, excelso, lleno de bien.
En él no existió la envidia ni el rencor. Su sublimidad, su candor y amor por el prójimo es parte de su grandeza.
Lo suyo era un deseo, un anhelo espiritual alrededor de su sagrada y bendita figura. Es por ello que este grande y bendecido ser llamado José Gregorio, es parte de nuestra admiración y nuestras vidas.
Hoy en día acompañado de su pueblo y con la fe puesta en Dios y en la Santa Iglesia católica, celebraremos su beatificación y santificación en su sagrado santuario, convertido en nuestro santo patrón.
Hoy nuestro pueblo y su gente están felices, contentos celebrando con muchísimo fervor que un hijo de esta bonita y bendita tierra sea elevado a los altares, pidiendo y rogando por la salud de todos los venezolanos y agradeciéndole a Dios y a la Divina Providencia por esta santa bendición.
“Su sublimidad, candor, grandeza y amor hacen del Siervo de Dios nuestro Santo Patrón”. De su paisano y devoto.