Sin temor a equívocos, de la sorpresiva gira fuera de nuestras fronteras de Juan Guaido, lo más importante que se desprende son las conclusiones a las que seguro llegaron los aliados internacionales de la Alternativa Democrática, que Nicolás Maduro en el poder representa la tragedia e indetenible destrucción de Venezuela dado su fracasada y corrupta gestión de gobierno.
Tambien consensuaron que Nicolás Maduro es un problema para América y Europa, que según los EE UU y la Unión Europea (UE), está demostrado que el gobierno venezolano – al que catalogan de criminal – utiliza los recursos provenientes de la renta petrolera y los generados del narcotráfico como fuente de financiamiento al terrorismo, además del lavado de dinero y legitimación de capitales producto de la corrupción gubernamental.
Igualmente, representa junto al clan internacional “Foro de Sao Paulo” – que integran algunos movimientos y gobiernos de tinte izquierdista – un elemento de desestabilización democrática en la región, fundamentalmente, en Latinoamérica como quedo evidenciado claramente en el pasado reciente con los gobiernos de Mauricio Macri en Argentina; Sebastián Piñera en Chile; Ivan Duque en Colombia; entre otros.
Plan “A”: Elecciones presidenciales
Una última y decisiva conclusión se sumo a las alarmantes antes descritas, que si Nicolás Maduro es el problema quiere decir entonces que la solución es su salida dando lugar a un cambio de gobierno, por supuesto, mediante “Elecciones presidenciales” determinaron luego de revisar, evaluar, ratificar y relanzar la ruta establecida para el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
Las elecciones presidenciales forman parte de los diseñados y establecidos plan “A”, ya que el “B” está concebido en que todas las cartas están sobre la mesa y otras debajo que no se pueden revelar, tal como lo asegura el líder de la Unidad y Alternativa Democrática Juan Guaido, reafirmado por los países comprometidos con el rescate de la democracia venezolana, particularmente, el presidente de los EE UU Donald Trump quien durante su presentación de memoria y cuenta textualmente dijo “la tiranía de Maduro será aplastada”
Llueva, truene o relampagueé
Con full apoyo internacional y el pueblo en la calle “llueva, truene o relampaguee” como diría Nicolás Maduro, o mejor aún, “por las buenas o por las malas” como le gusta a Diosdado Cabello son las elecciones presidenciales libres y transparentes la única solución a la grave y profunda crisis. En consecuencia, deben ser convocadas por Juan Guaido a su regreso en su condición de presidente encargado de Venezuela.
Ante la negativa de Nicolás Maduro – según Mike Pompeo – de negociar su salida de Miraflores y cesar en la usurpación presidencial para dar lugar a un gobierno de transición, su radicalización con el adelanto de elecciones parlamentarias, condenadas al fracaso por su ilegitimidad, como tabla de salvación, no deja otro camino que la confrontación terreno en el cual luce débil en virtud del creciente descontento popular.
No hay otra solución
La solución planteada “elecciones presidenciales” contará con la presión y apoyo internacional, la convocatoria es lo de menos se hará vía gobierno interino y legitima Asamblea Nacional, órgano que actualmente trabaja en la designación de los nuevos rectores del CNE como ya lo hizo en materia electoral el legitimo TSJ en el exilio.
Serán realidad con el pueblo en la calle
Pero a la final será el pueblo en la calle donde se exprese integro de manera pacífica, con fuerza, sin miedo y determinación – como lo hizo el pueblo boliviano – ese 90 por ciento de descontento popular que tendrá en sus manos la histórica e inaplazable decisión para que las presidenciales sean una realidad. Más claro no canta un gallo lo dijo Guaido previo a su retorno a suelo patrio. “Tenemos el apoyo internacional pero las elecciones serán posible unidos y movilizados”.