Luis A. Villarreal P.
La rueda del tiempo sigue avanzando y en vez de avizorar con más claridad la ansiada y esperanzadora «ruta electoral» esta sigue viéndose difusa, incluso con elementos de peligrosa perturbación.
No se ha abierto formalmente el proceso electoral, con el mejoramiento inicial de sus específicas condiciones —porque ni modo arrancar con los cabos sueltos existentes—, y ya se ve un ambiente pre-electoral caldeado y desafiante. Pronosticando situaciones insalvables y de anticipada frustración hacia el conglomerado siempre escéptico y pesimista, mas no para quienes tienen madera de ciudadanía.
Las acusaciones proferidas por el oficialismo sobre supuestas conspiraciones ‘apátridas’ promovidas desde la colonia de venezolanos perseguidos y radicados en la Florida —supuestamente con el financiamiento de EVTV Miami por parte de Juan Guaidó y el apoyo del imperio estadounidense—; quienes, según aseveran, están haciendo lobby para que se profundicen las sanciones contra la economía, entre ellas la retención mundial de diversos activos necesarios para ‘la adquisición de medicinas y alimentos’, del compendio de las múltiples necesidades derivadas del ‘bloqueo económico’; son parte de un plan con claras intenciones electorales a favor del continuismo, destacando a rajatabla la indisposición e imposibilidad de ser desalojados del poder.
«Ni por las buenas ni por las malas» es la funesta frase contra los promotores del indispensable cambio. Si es de por las buenas, se pretende mostrar la existencia de un activo electoral chavista —inexistente— equiparable o superior al inmenso caudal de la oposición democrática; y si fuera por las malas, ni se diga: nos enrostran su capacidad y determinación de dejar en el uso de ‘la palabra’ las armas de la república. Este trágico escenario está descartado en la mente opositora pacifista, raigal de la mentalidad democrática venezolana, oriunda del respeto a la voluntad popular.
No obstante la estirpe pacifista de quienes practican la democracia tiene sus límites, y por supuesto sustantivos retos y grandes riesgos. Y es aquí en este punto donde se necesita aplicar la fuerza ciudadana; como ha sucedido en el pasado —en Venezuela y otros países— cuando el espíritu libre y las convicciones democráticas convergieron para enderezar el destino de las naciones cautivas a merced del extravío impuesto por sus equivocados líderes, protagonistas y beneficiarios de la dominación y el sufrimiento colectivo.
¿Por qué están abiertamente desafiando y amenazando al pueblo democrático?, acusando a sus periodistas y dirigentes —perseguidos y exiliados— de conspiradores y de estar incursos en planes criminales; encarcelando a personas con funciones lícitas electorales y de respaldo a la Candidatura Unitaria surgida de las Primarias, reconocida por los partidos participantes y adhesiones sucesivas. Nos parece una infeliz e inconsistente excusa para enredar, dificultar y trabar un proceso electoral en buena lid; y a cambio reemplazarlo según conveniencia del oficialismo continuista.
Al respecto, el régimen mismo está socavando la participación electoral de acuerdo a sus cálculos y deseos; con ello también advierte a los opositores con actitud triunfalista —’sólo’ porque cuentan con las rotundas mayorías, sin ser esto suficiente—, no subestimarlo; queriéndoles decir acaso: hace falta mucho más que eso.
El oficialismo tiene excesiva ventaja a la hora de montar la mesa de las Elecciones Libres Presidenciales
Todo está dispuesto según el criterio oficial, y de acuerdo a la égida y anuencia de los organismos encargados de aplicar las ‘normas’. La oposición en cambio no tiene sino dificultades para hacerse oír, y mucho más para reivindicar sus peticiones; relacionadas con la igualdad de condiciones y oportunidades en la campaña electoral; acceder a los medios de información y difundir sus quejas y propuestas; la necesidad de un ambiente de respeto a la participación y a los derechos civiles y políticos, de elegir y ser electos; principalmente sin inhabilitados y ciudadanos encarcelados ilegalmente.
Antes de lo expuesto, se está recalentando el escenario pre-electoral, montando espectáculos de hostigamiento, incomodidad y zozobra a quienes desde la oposición realicen movilizaciones con justas exigencias y denuncias, y hagan el natural proselitismo capta apoyo con sus ofertas y programas de gobierno respectivos.
Si no se limpia y ordena i n t e g r a l m e n t e la antesala del proceso electoral, entonces no estaremos en el marco de las Elecciones Libres
La atención integral del proceso es requisito indispensable para abrir de par en par las puertas de la abundante participación democrática. Aparte de este preámbulo, obviamente debe acordarse y aceptarse los mecanismos intrínsecos del sistema de votación más seguro y verificable.
Ante la amenaza, más ciudadanía
Su afán: controlar todo.
Ven peligros y enemigos en cada
esquina. El propósito:
proferir la amenaza
de activar la ‘furia bolivariana’;
sembrar miedo y desánimo
en la mayoría que resteada
persiste por el cambio.
Pero, hagan lo que hagan
no lograrán cambiar las
[circunstancias
de un pueblo decidido
a denunciar el daño que se le ha
[hecho
al país con desquicio.
Quieren enfrentamiento,
la excusa para torcer el proceso
de nuestras Elecciones
Libres Presidenciales sin malicia.
Seguimos sin temores
ni ínfulas triunfalistas
¡dando sentido a la ciudadanía!
L A V P
Aparte de todo, destaca mucha y comprensible incredulidad acerca de la viabilidad de la ‘ruta electoral’
Los desafueros y contradicciones oficialistas; la ambivalencia de los equipos negociadores —Plataforma Unitaria Democrática de Venezuela y el régimen mirafloreano—; y las posiciones ya blandas o en remojo de la Candidata Unitaria, ahora dispuesta a negociar directamente con el representante del régimen; son causa de duda e inseguridad electoral colectiva.
Respecto a lo dicho, se observa la manida intención de anarquizar los procedimientos pre-electorales con la activación de la «furia bolivariana«, tratando de intimidar a la oposición ciudadana con acciones agresivas o vandálicas, atacando sedes partidistas; mostrando además el morro de no aceptar la alternabilidad en el poder con arengas y lenguaje incendiarios. La tendencia a ceder mucho tal vez a cambio de mantener la mesa de negociaciones y apaciguar las desaforadas actitudes oficialistas, suscribiendo implícitos acuerdos. La modificación del perfil radical de la oposición, expresando interés en ‘un diálogo’ para ‘negociar’ la increíble transición, con el mismísimo cuestionado, cuya credibilidad más allá de ambigua es ínfima.
Hay posturas opositoras irreductibles hoy dispuestas a adecuarse a los requerimientos de las circunstancias —como ya lo hemos comentado—, lo que es bueno para distender las tensiones y abrir las válvulas de escape buscando evitar el estallido; pero —pero eso sí— ojalá no sea para modificar el verdadero propósito del cambio austero, necesario y ventajoso precedente de una lucha acercándose al riguroso camino de la reconstrucción del país en el esquema de valores de justicia, tendiente a perfilar el Estado de derecho y el bienestar nacional
La lucha que prosigue necesita con urgencia de una ciudadanía más participativa y decisoria, autónoma, no para respaldar y asentir incondicionalmente al elenco de líderes protagónicos, sino para evitar la personificación —el mesianismo político— en los acuerdos que han de producirse siempre en beneficio de Venezuela. La ciudadanía no es instrumento de las reivindicaciones sociales, económicas y políticas, simplemente debe ser constante fundamental en la conquista de las mismas.
Aunque la Coordinadora Nacional de Vente Venezuela, María Corina Machado, reconoce las difíciles circunstancias, ahora en carne propia por los ataques a instalaciones de su partido, al encarcelamiento de sus colaboradores —Juan Freites del estado Vargas; Luis Camacaro, Yaracuy; Guillermo López, Trujillo—, al cerco de su persona; la candidata unitaria sigue mostrando el debido coraje acompañada de quienes sin tapujos respetan los acuerdos de las Primarias; algunos de ellos, como César Pérez Vivas, soportando las turbas que les mandan desde el oficialismo, Andrés Velásquez, siempre batallador dando la cara con reciedumbre protestando los atropellos y la debacle del país.
La Candidata Presidencial sigue recibiendo apoyo de la ciudadanía, mientras mantiene su verbo de confrontación e indeclinable denuncia. Ahora está experimentando lo vivido por Voluntad Popular, Leopoldo López, Guaidó; tratando de tener mejores resultados en esta singular cruzada bajo la convicción de estar al frente de un pueblo cambiado, absolutamente diferente al cual no le queda gran cosa, porque lo ha perdido casi todo. Se desliza por la preponderancia hacia la ciudadanía y la espiritualidad.
Sabe la controvertida candidata de la aversión del oficialismo —y de los proponentes del ‘cambio’ light— hacia su persona. Piensa en el gobierno de los Estados Unidos y en el ultimátum de seis meses de este al régimen chavista, hasta abril temprano, término en el cual debe anunciar la habilitación de la favorecida de las Primarias 22 Oct.; so pena de echar al cesto los acuerdos de Barbados y el alivio de sanciones, y con ello tal vez la adopción de un cambio más drástico en la actitud y determinación de Joe Biden, también dispuesto a repetir su presidencia.
Mientras, del lado chavista se piensa de nuevo en desafiar y afrentar al imperio, atreviéndose a desconocer e imposibilitar la más controversial y esperanzadora de las candidaturas con talante de cambio democrático.