Roberth Ramírez Torres
En mi niñez y adolescencia, jamás tuve la oportunidad de conocer a un zamuro; sólo los veía volar en las alturas del firmamento azul, me entretenía mirándolos y hasta los veía perderse entre las nubes.
Yo, le preguntaba a la abuela, ¿qué eran los zamuros, si eran muy grandes y por qué volaban tan alto?… que… ¿Por qué no volaban cerquita… y no venían para el patio de la casa para ver si eran como las gallinas o los pavos?
La abuelita me contaba que ellos sólo iban donde había animales muertos, para comerse la carroña, sanear el ambiente y evitar las epidemias; la abuelita me enseñó que los zamuros cuidaban de nuestra salud y la salud del medio ambiente.
Desde hace unos 10 años comenzamos a ver los zamuros por donde quiera, y se hicieron familiares, los podemos ver de cerca, conviviendo entre nosotros, no solamente en Valera, sino en las diferentes ciudades de Venezuela, hasta en Caracas, capital de la República, pueden verse los zamuros por La Vega o por Catia.
No es sólo en Valera, sino que el zamuro se ha convertido en el ave más popular de toda Venezuela, a raíz que en nuestro país el saneamiento ambiental dejó de ser política de Estado durante los últimos 18 años de Gobierno, siendo así la manera de esta historia, como hemos pasado del Socialismo del Siglo XXI al Zamurismo del Siglo XXI, o del SS 21 al ZS 21.
En mi niñez y adolescencia jamás conocí a un zamuro de cerca, los jóvenes y niños en nuestras ciudades, desde hace unos 10 años los pueden dibujar y pintar, los zamuros han acudido a suplir al Gobierno en su ausencia de política de salubridad y saneamiento del ambiente. Ahora es el Zamurismo lo que gobierna en Venezuela… y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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