El vandalismo en Chile

 

Pocas cosas me han impresionado en los últimos tiempos como el vandalismo de estas últimas semanas en Chile, quizás porque estuve allá en junio y regresé encantada con lo que vi y viví. El país más educado de América Latina se ha comportado como un reducto de salvajes, con el agravante de la falta de decisión y firmeza del presidente Piñera.

Siempre pensé que las grandes diferencias entre Venezuela y Chile se debían, principalmente, a que en Chile tuvieron a Andrés Bello y aquí, por contraste, a los Monagas, Antonio Leocadio Guzmán, Carujo, Zamora, Maisanta y una cuerda de vándalos que mencionarlos me agotaría los caracteres del artículo. ¿Qué le sucedió a una sociedad avanzada y, sobre todo, educada?

No niego que los chilenos tenían razones para protestar. Pero una cosa es protestar y otra, destrozar. Muchas personas piensan que lo que está sucediendo “ha sido instalado” por el Foro de Sao Paulo, hecho que no descarto, pero culpar solamente al Foro sería quitarles responsabilidad a los chilenos que han participado en la destrucción. Me recuerda cuando en la primera década del siglo XXI, aquí en Venezuela se decía que los militares que reprimían ferozmente eran todos cubanos. ¡Claro que había cubanos! Pero también había venezolanos, venezolanitos que aprendieron a reprimir con igual o mayor ferocidad que los cubanos. De igual manera, en Chile, la mayoría de los salvajes que han acabado con el Metro, incendian universidades e iglesias, son chilenos, chilenitos.

Los argumentos caen por su propio peso. ¿A quién perjudica la quema de más de 70 estaciones de Metro? ¿Qué tipo de protesta es quemar una universidad? Aquí en Venezuela, durante la Guerra Federal, el lema fue “mueran los ricos y los que sepan leer y escribir”. Y esa guerra nos convirtió en el pueblo más atrasado de América Latina. Y a quienes arguyen que queman iglesias para “castigar” a los sacerdotes pedófilos, les aseguro que la pedofilia no se cura así. Y si es por eso, deberían buscar a los pedófilos que no pertenecen al clero y castigarlos también, cosa que no han hecho.

Ojalá me equivoque, pero si Piñera sigue indeciso, puede venir otro Pinochet, con las consecuencias de un régimen militarista y represor. Ciertamente, el hombre es el único animal que tropieza dos y más veces con la misma piedra.

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