El Teatro: como oportunidad y compromiso de vida

 

El teatro cuando se asume con ética, honestidad y compromiso propio de un servicio comunitario, recibe en compensación el apoyo y respaldo fervoroso del colectivo que a la final, representa el mejor y más grande estímulo.

 

El teatro es la instancia en que el arte entra en el más intenso contacto con la sociedad. Allí la poesía somete a prueba su validez, demuestra si es capaz de hablar a los hombres, de conmoverlos, de llevarlos a la reflexión o si, por el contrario, no consigue tocarlos. El teatro es el hecho social en el cual surgen problemáticas en términos comunes a todo nivel; tales problemas pueden así hacerse patentes y surgir su solución a través de las metáforas del arte. Por eso el teatro es de verdad el corazón de la cultura de una sociedad.

En esta segunda entrega sobre El Teatro en Valera, queremos brindarle un tributo a un ser especial y pilar en la historia teatral valerana en los últimos años, hablamos de Francisco Rivera, mejor conocido como “El Abuelo” quien cuenta con una brillante hoja de vida en las artes escénicas como actor y director. Hombre de trayectoria intachable por lo cual este sábado 13 será reconocida cuando la AC Voces de Valera le rinda un merecido homenaje en el marco del Anecdotario sobre el Teatro en la Ciudad de las Siete Colinas, el cual se llevará acabó en las instalaciones del TNJ Valera.

 

Compromiso con la vida

 

El compromiso del teatrero es con la comunidad cultural, que es como decir con el país como un todo, Venezuela, también tiene su propia comedia y su propia tragedia. Sólo cambian los actores.
Las artes escénicas son el espacio que conforma su máxima relación con la humanidad. Allí la poesía somete a prueba su validez, su capacidad para hablar verdades a los pueblos, sacarlos de la pasividad y hacerlos reflexionar ante lo cotidiano. Hacer teatro es un compromiso con la vida y una oportunidad que ella brinda. El verdadero teatro es el que interpreta la realidad sociocultural de los más olvidados, vincula el hecho artístico a las dignas luchas de los grandes grupos humanos. Desde sus orígenes ha sido irreverente, combatido. El teatro desnuda realidades, arranca el maquillaje a la hipocresía y falsedad de una sociedad que valoriza más lo material; lo mediocre, que la fuerza espiritual de la persona.

 

La historia desde antes

 

Historia social del teatro en Valera es un aporte más en la construcción de la memoria colectiva de esta hermosa comarca. Tomando como punto de partida algunos conocimientos acerca del teatro en el área de los timotocuicas, nos encontramos con una diversidad de estudios realizados por diversos autores, entre quienes podemos mencionar a: Gilberto Antolinez, Américo Briceño Valero, José Ignacio Lares, Julio C. Salas y Don Tulio Febres Cordero, afirmaban reiterativamente la existencia de un verdadero teatro en esta importante área cultural precolombina. El autor Américo Briceño Valero decía: «La ciudad tenían teatros. No grandes y decorados, pero eran teatros. Un estrado, planchado o escenario, donde hombres disfrazados hablan, cantan y gesticulan, haciendo ver a los espectadores escenas de una historia real o fingida, es un teatro. Eso lo hacían nuestros indios, eso era una representación dramática o cómica, trágica o épica. ¡Lo que fuera eso era teatro! Y esto demuestra un alto grado de cultura…».
«La Bajada del Ches», es el único drama precolombino del cual queda conocimiento alguno de su verdadera representación en la región.

 

En la Valera de 1871

 

La «Sociedad Amantes del Progreso», donde figuraron personas de la mayor significación social e intelectual, construyó un teatro en la casa que era propiedad del señor Simón Vergara. En dicho teatro se pusieron en escena varias piezas dramáticas, cuyos principales papeles desempeñaron jóvenes aficionados que los caracterizaron con gran propiedad. Contó con un equipo completo de decoraciones y muebles, y cuando la revolución acaudillada por el general Juan Bautista Araujo, apodado «El León de la Cordillera», fue destruido por las fuerzas de su contendor el general Venancio Pulgar. En la Valera finisecular del XIX y de comienzos del siglo XX, las temporadas teatrales se efectuaban en el extenso patio de la antigua Casa de Gobierno, hasta 1921. Allí, por agosto de 1895, actuó con éxito la primera empresa teatral llegada a Valera de que se tiene conocimiento: la Cómica Lírica Española de la cual era agente el señor Salvador Negra, y luego en diciembre de 1905 hizo su presentación la Compañía Dramática Nacional, cuyo empresario se llamaba Eudalio Savio R.

 

El teatro de formación

 

Luego de muchas lunas, llega a Valera el teatro de formación teatral de la mano del ateneo local, fue fundado en octubre del año 1982, producto de la inquietud de constituirse como centro motor para llevar a la ciudad programas permanentes para el desarrollo y formación de recursos humanos en las diversas disciplinas del arte escénico. Ese primogénito grupo teatral valerano lo integraron entre otros: Simón Rojas, Director, María Castillo, Glosilib Montilla, Angie Vergara, Frank García, Asdrúbal Cadenas, Reinaldo Quintero, Merlis Rojas.

 

Aplausos para
“El Abuelo”

 

El hombre de teatro tiene corazón, un corazón cuya sensibilidad debe desarrollar, puesto que, su corazón se transforma de individual en colectivo. Asís es Francisco Rivera, “El Abuelo”, un hombre de gran corazón y de excelente vena artística, un apasionado del arte y de la magia teatral. “El Abuelo” ha visto como su talento fue desarrollándose y escalando posiciones, paso a paso, todo a su tiempo y medida, hasta convertirse en la gran referencia del teatro valerano, trujillano y venezolano para el mundo. Su talento se pierde de vista, su derroche de calidad sobre un escenario lo han hecho acreedor de los más significativos elogios y buenas críticas.

Su versatilidad lo convirtió en uno de los actores más completos que ha podido tener el teatro local. Supo aprender muy bien las lecciones de su maestro, Simón Rojas con quien se inició en Taller de Formación Teatral en el Ateneo de Valera y luego con Pilar Romero tuvo de ella la oportunidad de poner a prueba todo su caudal artístico, de ellos siempre se ha mostrado gradecido por todo lo que le supieron inculcar en favor de esta profesión que ama por encima de cualquier circunstancia.

Este personaje histórico de nuestro teatro es sobreviviente de aquella apoca dorada del teatro valerano, su vena artística y capacidad creadora le han abierto todas las puertas. Sus credenciales histriónicas se han impuesto.

Hace 28 años llegó al TNJ como principiante para optar a un puesto en el elenco que preparaba Pilar Romero. Luego de una captación de talento inició su progresiva carrera. Hoy día la divina providencia lo ha colocado como Director General de TNJ Valera, manteniendo vivo el legado dejado por Pilar. Con mucho trabajo y sacrificio ha logrado mantener en pie la Casa de Teatro y sus actividades, a pesar de las crisis y poco apoyo se las ha ingeniado junto a un maravilloso equipo de trabajo que como una sola familia, luchan a diario para seguir en pie y activos luego de sobreponerse a momentos duros que hicieron tambalear el proyecto.

Hoy día goza del más alto aprecio y consideración, hoy es un momento para que todos le aplaudamos de pie como agradecimiento a tanta entrega y dedicación. “El Abuelo” se lo merece. Es la excelencia puesta en escena.

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