El relámpago del Catatumbo y la intrahistoria en Carvajal / Por Ramón Rivas Aguilar

Sentido de Historia

La luz del relámpago del Catatumbo iluminaba los cielos de esta mágica meseta.

 

 

 

dos bellas fantasías que colmaron de historia a la sabana de los dioses

Mi madre Libia Aguilar

Mi hermano Dixon

 

Hay momentos en nuestras vidas en la que damos una vuelta al pasado para recordar bellas imágenes que tanto placer provocaron en el alma de toda una generación. Entre estas destaca el continuo fulgurar nocturno del relámpago del Catatumbo, visto desde esta mágica meseta.

 

El relámpago del Catatumbo

 

La presencia del relámpago del Catatumbo en Carvajal, es una de esas inolvidables representaciones que por su constante y colorida estampa lumínica, al momento de resplandecer e iluminar con sus luces el enigmático cielo de esta tierra bendecida por el Creador, todavía perdura en nuestra mente juvenil. Atravesando el universo a lo largo del abismo de la oscuridad de la noche, desde lejos surgía aquel misterioso haz de luz natural que tanto fascinó a filósofos, músicos y pensadores del devenir. En ese momento, los dioses bajaban del paraíso celeste para mirar desde aquel recóndito bosque esa luz que parpadeaba a cada instante en los espacios nocturnos.

La ciencia ha indagado la naturaleza de tan extraño fenómeno lumínico. Los resultados han sido en vano. Las mentes más lúcidas hablan de la imposibilidad de discernir la esencia de un ente que se oculta y desoculta a cada instante. Seguramente, allí reside su profunda belleza que nos provoca asombro. La sabiduría sagrada nos dice que el relámpago del Catatumbo es una manifestación de lo divino, que permanentemente se transforma de la sombra a la luz y de la luz a la sombra.

 

Los relámpagos del Catatumbo hacían volar nuestra imaginación.

Un paisaje sin igual

 

En las madrugadas nos acercábamos al cementerio viejo para contemplar la natural belleza de ese fenómeno. Quedábamos embelesados ante el espectáculo de un cielo radiante de luz. Asimismo, cuando el abuelo Pedro Aguilar nos llevaba a una pequeña finca de su propiedad en Santa Rosa de Carvajal, ansiábamos la llegada de la noche para maravillarnos apreciando cómo el relámpago del Catatumbo iluminaba todo el camino, los plantíos y bosques aledaños a la propiedad. La luna plateada palidecía de envidia.

Insisto, nuestra mirada inocente extasiada de regocijo ante aquel faro celestial que a la velocidad de la luz recorría las montañas de la cordillera en la sabana de los dioses. Entre el cementerio viejo, Santa Rosa de Carvajal y la cordillera del Alto de La Cruz cuando hacíamos largas caminatas, llevábamos en nuestra mochila la linterna perenne del relámpago del Catatumbo. Qué hermosa imagen registra el baúl de los recuerdos. La memoria y el olvido se convierten en todo momento en un forcejeo. ¡Qué le vamos a hacer! Llevamos en los más hondo de nuestro ser el relámpago del Catatumbo. Siempre quedará el chispeante relampagueo en el instante eterno en la sabana de los dioses, la sabana de nuestros padres y abuelos.

 

¡Qué le vamos a hacer! Desde niños adoramos los destellos del relámpago del Catatumbo.

Como se puede apreciar, estas reflexiones revelan la dinámica universal de una forma de hacer historia que los filósofos la han denominado la intrahistoria. Una manera de recordar cómo hombres y mujeres en un espacio, en un tiempo vital transformó sus vidas materiales y culturales y conformaron el sentido de pertenencia de una nación. Dentro de esa dimensión, la sabana de los dioses, es y seguirá siendo parte de este proceso global que se está proyectando en el planeta. Por eso, me entusiasma esta importante iniciativa de Luis Huz Ojeda en un intento motivador al despertar intelectual del carvajalense haciéndoles descubrir mediante la escritura de sus propias experiencias, las distintas maneras de ver a Carvajal como un mosaico de representaciones culturales, como parte de nuestra memoria y de nuestra fantasía, con acentuada proyección hacia el futuro.

La palabra recordar es la palabra más hermosa que existe en la lengua universal. Significa volver y pasar por nuestro corazón tantas emociones, sentimientos, recuerdos y fantasías que se fueron formando con el tiempo y que están sedimentados en esta bella sabana de Carvajal.

 

En la noche el relámpago del Catatumbo iluminaba el camino y los plantíos de Santa Rosa.
En las madrugadas nos quedábamos embelesados ante el multicolor espectáculo de un cielo radiante de luz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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