Hoy iniciamos una serie de tres artículos titulada «los Tres Tribunales del Juicio».
En cuanto a mí, en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros o por tribunal humano…1 Corintios 4:3
Toda esta adversidad producto del Conavirus19, o pandemia global debemos asumirlo como un llamado de Dios, en busca de su protección. Una de las características es el de quedarse en casa, en ese son del quehacer diario, luego de mi devocional me topé con una novela “Desfalco “, donde dos partes implicadas en el conflicto monetario presentan sus casos y pruebas, La juez de la causa hace las respectivas preguntas de sondeo, se decide quien tiene la razón o esta menos equivocado, luego concede el dinero según su juicio.
Lo lamentable del juez es que, sus fallos tendían a favorecer la popularidad o la simpatía de los individuos cuando ellos se relacionaban con el auditorio, en vez de seguir un orden de ley.
Como » como el Juez» muchos de nuestros propios tribunales favorecen la opinión popular, en vez de la justicia. Y nos guste o no, todos estamos ante este asiento del juicio de otros. Es algo que no podemos evitar. Abraham Lincoln una vez dijo, «la Opinión pública lo es todo.» Lo que no imagino Lincoln, es lo complicada que se ha tornado la influencia de la opinión pública.
A tal grado que existe una industria completa formada e instituida con el único objetivo de moldear las opiniones y las actitudes de las masas para la ganancia ideológica, política o monetaria.
Ciertamente sabemos que los políticos favorecen a las multitudes. Algunos sacrifican sus principios, honor, y reputación para consentir al actual flujo de opinión popular. El Apóstol Pablo también era sensible a lo que los otros pensaban. Pero aquellas opiniones no se convirtieron en su luz directora.
Seria interesante que pudiéramos reflexionar sobre: ¿Está usted más preocupado por las opiniones de sus coetáneos, o por la voluntad del Señor? ¿Se siente usted hoy un poco injustamente juzgado? ¿Tiene el mundo las prioridades equivocadas? No se preocupe – ningún cristiano debería sentirse en casa en este mundo.
José Rojas