El político que le hace falta a Venezuela 

En plena ebullición del populismo, hay quienes se preguntan hacia dónde nos lleva el nuevo discurso político, porque ante un posible escenario electoral, los venezolanos nuevamente estaremos ante el dilema de actuar en base a nuestras neuronas o nuestras hormonas. ¿Seguiremos escogiendo a quien "hable bonito" o a quien nos hable con franqueza? Aunque eso nos parezca rudo

¿Qué tipo de político se necesita hoy en Venezuela? Interrogante compleja porque hay muchos tipos de políticos, que en términos históricos y muy simplificados pudieran clasificarse como aquellos más idóneos para los tiempos de guerra y otros que encarnan mejor los tiempos de paz.
Me arriesgo a la posibilidad que sea errónea la siguiente afirmación, por no venir de un historiador, pero es posible pensar en Simón Bolívar como un político de la guerra, en tanto que un Mandela quizás pueda ser mejor percibido como un político para la paz. Nombres de una u otra vertiente sobran en la historia.

Necesidad de convivir

Lamentablemente el poder y la política han creado una simbiosis por miles de años en la historia de la humanidad, y en la mayoría de ocasiones cuando se ha logrado la paz, ha sido porque un grupo no puede imponerse al otro y necesitan convivir, o porque se impone la «pax romana» en la que el grupo más fuerte (normalmente militar) impone un orden.

Tensión externa e interna

Ante el contexto descrito, en Venezuela lo que ha venido ocurriendo – en la opinión de varios analistas – es el vaivén de la tensión entre grupos de interés contrapuestos que buscan acceder al poder o permanecer en él. Esa tensión se da a nivel general entre el gobierno y la llamada oposición, e incluso a lo interno de cada uno de estos. En este momento se está en una etapa en la que pareciera hay un reacomodo de fuerzas en torno a un pacto de convivencia entre factores del gobierno y factores de la llamada oposición. Ojalá esto permita plantear soluciones definitivas a los problemas de los venezolanos.

Ambigüedad política

Sin embargo, son varios los voceros políticos que hablan de varias «soluciones» a los problemas del país. Hace cuatro años un trabajo de la Universidad de Texas demostraba que el lenguaje de varios presidentes del mundo era tan básico que hasta un niño de 9 años lo podía comprender sin dificultad, ahora un complejo análisis elaborado por expertos en lingüística y psicología de esta universidad, han confirmado que los políticos de todo el mundo han ido abandonando el discurso racional y el pensamiento analítico y han decidido dirigirse a los votantes con mensajes simples y elementales que solo transmiten seguridad y emoción.
Según este estudio, la ampliación de la base de votantes y la transformación de los medios de comunicación ha cambiado el lenguaje; menos preposiciones y artículos y más verbos y pronombres.
LA FRASE: «En la mayoría de ocasiones cuando se ha logrado la paz ha sido porque un grupo no puede imponerse al otro y necesitan convivir, o porque se impone la ‘pax romana’ en la que el grupo más fuerte impone un orden».

Pura apariencia

En su libro Sin palabras ¿Qué ha pasado con el lenguaje de la política? el periodista Mark Thomson, presidente del New York Times, asegura que el éxito de los políticos populistas depende en gran medida de la creencia de que, se es una persona franca que no tiene nada que ver con el lenguaje convencional de la política.
 Ante tal aseveración es oportuno preguntarse: ¿Han sido los medios de comunicación los que han destruido el lenguaje político?

La última voz

El presidente del ya mencionado medio de comunicación afirma que lo fácil es culpar a los medios o a los políticos, pero hay que insistir un poco en que el ciudadano tiene infinitas posibilidades a mano y no las usa por pereza, por falta de tiempo o por ausencia de inquietudes.

Metástasis de populismo

En plena metástasis del populismo, la pregunta es hacia dónde nos lleva el nuevo discurso. Los autores del estudio creen que la situación política en todo el mundo va a ayudar a perpetuar la tendencia simplista.
Y ante un posible escenario electoral, los venezolanos nuevamente estaremos ante el dilema de actuar en base a nuestras neuronas o nuestras hormonas. Hay que hacer valer la condición de ciudadanos, para eso somos República, para defender nuestros derechos. ¿Seguiremos escogiendo a quien «hable bonito» o a quien nos hable con franqueza, aunque eso nos parezca rudo? Nosotros podemos decidir. 
Salir de la versión móvil