La conducta suicida es posible detectarla en personas enfermizas de la tercera edad, que se niegan a comer, se sienten mal y usualmente se cierran en conflictos de cualquier tipo, pero las últimas incidencias en el estado Trujillo incluyen adolescentes y jóvenes, sin graves problemas de vida que no saben cómo afrontarlos
Darse la muerte a sí mismo, tomar la decisión de acabar con la vida, forma parte de las acciones de los seres humanos que resultan poco comprensibles, y a su alrededor: familiares, hijos, pareja, amigos, compañeros y conocidos quedan con decenas de dudas, se siembra la culpa por lo que debieron hacer y no fue así.
El suicidio constituye uno de los problemas de salud pública de mayor impacto. “Cada año se suicidan más de un millón de personas en todo el mundo y en la actualidad supone la segunda causa de muerte a nivel mundial en el grupo de 15 a 29 años de edad” según la Organización Mundial de la Salud.
Problemas psicológicos, familiares, sociales y económicos forman parte de las causas para que hombres y mujeres, según la evaluación de su entorno efectuada posteriormente, los lleva a causarse la muerte; los motivos siguen siendo los mismos al pasar los años, las estadísticas se incrementan y ya no basta contar la tragedia y elaborar una lista, la realidad obliga a profundizar sobre el delicado tema del suicidio que a nadie le gusta, pero afecta terriblemente a la sociedad. El cambio social es posible y los medios de comunicación lo propician.
Problema
La pena y el miedo para hablar de las debilidades personales hacen que quienes afrontan algún tipo de problema, padecimiento o conflicto prefieran callar en vez de pedir ayuda; esto porque las personas no saben manejar sus sentimientos y la mente les juega mal, confundiéndose aún más. Y lamentablemente hay una facilidad en la sociedad para juzgar y etiquetar a los demás que se convierte en una gran barrera para la comunicación y tal vez desahogo.
Muy pocos se dan cuenta o son capaces de detectar conductas suicidas, por ello el papel de la familia, los amigos, compañeros de trabajo y el entorno en general es determinante.
¿Qué hacer?
Escuchar sin juzgar es el primer paso para brindar ayuda a quien la necesita, las palabras que un adolescente, mujer o adulto mayor necesita escuchar cuando está confundido o pasando por problemas es que los apoyan y no están solos. Pueden buscar ayuda en allegados dispuestos a poner su empeño por mejorarle el ánimo y abrir las opciones de solución a la inquietud manifestada. En cualquier caso la compañía y atención, momentos agradables, sana distracción, deporte, trabajo, mantenerse activo y productivo forma parte de las opciones a sugerir e implementar.
Si quien se ha dado cuenta de una actitud suicida o es testigo del deseo y manifestación de cometer el crimen por un tercero, debe notificar de inmediato a alguien de confianza y buscar ayuda profesional.
La idea no es tratar como enfermo al que tiene pensamiento suicida, puesto que por el contrario hay un rechazo profundo, haciéndoles sentir que están locos, si se les habla de psicólogo o psiquiatra; entra en juego el cariño y dedicación por estas personas hasta que cambien sus perspectivas de causarse daño.
Talleres de valores, paz, sana convivencia, prevención de drogas y acoso escolar, maltrato infantil, así como el deporte, terapias grupales, juegos didácticos, clubes de entretenimiento para el adulto mayor, entre otros son parte de las acciones que el sistema social y de salud deben garantizar para atender a la población que sufre por estrés, depresión, soledad, violencia familiar, falta de autoestima, entre otros.
Educación
“Con la intervención educativa los pacientes encontraron nuevas formas para enfrentar la vida, se modificaron criterios erróneos sobre conducta suicida y se desarrollaron habilidades para enfrentar los conflictos intrafamiliares, la violencia familiar, la depresión y la autoestima baja” el fragmento corresponde al resultado de un trabajo de investigación denominado: Modificación de conocimientos sobre conducta suicida en adolescentes y adultos jóvenes con riesgo, ejecutado por Mairovis Arias Gutiérrez, Silvia Gisela Marcos Fernández, Marelis Martín Jiménez, José Mauricio Arias Gutiérrez y Oneida Deronceré Tamayo en 2009, en el cual aseguran que con estrategia educativa es posible intervenir en el nivel de autoestima, variable determinante para evitar el acto suicida.