Ciudad del Vaticano, 23 ene (EFE).- El papa Francisco ha advertido del efecto que puede tener la Inteligencia Artificial (IA) en «la creciente crisis de la verdad» que existe en la sociedad, en un mensaje enviado al Foro Económico Mundial que se celebra en Davos (Suiza).
En el texto, publicado este jueves, Francisco señala que la IA «genera grandes preocupaciones sobre su impacto sobre el papel de la humanidad en el mundo» ya que «los resultados que es capaz de lograr son casi indistinguibles de los de los humanos, lo que plantea dudas sobre su efecto en la creciente crisis de la verdad en el foro público».
El pontífice destacó que «esta tecnología está diseñada para aprender y tomar ciertas decisiones de forma autónoma, adaptándose a nuevas situaciones y proporcionando respuestas no previstas por sus programadores».
Esto, añade, «plantea importantes cuestiones relacionadas con la responsabilidad ética, la seguridad humana y las implicaciones más amplias de tales avances para la sociedad».
Agrega el pontífice que «cómo toda actividad humana y todo desarrollo tecnológico, la IA debe ordenarse a la persona humana y formar parte de los esfuerzos para lograr una mayor justicia».
Además, advierte el peligro del uso de la IA para promover el «paradigma tecnocrático», según «el cual todos los problemas del mundo pueden resolverse únicamente con medios tecnológicos».
Y subraya que «en este paradigma, la dignidad humana y la hermandad suelen estar subordinadas a la búsqueda de la eficiencia, como si la realidad, la bondad y la verdad emanaran intrínsecamente del poder tecnológico y económico».
«Sin embargo, la dignidad humana nunca debe ser violada en favor de la eficiencia», destaca, al señalar que «los avances tecnológicos que no mejoran la vida de todos, sino que crean o aumentan desigualdades y conflictos, no pueden definirse como verdadero progreso»;
En su mensaje, Francisco también aboga para que los gobiernos y las empresas ejerzan «la debida diligencia y vigilancia» para gestionar las complejidades de la IA.
«Los usuarios individuales, las familias, la sociedad civil, las empresas, las instituciones, los gobiernos y las organizaciones internacionales tienen que trabajar a su propio nivel para garantizar que la IA sea para el bien de todos», concluye.
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