Por: María Eloina Conde
Vivir en Venezuela es un reto para los que hemos decidido quedarnos en el país a pesar de todas las calamidades, pocas o ninguna certeza podemos tener en este tiempo de crisis social y política, pero es importante recordar que el país no se acaba el 28 de julio y tras tantos guayabos electorales vividos es importante que lo recordemos. Así como cabe recordar que en esta oportunidad muchos factores se han alineado, entre esos que, pese a la falta de confianza en el mecanismo y ente rector de la elección presidencial, la gran mayoría de la población, aparentemente y según todos los sondeos y encuestas, quiere participar en los comicios. A esto debemos sumarle que la confianza que no se tiene en el ente rector parece haberse consolidado en el liderazgo dual que ha resultado de la candidata victoriosa en las primarias opositoras pero inhabilitada por 15 años y el candidato que logró sortear todo tipo de obstáculos y ser inscrito por la Plataforma Unitaria.
Todos parecen ser buenos augurios, aunque aún con eso no hay garantías de victoria porque una elección se gana en la mesa de votación y la tarea de la búsqueda y entrenamiento de los testigos para su posterior acreditación está lejos de ser completada, no hay secreto en eso. Movilización no es lo mismo que resguardo y defensa de los votos, pero ambos son fundamentales.
En medio del día a día, el ciudadano promedio parece además bombardeado por informaciones contradictorias, por mentiras o verdades a medias que a veces se repiten porque son más jugosas para la conversación diaria, por los programas de televisión transmitidos por streaming —especialmente los que se hacen desde el exterior— y que parecen tener como propósito probar quién tiene las mejores fuentes, en una guerra imparable por la primicia, una batalla constante por decir algo, dar una nueva cifra o señalar un nuevo peligro para esperar a que se concrete con el único objetivo de decir: ¡se los dije! La realidad es que deberíamos todos “poner las barbas en remojo” porque en un escenario tan complejo como el político y social de Venezuela en la carrera por la presidencia en este año 2024, no hay posibilidad de ganar todo o perder todo y nadie —absolutamente nadie— debería sentirse libre de tirar la primera piedra.
No existen actores políticos impolutos, puros o inmaculados porque, así como no existe ningún chavista en el poder que no haya sido militante, seguidor o admirador de otro partido o personalidad política en el pasado; no existen actores políticos en la oposición que en su momento no hayan apoyado decisiones que sólo alargaron una y otra vez este modelo, porque no llegamos por arte de magia al escenario en el que estamos. Y si aún no hay claridad en esto, también es necesario volver a las clases de historia, al menos desde la muerte de Juan Vicente Gómez en 1935 para comprender nuestra historia y sus actores a lo largo de los últimos 70 años y entender el camino que hemos recorrido hasta hoy.
Un recorrido sobre esos años nos recordaría que ha sido suficiente tiempo en el que el culto a la personalidad en gran medida a causado nuestras desgracias como nación: buscamos incesantemente que alguien más reencarne el cambio que queremos sin comprender que es una tarea que nos incumbe a todos y así pasamos de un personaje a otro buscando una salida fácil a un problema tan complejo.
Entonces, a seis semanas de la elección, en lugar de meternos zancadillas, hacer cálculos políticos sobre escenarios que quizás no se den o de dejarnos llevar por el justificado desespero que tiene una población agotada de una pésima calidad de vida de la que solo se sale con un cambio profundo, lo que nos toca es seguir trabajando y construyendo porque como dijo el expresidente estadounidense Lyndon Johnson: “no podemos recuperar el ayer, pero el mañana es nuestro para ganarlo o perderlo”.
Podemos lograr ese cambio que tanto buscamos, queremos y hemos esperado que llegue y pasa por entender algo que ha sabido decir hermosamente estos días Héctor Alonso López, y es que “este 28 de julio, debemos prepararnos y quitarnos las camisas de todos los colores porque nos vamos a arropar con la bandera nacional” y esa debería ser la respuesta y el inicio de un nuevo ciclo social y político para el país entero sean cuales sean los resultados de la elección.
María Eloina Conde
Junio, 16, 2024
@MariaEloinaPorTrujillo