Caracas, 9 ago (EFE).- A sus 32 años, el político venezolano Roberto Patiño se ha puesto como objetivo conquistar en las próximas elecciones locales Caracas, el gran bastión chavista, y convertirse en el primer alcalde opositor de la capital desde el 2000. Lo hace convencido de que la solución a los problemas de su país no vendrá de fuera.
«Es una falacia, es una gran mentira que la solución va a venir de fuera, que puede haber algún tipo de evento exógeno a nuestro país que resuelva nuestros problemas», explica Patiño en una entrevista con EFE.
Patiño, miembro del partido Primero Justicia, cuyo rostro más reconocible es el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles, ha roto una lanza en favor de la participación en las elecciones locales y regionales del 21 de noviembre, una decisión que no comparte, al menos en público, parte del bloque antichavista.
Su decisión no solo supone una determinación valiente en el seno de un movimiento que no se presentó a los anteriores comicios legislativos, sino que, además, implica enfrentarse al chavismo en su cancha.
«Lo más importante es que vamos a construir el cambio desde Venezuela, logrando organizar y movilizar a la población y a los venezolanos que somos una gran mayoría que queremos cambio», subraya.
Para ello, destaca que hay «unas condiciones electorales mínimas que han ido mejorando, por ejemplo, con la presencia» en el nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) de dos rectores de perfil opositor: Roberto Picón y Enrique Márquez.
«Pienso que con Picón y Márquez en el CNE tenemos, al menos, la garantía de que ellos van a elevar su voz y van a hacer respetar el resultado que podría ser, en el caso de que tengamos unidad (entre la oposición), una victoria que sería inédita en Caracas», explica.
«MEJORAS CONCRETAS»
A juicio de Patiño, desde lo local se pueden afrontar cambios que permitan «mejoras concretas» en las vidas de los venezolanos, azotados por una gran crisis nacional que incluye la falta de servicios básicos, una hiperinflación que ha destruido la capacidad adquisitiva y un salario mínimo que no llega a los 2 dólares.
«Lo fundamental para lograr el cambio es lograr conectar las urgencias del día a día que vivimos los venezolanos», explica el político, curtido en el trabajo social con las comunidades populares de la capital.
Por eso agrega: «Hay que vincular la lucha por las mejoras concretas con la lucha por la democracia, la solución a todos los problemas va a venir cuando logremos un cambio nacional, pero pienso que las elecciones regionales y municipales son una oportunidad para ir construyendo en esa dirección».
Para Patiño, la solución «del conflicto en Venezuela pasa por una negociación que lleve a una elección presidencial justa y libre», pero para ganarla considera necesario que los detractores del chavismo estén «organizados, movilizados y listos para ganarla».
Ese proceso de movilización considera que comenzará en las regionales y locales donde darán «un primer paso».
«El propósito es la organización y la conquista de espacios que nos permitan entusiasmar al venezolano con que la posibilidad de cambio tiene que ver también con su día a día, en sus condiciones de vida, y la posibilidad de mejorar y tener oportunidades para superar la terrible crisis», apostilla.
DISPUESTO A UNAS PRIMARIAS
Para conseguir que Caracas tenga su primer alcalde opositor del siglo XXI, Patiño apuesta por que haya una unidad entre los antichavistas tras un proceso de primarias que considera «la mejor opción».
Ese proceso «permite que la gente pueda expresar su opinión», aunque considera que «existen otros mecanismos que serían válidos».
Patiño es consciente de que en este momento «hay un debate a lo interno de los partidos» acerca de si deben presentarse o no a las elecciones de noviembre que considera «legítimo» porque «hay mucha desconfianza con un sistema electoral donde han ocurrido cosas totalmente injustas».
«Hay quienes piensan que la participación tiene que ver con un regalo al régimen, creo que es totalmente equivocado, si estamos en la agenda de la participaciones es porque queremos combatir con nuestras herramientas pacíficas y democráticas un modelo autoritario», sostiene.
Patiño recuerda que «existen otras herramientas que se han intentado», como las manifestaciones, «pero siempre tienen el límite de que hay muchas personas que tienen miedo a participar y con razones legítimas», como las personas mayores, las madres solteras o los jóvenes «que han tenido experiencias muy traumáticas con una Policía que ha sido muy abusadora y violadora de derechos humanos».
Por contra, el voto «tiene la ventaja de tener una barrera de entrada muy baja» porque todos pueden acudir a las urnas sin asumir riesgos.
En todo caso, hay algo que tiene claro: «Quedarnos en casa no tiene un efecto para lograr el cambio». Gonzalo Domínguez