Por: Luis Huz Ojeda.
Cada 14 enero los pobladores de Escuque exteriorizan y ponen de manifiesto su Fe y Religiosidad ante la sagrada imagen del Niño Jesús celebrando actos que se inician a media mañana con el oficio de la sagrada eucaristía y continúan en la tarde con la salida del niño en procesión por las calles del pueblo. Todo un mágico acontecimiento.
Aun cuando no existe evidencia escrita que lo certifique, algunas antiguas familias nativas señalan que la sagrada imagen del Niño Jesús arribo a Escuque entre los años de 1610 a 1611. Lo que si tiene autenticidad es su trasladado desde la provincia de León, España hasta América por una familia originaria los Guanchez y Cerrada quienes a su llegada a Venezuela se apostan a orillas del Lago de Maracaibo en la incipiente aldea del Puerto de Gibraltar, un lugar con efugio al mar y aprovechamiento de la pesca, poseedor tierras vírgenes aptas para el desarrollo de la agricultura y la ganadería, con abundantes fuentes de agua dulce y buen clima
Arribo del Niño Jesús a Escuque
Luego de su asentamiento comenzaron a vivir en una permanente zozobra implantada por los indios Caribes de la etnia de los Querequeres quienes desde que Gonzalo de Piña Lidueña fundara la aldea de Gibraltar en 1591 mantienen constantes ataques quemando ranchos, depósitos para cosechas y otros usos, robando el ganado caballar y vacuno, además de estimular a la peonada aborigen a la rebelión. Logrando su sublevación en el año 1600 cuando incendian las casas de familia de las haciendas, los establos, estancos de aguardiente, chimo, tabacos, graneros, sembradíos de caña e expropian todo tipo de el ganado, matan gran cantidad de hispanos y a otros los hacen cautivos, destruyendo todo a su paso, salvo el lugar donde se encontraba la efigie del Niño Jesús la casa de habitación de los Guanchez y Cerrada. Luego de este funesto suceso esta familia opta por hacer maletas para mudarse a Barinas, pero primeramente hacen parada por varios años en Escuque, donde al momento de su llegada sus habitantes son atraídos por la presencia del Santo Niño Jesús y empiezan a profesarle tanta Fe que se transforma en manifiesto de religiosidad católica que llevó a que los habitantes y vecinos de este poblado, comenzaran en 1630 la construcción de una Iglesia para que le sirviera de morada.
Establecimiento definitivo en Escuque
Pasado varios años los Guanchez y Cerrada retoman la idea de trasladarse en forma definitiva a Barinas, y así lo hacen saber a sus amigos y feligresía católica de Escuque. Ante este imprevisto, quienes desde la aparición en el pueblo se hicieron sus fieles devotos para albergarlo y venerarlo les proponen la donación de la imagen del Niño Jesús a la iglesia, ante estas peticiones y razonamientos aceptan que el Niño Jesús se queda en Escuque. Esta santa y milagrosa imagen es hoy el emblema de identidad y pertenencia de los hijos de la tierra de nubes. Es la que la feligresía católica y no creyente le piden favores por igual, y una vez concedidos acuden con puntualidad a pagar la promesa ofrecida.
Monseñor Mariano Martí en Escuque
El 15 de abril del año de 1777 llega de visita pastoral a Escuque Monseñor Mariano Martí quien muestra inquietud por la lentitud en los trabajos requeridos para la culminación de la Iglesia y el nuevo cementerio situado a un lado de la misma. Escenario que tiene registro para la posteridad en el libro de anales.
Cito «… Llegué como visita a este Escuque y procedí de inmediato a visitar su Iglesia parroquial con las acostumbradas ceremonias; vi y reconocí su fábrica, fuente bautismal, altares, imágenes, vasos sagrados, ornamentos y demás bienes. Este pueblo es de vecinos españoles y demás castas y la Iglesia Parroquial está dedicada al Dulce Nombre de Jesús: su fábrica se estaba construyendo de nuevo al tiempo de la visita y entonces ya estaban construidas las paredes que forman el cañón principal todas de mampostería, y techada la capilla mayor y más de la mitad del cañón, todo de tablas cubierto de tejas, así mismo estaban casi enrasadas la capillas colaterales, de las que esta una destinada para Baptisterio; y a cada lado de la capilla mayor hay dos aposentos ambos aplicado para sacristía; y toda la expresada fábrica de bastante capacidad, y fortaleza; Los altares son dos, a saber, el mayor con la imagen de la Santísima Virgen Inmaculada, y otro dedicado al Santísimo Niño Jesús» . Fin de la cita.
El Padre Olivieri
A finales del siglo XIX y comienzo del XX entre los años de 1896-1904, el pueblo de Escuque y territorios contiguos mostraban grandes haciendas sembradas de variados rublos agrícolas, entre estos el café, producto que por su calidad gozaba de gran renombre dentro y fuera del país, esto permitió un acelerado crecimiento económico que trajo para sus habitantes progreso económico, cultural, educativo y social. En esa misma época se crean los colegios de varones San Luis y San Pio X. Aparecen en la localidad los periódicos: La Cordillera, Glorias Patrias, La Voz del Club. Las pulperías exhibían en sus estantes y mostradores gran variedad de productos nacionales e importados. Florecimiento económico aprovechado por el sacerdote Ovidio Olivieri para iniciar en la comunidad una campaña orientada a recabar fondos para construir un nuevo templo católico, argumentando las grietas dejadas por el accionar de la naturaleza en el antiguo recinto religioso, lo que lo hacía inseguro e incómodo para la feligresía.
Esta empresa fue continuada por su sucesor el presbítero Juan Maximiliano Escalante quien el año de 1909, se reúne con la comunidad católica y resuelven desbaratar el antiguo santuario con la intención de edificar una nueva iglesia, obra que comienza el 1 de agosto del año de 1910. El diseño del nuevo templo lo trazo el maestro de obra Lisímaco Puente, que a la par dirigió su construcción, el dinero requerido a tal fin fue recabado a través de aportes, donaciones económicas, y mano de obra voluntaria del pueblo escuqueño quienes durante 17 años continuos, los días domingos una vez concluida la santa misa, se daban a la tarea de cargar la arena, adobes y piedra y otros materiales demandados en este trabajo, hasta ver finiquitada la nueva iglesia el año de 1927 durante la estancia del Sacerdote Antonio Ignacio Camargo en el santuario del Dulce Nombre de Jesús.
Archivo Diocesano de Mérida.
Origen de la imagen del Niño Jesús
El español Jacobo Asensi Lloria, profesor de Arte Antiguo y experto restaurador de obras de arte emblema del santoral católico, una vez cumplido un arduo trabajo de investigación sobre el origen de la imagen del Niño Jesús de Escuque presentó públicamente una síntesis de su resultado en 1987. Cito «… La imagen del Niño Jesús de Escuque es una talla en Cedro Rojo, madera de larga durabilidad y alta calidad; su tamaño natural es de 35 cm. que al colocársele la peana que también fue elaborada de la misma madera y recubierta con láminas de plata alcanza un tamaño de 56 cm. Su origen se remonta a Sevilla-España donde fue tallada a finales del año de 1500 por las manos de un artista nativo, quien según registros del Archivo General de Indias en esa fecha tallo simultáneamente dos imágenes similares. Una es conocida como el Niño de Praga -Icono Católico- en la ciudad de Praga de la Republica Checa y la otra en América y es precisamente la imagen del Niño Jesús de Escuque». Fin de la cita.
Restauración de imagen del Niño Jesús
El trabajo de restauración de la imagen del Niño Jesús de Escuque se realizó exitosamente en un lapso de tres meses. Se comenzó una vez aprobado el permiso de rigor que anticipadamente solicito para tal fin ante las autoridades diocesanas por Monseñor Joaquín José Morón Hidalgo al momento párroco del Santuario del Santo Niño de Escuque. La responsabilidad y el distinción de cumplir con este especializado encargo recayó en el restaurador español Jacobo Asensi Lloria quien una vez concluida su labor manifiesto: Cito “En el cumplimiento del proceso de reposición a su estado originario de la antigua imagen, cuando le fueron retirados los distintos mantos de pintura con las que había sido cubierta en tantos años se pudo apreciar pequeños deterioros del rostro, esta situación precisa retocar esta parte y rehabilitar los ojos originales que se habían extraviado cuando los Indios Caribes de la etnia de los Querequeres quemaron Gibraltar. Del mismo modo la totalidad de la figura fue protegida al inyectársele una formula aséptica anteriormente preparada a tal fin. Asimismo, se hicieron una serie de recomendaciones entre otras el uso obligado de guantes al manipular la imagen. Solo el uso de telas confeccionadas en algodón para su vestuario porque las telas sintéticas son tendentes a transportar bacterias que deterioran la madera. Cambiar por lo menos cada tres meses la ropa que cubre el Niño. Evitar por todos los medios posibles la exposición de la efigie a la lluvia y el sol sin las protecciones requeridas en tal caso en su salida en procesión anualmente los 14 de enero”. Fin de la cita.
Bibliografía: Conversaciones con Antonio Pérez Carmona; Francisco Prada Barazarte.
Libro de Anales.
Archivo Diocesano.
Archivo Diario de Los Andes.
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