El miedo es libre , por Juan Barreto González

 

Vuelvo a despertar, como el personaje de Albert Camus, El extranjero, pero esta vez vengo del entierro de mi madre, no me dolía, desapareció la filiación, soy neutro, no tengo unidad, ni mística, ni real, me sacaron, yo me salí solito, desperté sin ilusión, o esa era la ilusión que querían crear, despertar sin ilusión, iluso sin sueños, y después me mostraré risueño, de la boca para fuera, como una publicidad vacía, como un periódico de ayer, lleno de amarilla nostalgia, sin mí, sin lo que yo tengo o tendré, neutro, soy el resultado de lo bipolar, neutralidad expulsada, el desecho de lo que soy con ellos, los jefes incapaces de mirarse la cara. No puedo hacer de esto una fuga, no quiero seguir de esclavo, de caretas convencionales, de multitudes de odios, quiero seguir durmiendo en el hombro de un no sé qué, distinto, un no lenguaje inexistente, un retorno al cero infinito, desaprendo lo que soy en el sueño, no quiero ser esclavo de los esclavistas del siglo XXI antes y después de los Cristos del alma, atravieso el alma del mundo, los patios del alma con sus trapitos de alma al sol, al viento, al sueño que busco. Me fugo y muestro cartelitos de idiotez compartida, me quedo y quemo mis manos con los terrores palabras del odio, bajo el culto de lo absoluto me he vuelto flecos, harapos de signos múltiples que se muestran por todas partes, forajidos, cobardes, incapaces de sembrar un árbol para tener comida dentro de cincuenta años. Cortoplacistas publicitarios, sin profundidad. Despierto, mañana despierto, tal vez un rayito de profundidad surja entre los girasoles de una canción desesperada, en cualquier lengua humana, saliva sencilla, no importa que no sea políglota pero que no chamusque el idioma del hombre capaz de levantarse, que es lo mismo, despertad y comenzar de nuevo.

Otro me acoge en su casa, pero ¿sé quién soy? Se siente el traqueteo del autobús, ahora voy con el miedo del personaje de Adriano González León, a luchar por qué, quien se beneficiará de mi miedo, de mi protesta, cuál es el ámbito de mi incertidumbre. Siento que mi amigo médico ha hecho el círculo en el lado del corazón que no mata, y sigo vivo perdiendo todas las batallas, pero me salvo como cualquier Aureliano Buendía frente al pelotón de fusilamiento.

inyoinyo@gmail.com

 

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