Tras ser creado por iniciativa del Centro Simón Bolívar, el 30 de agosto de 1973, el Museo de Arte Contemporaneo de Caracas, se convirtió en el más relevante museo de Venezuela y punto de referencia en América Latina.
Fundado por la periodista y promotora cultural Sofía Imber, el MACSI, se perfiló como un centro de primer orden para atesorar lo más valioso del arte contemporáneo en el mundo, provenientes de las distintas tendencias artísticas, incluyendo a los venezolanos Jesús Soto y Carlos Cruz Diez, entre otros.
Gerenciado por su fundadora hasta el 2001, cuando el entonces mandatario Hugo Chávez, exigió su dimisión, Sofía Imber, realizó un trabajo admirable al frente del primer museo del país, orgullo de todos los venezolanos.
Sofía Imber, justo es reconocer le otorgó a la institución un carácter de primer mundo, con obras de artistas de las diferentes vanguardias europeas y estadounidenses, además de otras latitudes del orbe; jamás hubo mezquindad en su relación con el arte y sus protagonistas.
Vimos en 1980 la gran muestra Dada, de artistas de comienzos del siglo XX, precursores del arte surrealista. El espíritu Dada 1915/1925, nos trajo a los venezolanos a apreciar, por vez primera, las obras que jalonearon el siglo pasado con piezas de Hans Arp, Johannes Baader, Erwin Blumenfeld, Sandor Bortnyik, Gustave Buchet, Paul Citroen, Bob Brown, John Covert, E.E. Cummings, Robert Delaunay, Marcel Duchamp, quien fue uno de los grandes homenajeados; Max Ernst, Theodor Fraenkel, George Grosz, Raoul Hausmann, Vasili Kandinsky, Laszlo Moholy Nagy, Francis Picabia, Man Ray, Tristán Tzara, entre otros grandes creadores que atrajeron la curiosidad de los venezolanos. Esta gran muestra solo era reservada a las grandes capitales, y Venezuela la pudo observar gracias al tesón y voluntad de Sofía Imber.
Ese fue uno los logros de su gerencia cultural que dejó una huella difícil de borrar; su labor colocó a Caracas, a través de su museo, a ser una capital del arte contemporáneo, con exposiciones que se disputaba con otras instituciones similares de América Latina.
El MACSI construido en el parque central, nivel Lecuna, por el arquitecto Nicolás Sidorkovs, edificio original, y las ampliaciones de Tomás Marcano, Nelson Douahi, y Jean Lagneau, hoy sufre filtraciones y las goteras ya se hacen presente en la única sala que mantiene abierta al público; el resto de los espacios permanecen cerrados, según denuncia del crítico de arte Sergio Antillano.
El ex director del museo de ciencias naturales de Caracas, observa que la decadencia del MACSI ha entrado por la puerta trasera, pues, existen criterios sesgados para montar alguna exposición; el público se alejó, se carece de material de divulgación, y queda poco personal.
Del Museo de Arte Contemporaneo de Caracas que fue paradigmatico, por atesorar a Picasso, Braque, Francis Bacón, Marc Chagall, Ferdinand Leger, Andy Wharol, Alexander Calder, Matisse, Rodin, Utrillo, Claude Monet, Fernando Botero, Joan Miró, hoy está, prácticamente, cerrado.
Empero, el actual ministro de cultura, Ernesto Villegas, desmiente su cierre; pero la realidad es contundente; solo tiene abierta una sala con evidentes fallas de mantenimiento de la edificación.
Ante su inminente cierre definitivo, es de advertir que este patrimonio de toda Venezuela ya ha sido objeto de la delincuencia organizada; a comienzos del siglo XXI, fue robada La Odalisca de Henri Matisse, la que fue recuperada doce años después; luego la policía judicial frustró el robo de piezas de Cruz Diez y de Gertrudes Goldsteins, que estuvieron a punto de ser sustraídas. Es preciso que el país cultural se mantenga alerta para impedir, mediante la denuncia oportuna, un probable desmantelamiento del MACSI. La codicia de algunos resulta obvia en momentos tan críticos para la democracia venezolana que pende de un hilo; Venezuela es un ex país, donde se esfumó el estado de derecho.
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